La isla de Egina, situada en el Golfo Sarónico a escasos 20 kilómetros de El Pireo, es hoy un popular destino turístico al que se llega en menos de una hora de ferry desde Atenas.
Pero durante prácticamente toda la Antigüedad los eginetas fueron enemigos acérrimos de los atenienses, a los que tenían tan cerca, y competidores en el comercio marítimo.
Para defenderse de las incursiones foráneas Egina, que tuvo la primera marina de toda Grecia, contaba con un magnífico puerto militar en su momento único en el Mediterráneo, y cuyas ruinas hoy yacen semisumergidas al pie de la acrópolis de la isla junto al sitio arqueológico de Kolona, en la playa de Avra.

Durante décadas los turistas se han zambullido, y siguen haciéndolo, en la playa de Avra entre las ruinas del antiguo puerto, al que el geógrafo e historiador griego Pausanias (que escribió en el siglo II d.C.) se refería como puerto secreto o puerto oculto (en griego kryptos limin).
Cuando este golpe del disco mató a Foco, los hijos de Endeide abordaron un barco y huyeron. Después, Telamón envió un heraldo negando que hubiera tramado la muerte de Foco. Sin embargo, Éaco se negó a permitirle desembarcar en la isla, y le ordenó que hiciera su defensa de pie a bordo del barco, o si lo deseaba, desde un dique levantado en el mar. Así que navegó hasta el puerto llamado Secreto, y procedió a hacer un dique durante la noche. Este fue terminado, y aún se conserva en la actualidad. Pero al ser Telamón condenado como implicado en el asesinato de Foco, navegó de nuevo y regresó a Salamina. No muy lejos del Puerto Secreto hay un teatro que merece la pena ver; es muy similar al de Epidauro, tanto en tamaño como en estilo. Detrás de él se ha construido un lateral de un estadio, que no sólo sostiene el teatro, sino que también lo utiliza como soporte.
Pausanias, Descripción de Grecia II.29.10
El nombre de secreto hace referencia a que solo los locales sabían de su existencia, y la manera de navegar hasta él. Ya que para protegerlo existía todo un sistema de arrecifes artificiales que dificultaba la navegación y hacía peligrosa la entrada a los barcos enemigos y a quienes no tuvieran conocimiento de su presencia.

Pausanias pensaba que este sistema defensivo había sido ideado por Éaco, el legendario primer rey de Egina, arrojando rocas al mar. No podemos saberlo, pero de lo que sí están seguros los arqueólogos es de que estas rocas y arrecifes no son naturales sino construidas por el hombre.
De las islas griegas, Egina es la de más difícil acceso, pues está rodeada de rocas hundidas y arrecifes que se elevan. Se cuenta que Éaco ideó esta característica a propósito, porque temía las incursiones piratas por mar, y deseaba que la aproximación fuera peligrosa para los enemigos. Cerca del puerto en el que anclan la mayoría de los barcos hay un templo de Afrodita, y en la parte más conspicua de la ciudad lo que se llama el santuario de Éaco, un recinto cuadrangular de mármol blanco.
Pausanias, Descripción de Grecia II.29.6
Según Despina Koutsoumba, arqueóloga del Eforado de Antigüedades Subacuáticas del Ministerio de Cultura de Grecia, con el paso del tiempo esas piedras de tamaño medio se fusionaron y, efectivamente, parecen rocas sólidas. Incluso hoy día los barcos que entran al puerto de Egina tienen que sortear esta barrera.

Egina contribuiría a la batalla de Salamina contra los persas con 30 naves, que se sumarían a la imponente flota ateniense. Sin embargo, eginetas y atenienses no se llevaban nada bien como dijimos al principio y, según Heródoto, para poder hacer frente a los persas hubo de cesar la guerra que tenían entre ellos.
Todos los griegos que se preocupaban por el bienestar general de la Hélade se reunieron en conferencia e intercambiaron garantías. Resolvieron en el debate poner fin a todas sus disputas y guerras entre sí, cualquiera que fuera la causa de la que surgieran; entre otras que estaban en curso en ese momento, la más grande era la guerra entre los atenienses y los eginetas.
Heródoto, Historia VII.145
Esa rivalidad llevaría a la destrucción de Egina, que se había aliado con Esparta, por los atenienses en el año 458 a.C. Fue obligada a entregar sus barcos y desmantelar sus murallas.
Pericles recomendó que se eliminara a Egina, el “adefesio del Pireo”
Aristóteles, Retórica III.10.7
En el año 431 a.C. toda la población de la isla fue expulsada y sustituida por funcionarios, militares, y otros ciudadanos atenienses. Los eginetas se refugiaron en Tirea, donde los acogieron los espartanos. Con la derrota de Atenas en 405 a.C., tras la batalla de Egospótamos, pudieron regresar a su isla.

Los arqueólogos que trabajan actualmente en el antiguo puerto confirman que los restos pueden verse desde la superficie del mar, hasta dos o tres metros de profundidad. Según Despina Koutsoumba se encuentran en aguas poco profundas, y los bañistas pueden verlos buceando.
Las dos torretas que bloqueaban la entrada al puerto con una gran cadena sobresalen ligeramente del agua. Además también son visibles los cobertizos donde se guardaban los barcos de guerra.
Por el contrario los arrecifes y espigones artificiales se adentran en el mar, a unos 500 metros de la playa, y están sumergidos a unos 9 metros de profundidad.
Fuentes
Descripción de Grecia (Pausanias) / Historia (Heródoto) / Retórica (Aristóteles) / Greek Reporter / Wikipedia