En la Antigüedad tanto la Ilíada como la Odisea se consideraban relatos históricos que habían sucedido realmente, tal y como se habían transmitido, primero de manera oral y después escrita. Su autor era Homero, un aedo cuya existencia tampoco se cuestionaba, a pesar de que apenas se sabía de él que había nacido en Quios, Esmirna o Colofón, y que era ciego. Todo lo que a él concierne esta envuelto en el misterio y la leyenda.
Por eso no es extraño que, además de la Ilíada y la Odisea se le atribuyeran obras como los otros seis poemas que junto a éstas conforman el Cíclo Épico completo.
Pero también, sorprendentemente, poemas épicos cómicos como la Batracomiomaquia (que narra la guerra entre las ranas y los ratones) o el Margites, del que apenas han llegado hasta nuestros días unas pocas líneas.

Precisamente el Margites (en griego Μαργίτης) debió ser en su momento una obra muy popular y de gran éxito, dado que hasta Platón y Aristóteles nos han dejado referencias al respecto. Precisamente éste último se la atribuye a Homero en su Poética, dando a entender su gran valor:
Su Margites, en efecto, proporciona una analogía: como son la Ilíada y la Odisea a nuestras tragedias, así es el Margites a nuestras comedias
Aristóteles, Poética XIII.92

Por lo poco que ha sobrevivido sabemos que se trataba de una obra cómica en la que su protagonista era un hombre de la ciudad de Colofón (una de las que reclamaban ser la cuna de Homero) extremadamente estúpido, tanto que no sabía si le había dado a luz su madre o su padre.
Además, estaba escrita mezclando hexámetros con trimetros yámbicos, una rareza en la literatura de la época.
Entre las pocas líneas del poema que conocemos están:
A él, pues, los dioses no lo hicieron ni cavador ni labrador, ni de ninguna otra manera sabio; fracasó en todas las artes
Margites, citado por Aristóteles
Sabía muchas cosas, pero todas las sabía mal
Margites, citado por Platón
El zorro sabe muchas astucias; pero el único truco del erizo puede vencerlos a todos
Margites, citado por Zenobio
No resulta raro que los griegos utilizaran la palabra margites para describir a alguien necio o inútil. Fue lo que el político y orador ateniense Demóstenes le llamó a Alejandro Magno para insultarlo, según su enemigo y rival Esquines.
Y apodó a Alejandro “Margites”; y tuvo la desfachatez de decir que Alejandro nunca saldría de Macedonia, pues se contentaba, dijo, con pasearse por Pella, y vigilar los presagios; y dijo que esta afirmación no se basaba en conjeturas, sino en conocimientos precisos, pues el valor se compraba al precio de la sangre. Pues Demóstenes, al no tener sangre él mismo, se formó su juicio sobre Alejandro, no por la naturaleza de éste, sino por su propia cobardía.
Esquines, Contra Ctesifonte 3.160

Es posible que el personaje de Margites fuera una caricatura de Aquiles, razón por la que Demóstenes dijo que Alejandro, en su aspiración por convertirse en un segundo Aquiles, nunca pasaría de ser una caricatura suya. Se desconoce cuándo, dónde y por quién fue escrito el poema. Se han propuesto como posibles los siglos VI y VII a.C., época en que la poesía épica aun estaba en auge.
La gran enciclopedia medieval bizantina, la Suda, ya no le atribuye el Margites a Homero sino a Pigres, un poeta de Halicarnaso que además era hermano (otros dicen que hijo) de la reina Artemisia, aquella que comandó sus barcos dentro de la flota persa en la batalla de Salamina en 480 a.C.
Algunos estudiosos opinan que lo que hizo Pigres fue modificar el Margites introduciendo versos yámbicos entre los hexámetros, igual que anteriormente había modificado la Ilíada introduciendo un verso pentámetro tras cada hexámetro. Habría sido así el primer autor que usó el trímetro yámbico.
Fuentes
Fragmentos de Margites (texto bilingüe griego-inglés) / Dictionary of Greek and Roman Biography and Mythology (William Smith) / Contra Ctesifon (Esquines) / Wikipedia
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