Investigadores de la UCL (University College London) han resuelto una pieza importante del rompecabezas que constituye la antigua calculadora astronómica griega conocida como Mecanismo de Anticitera, un dispositivo mecánico accionado a mano que se utilizaba para predecir acontecimientos astronómicos.
Conocido por muchos como el primer ordenador analógico del mundo, el Mecanismo de Anticitera es la pieza de ingeniería más compleja que ha sobrevivido del mundo antiguo. El dispositivo, de 2.000 años de antigüedad, se utilizaba para predecir las posiciones del Sol, la Luna y los planetas, así como los eclipses lunares y solares.
Publicado en Scientific Reports, el artículo del equipo de investigación multidisciplinar de la UCL revela una nueva muestra del antiguo orden griego del Universo (Cosmos), dentro de un complejo sistema de engranajes en la parte delantera del Mecanismo.
El autor principal, el profesor Tony Freeth (Ingeniería Mecánica de la UCL), explicó: el nuestro es el primer modelo que se ajusta a todas las pruebas físicas y coincide con las descripciones de las inscripciones científicas grabadas en el propio Mecanismo.
El Mecanismo de Anticitera ha generado tanto fascinación como una intensa controversia desde su descubrimiento en un naufragio de la época romana en 1901 por buzos griegos buscadores de esponjas cerca de la pequeña isla mediterránea de Anticitera.
El calculador astronómico es un dispositivo de bronce que consiste en una compleja combinación de 30 engranajes utilizados para predecir acontecimientos astronómicos, como eclipses, fases de la luna, posiciones de los planetas e incluso fechas de los Juegos Olímpicos.
Aunque en el último siglo se ha avanzado mucho en la comprensión de su funcionamiento, los estudios realizados en 2005 con rayos X en 3D e imágenes de la superficie permitieron a los investigadores mostrar cómo el Mecanismo predecía los eclipses y calculaba el movimiento variable de la Luna.
Sin embargo, hasta ahora, la comprensión completa del sistema de engranajes en la parte delantera del dispositivo ha eludido los esfuerzos de los investigadores. Sólo ha sobrevivido un tercio del Mecanismo, que está dividido en 82 fragmentos, lo que supone un reto de enormes proporciones para el equipo de la UCL.
El fragmento más grande que ha sobrevivido, conocido como Fragmento A, presenta rasgos de cojinetes, pilares y un bloque. Otro, conocido como fragmento D, presenta un disco inexplicable, un engranaje de 63 dientes y una placa.
Investigaciones anteriores habían utilizado datos de rayos X de 2005 para revelar miles de caracteres de texto ocultos en el interior de los fragmentos, no leídos durante casi 2.000 años. Las inscripciones de la contraportada incluyen una descripción del despliegue del cosmos, con los planetas moviéndose sobre anillos e indicados por cuentas de marcadores. El equipo trabajó para reconstruir esta parte.
Dos números críticos en las radiografías de la portada, de 462 y 442 años, representan con precisión los ciclos de Venus y Saturno respectivamente. Cuando se observan desde la Tierra, los ciclos de los planetas a veces invierten sus movimientos contra las estrellas. Los expertos deben seguir estos ciclos variables durante largos periodos de tiempo para poder predecir sus posiciones.
La astronomía clásica del primer milenio a.C. se originó en Babilonia, pero nada en esta astronomía sugería cómo los antiguos griegos encontraron el ciclo altamente preciso de 462 años para Venus y el ciclo de 442 años para Saturno, explicó Aris Dacanalis, miembro del equipo de investigación.
Utilizando un antiguo método matemático griego descrito por el filósofo Parménides, el equipo de la UCL no sólo explicó cómo se obtuvieron los ciclos de Venus y Saturno, sino que también consiguió recuperar los ciclos de todos los demás planetas, de los que no había pruebas.
El miembro del equipo, David Higgon, explicó: Después de una lucha considerable, conseguimos hacer coincidir las pruebas de los fragmentos A y D con un mecanismo para Venus, que modela exactamente su relación de periodo planetario de 462 años, con el engranaje de 63 dientes desempeñando un papel crucial.
El profesor Freeth añadió: El equipo creó mecanismos innovadores para todos los planetas que calcularan los nuevos ciclos astronómicos avanzados y minimizaran el número de engranajes en todo el sistema, para que cupieran en los reducidos espacios disponibles.
Este es un avance teórico clave sobre cómo se construyó el Cosmos en el Mecanismo, añadió el coautor, el Dr. Adam Wojcik (Ingeniería Mecánica de la UCL). Ahora debemos demostrar su viabilidad fabricándolo con técnicas antiguas. Un reto particular será el sistema de tubos anidados que transportaban los productos astronómicos.
Fuentes
University College London / Freeth, T., Higgon, D., Dacanalis, A. et al. A Model of the Cosmos in the ancient Greek Antikythera Mechanism. Sci Rep 11, 5821 (2021). doi.org/10.1038/s41598-021-84310-w
Descubre más desde La Brújula Verde
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.