El turismo cambia. Si antaño se reducía a coger la maleta y viajar a otro lugar para pasar las vacaciones más o menos relajadas, ahora se ha diversificado para ofrecer casi tantas experiencias como demande el usuario. Así, de un tiempo a esta parte hay turismo enológico, de aventura, de naturaleza, de golf, de buceo, de resort, etc. Sorprendentemente, también hay quien busca en su destino un tipo de ocio concreto y especial. Es el caso, por ejemplo, de los juegos de azar y, en ese sentido, los aficionados pueden apuntar un sitio perfecto: Malta.

Por supuesto, la mayoría de quienes visitan esa isla mediterránea buscan, fundamentalmente, disfrutar de su vasto patrimonio monumental, de su clima privilegiado, de su extraordinaria oferta de pecios para submarinistas y otras muchas cosas más que podemos definir como clásicas. Pero resulta que Malta es también una de las capitales en Europa del juego de azar y éstos son legales en prácticamente toda su extensa variedad, lo que atrae a no pocos practicantes.

De hecho, Malta no sólo fue el primer país de la Unión Europea que estableció una legislación sobre el juego online sino que, además, esa actividad constituye más del 12% del PIB (Producto Interior Bruto) del estado -unos 1.200 millones de euros, de los que 80 millones son de impuestos- y allí se ubican el 10% de todos los casinos online que están registrados en el mundo. No está mal para tratarse de un minúsculo punto en medio del mar con apenas 316 kilómetros cuadrados y bastante menos de medio millón de habitantes.

En realidad, la relación maltesa con el juego se remonta al siglo XVII, cuando autorizó el primer sorteo de lotería. Ésta pasó a ser monopolio estatal en 1922, por decreto, y durante las décadas siguientes continuó el proceso de introducción de juegos: en 1934, las carreras de caballos y perros; en 1958, los casinos. Todo ello se actualizó con una regularización aplicada en 1998 (tres años después para las loterías) y la apertura al juego online en 2004, a la par que se creaba un organismo de control, el LGA (Lotteries and Gaming Authority), actualmente rebautizada MGA (Malta Gaming Authority), que es un referente mundial en lo relativo a garantizar la seguridad económica de los jugadores.

No ha de extrañar tampoco que ese peculiar sector sea precisamente el que está desarrollando el crecimiento más rápido del país. Y cuando hablamos del sector hay que concretar: nos referimos a los casinos online, pues las reducidas dimensiones del archipiélago maltés no favorecen que haya muchos físicos. Aún así, se cuentan cinco grandes, igual que en Mónaco: Malta by Olimpic, Dragonara, Oracle, Malta Racing Club y Portomaso. Hay otros menores, pero todos se concentran en la parte norte de la isla principal, cerca de La Valetta.

En cambio ¿cuántos casinos online tienen sede allí? Muchos más, obviamente, puesto que no hay límite de licencias en lo que es una política de atracción de empresas y los impuestos son razonables, ya que que en principio estipulan un 35%, si bien al final se queda sólo en un 5% porque el resto se devuelve. Podemos citar, entre un total de dos centenares y medio de casinos online, referencias como NetBet, Betfair, Winner, Videoslots, Interwetten, Casino-X, Gaming Club, Playmillion, Spin Palace y Casino Estrella (véase una comparativa de webs de casino online). Sus sedes tienden a instalarse en las zonas de Sliema, St Julians y Msida.

Acreditan una extensa variedad de juegos, desde los diversos formatos de tragaperras -las más populares, que además suelen utilizar programas hechos en la isla- a varios tipos de cartas (póker, blackjack, bacará y hasta mus), pasando por la consabida ruleta (europea, americana, francesa, electrónica…), el bingo, las tarjetas de rascar y ganar, apuestas deportivas, etc. Todo ello empleando softwares conocidos, en muchos idiomas y con múltiples formas de pago que incluyen interesantes bonificaciones. Y alguna de esas plataformas hasta ofrece la posibilidad de jugar con un crupier en vivo.

En suma, los casinos online ya son la segunda industria del país, por detrás del turismo, porque, como suele ocurrir, además de su propia actividad aglutinan en torno suyo otras complementarias. Es el caso de la tecnología informática (empresas de software como WorldMatch, Playson y GameArt también se han instalado en Malta), el diseño gráfico, el marketing digital, el sector financiero y algunas más similares. También atraen eventos, de los que el más señalado es el SIGMA, el Festival Mundial de iGaming; sus cifras hablan por sí solas: en 2019, por ejemplo, reunió a más de 400 patrocinadores y expositores, 200 conferenciantes y cerca de 15.000 asistentes procedentes de unos 80 países.

La repercusión laboral de todo es considerable y se refleja en unos 10.000 trabajadores (la mayoría, curiosamente, extranjeros). Pero la demanda de empleo sigue creciendo, de modo que visitar Malta ya no es sólo de interés para el turista-jugador sino también para quien aspire a un puesto cualificado en el mundillo. Lógicamente se requiere saber inglés, la lengua local oficial junto con el maltés; últimamente, se busca personal que sepa idiomas escandinavos.


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