La batalla de Saipán tuvo lugar entre el 15 de junio y el 9 de julio de 1944, en la mayor de las Islas Marianas, las más septentrionales de la Micronesia en el Océano Pacífico.

Fue un completo desastre para Japón, que vio como los Estados Unidos desembarcaron e iniciaron un avance arrollador, utilizando lanzallamas apoyados por artillería y ametralladoras para despejar los escondites, cuevas y cavernas, desde las que los japoneses lanzaban sus fallidos contraataques nocturnos.

La derrota y pérdida de su aviación naval y de tres de sus portaaviones en la batalla del Mar de Filipinas, que se inició apenas cuatro días después del desembarco aliado de Saipán, dejó a Japón sin opciones de enviar refuerzos y suministros a la isla, condenando a los defensores al desastre.

Suicide Cliff / foto Abasaa en Wikimedia Commons

La propaganda japonesa, además, llevaba mucho tiempo advirtiendo a la población de la brutalidad y el barbarismo de los soldados estadounidenses. Por ello no es extraño que los civiles japoneses de Saipán pensaran que los demonios americanos violarían y devorarían a las mujeres y niños entre otras lindezas, una vez se hicieran con el control de la isla.

De ese modo, una vez que lo vieron todo perdido, entre el 8 y el 12 de julio miles de soldados y civiles japoneses se encaminaron a los acantilados y saltaron al vacío para poner fin a sus vidas.

Banzai Cliff / foto Jerrye & Roy Klotz MD en Wikimedia Commons

Los estadounidenses trataron de evitarlo, pero fue casi imposible. En un artículo anterior contamos la historia de Guy Gabaldon, apodado el flautista de Saipán, que logró convencer a más de mil japoneses de que los americanos no eran unos salvajes, evitando así su muerte.

Al final, de los casi 30.000 muertos japoneses durante la batalla y toma de Saipán, se cree que casi 9.000 lo fueron por suicidio en dos puntos, conocidos como Laderan Banadero y Banzai Cliff, ambos en el extremo norte de la isla, donde los japoneses habían sido empujados ante el avance norteamericano.

Laderan Banadero está situado sobre el aeródromo de Marpi Point, construido en marzo de 1944 por la marina imperial japonesa. Tiene una altitud de 220 metros sobre el nivel del mar.

Monumento a la paz en Saipan / foto Abasaa en Wikimedia Commons

A sus pies, algunos testigos aseguran haber visto cintos de cuerpos, y otros hablan de miles. Hoy al lugar se le conoce como Acantilado del suicidio.

Banzai Cliff (Acantilado Banzai) está muy cerca del anterior, en un extremo del aeródromo, con la diferencia de que este es un acantilado que da al mar, y por ello muchos de los que saltaron desde aquí no murieron y fueron capturados o rescatados por barcos estadounidenses.

Cenotafios en Banzai Cliff / foto Abasaa en Wikimedia Commons

En 1976 ambos lugares fueron incluidos en un parque protegido, y se han convertido en lugares de peregrinación para muchos visitantes de Japón.

La zona, de unas 3,6 hectáreas de extensión, fue incluida en el Registro Nacional de Lugares Históricos de los Estados Unidos.

En ambos existen sendos monumentos conmemorativos, y toda la costa de Banzai Cliff está jalonada de los cenotafios de los que allí perdieron la vida.


Fuentes

Japan Times / Pacific Wrecks / Wikipedia


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