En mayo del año 260 d.C. las legiones romanas comandadas por el emperador Valeriano se enfrentaban al ejército del imperio sasánida de Sapor I, que ya había capturado Antioquía y avanzaba sin apenas oposición por Mesopotamia hacia el interior de Anatolia.

Las legiones contaban con aproximadamente 70.000 efectivos según las inscripciones sasánidas, que otros cronistas rebajan a la mitad o menos, mientras que Sapor disponía de entre 30.000 y 60.000 hombres según George Rawlinson.

El enfrentamiento tuvo lugar en Edesa (la actual Sanliurfa al sureste de Turquía), donde las legiones fueron derrotadas y el emperador Valeriano capturado. Sobre este hecho no existe consenso entre las fuentes.

Vista aérea de los restos del puente / foto Hosein-hidalo en Wikimedia Commons

Unos autores indican que efectivamente fue capturado en la batalla de Edesa, otros que se entregó voluntariamente al temer un motín de sus propios hombres, otros que todo sucedió en otro lugar, y otros más que pereció en lugar de caer prisionero.

En lo que sí coinciden es en que un buen número de legionarios fueron capturados y trasladados a Persia, bien a Gundeshapur (ciudad fundada por el propio Sapor I al suroeste del actual Irán), bien a Bishapur (un poco más al Este de la anterior, también fundada por Sapor), donde los historiadores creen que fueron utilizados como mano de obra en la construcción de ambas ciudades.

Foto del puente hacia 1890-1910 / foto Rijksmuseum en Wikimedia Commons

Muy cerca de esas localidades Sapor tenía su capital de verano, llamada Shushtar. La zona era un importante centro agrícola y los persas querían levantar una serie de estructuras hidráulicas, entre ellas un puente y una represa, que ademas servirían para formar un foso en torno a la ciudad, convirtiéndola en una isla en medio del río Karún.

En ese trabajo los historiadores musulmanes Al-Tabari y Al-Masudi (siglos IX y X) dicen que Sapor empleó a los soldados e ingenieros romanos que había capturado en Edesa, convirtiéndolo por tanto en el puente romano situado más al Este del mundo.

El puente, que se extendía a lo largo de 550 metros, fue conocido como Band-e Kaisar, el puente del César (hoy los iraníes lo conocen como Shadorvan).

Detalle de los restos en 2016 / foto Morteza Hashemi en Wikimedia Commons

La parte superior de la presa estaba atravesada por una calzada sostenida por al menos cuarenta arcos, cuyos pilares, de unos 6 metros de grosor, eran rectangulares y estaban protegidos en su lado superior por tajamares puntiagudos.

El revestimiento de los pilares y los cimientos son bloques de arenisca cortados y unidos con mortero y abrazaderas de hierro, rellenando el interior con hormigón romano.

Otra vista del puente en 2016 / foto Morteza Hashemi en Wikimedia Commons

Llama la atención que los arcos que sostenían la calzada sobre el muro de la presa sean apuntados en lugar de medio punto, como solían construir los romanos. Esto es porque el puente fue reparado y reconstruido muchas veces a lo largo de la historia, y esos arcos son ya de época musulmana.

Sin embargo la estructura general romana se mantuvo y el puente y la presa continuaron en uso hasta el siglo XIX.

De hecho, la integración del puente en la estructura de la represa se convirtió en una práctica habitual de la ingeniería hidráulica iraní hasta cerca del año 1000 d.C. Hoy la parte central de la estructura ha desaparecido bajo las aguas del río.


Fuentes

Patrimonio de la Humanidad (UNESCO) / Structurae / The Decline of Iranshahr (Peter Christensen) / Wikipedia


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