Las ruinas del castillo de Engelbourg se encuentran en una cima rocosa a 445 metros de altitud cercana a la localidad de Thann, en la región de Alsacia. Los viajeros que se acercan por el lugar quedan sorprendidos por la presencia de una imponente mole circular con un agujero en el centro, que es visible desde varios kilómetros de distancia.
El castillo fue construido por los condes de Pfirt (en francés Ferrette) entre 1220 y 1230. Sin embargo un siglo más tarde el último de los condes murió sin descendencia ni heredero, por lo que en 1324 todo el condado incluido el castillo pasó a la familia Habsburgo por el matrimonio del duque Alberto II de Austria con Juana de Pfirt.
Los Habsburgo utilizaron el castillo, no como residencia ocasional sino como objeto de cambio y garantía, entregándolo alternativamente a diferentes prestatarios. Así en 1449 fue ofrecido a Carlos el Temerario, duque de Borgoña, en prenda por los 50.000 florines prestados. Como nunca los devolvieron en 1470 Carlos se quedó oficialmente con el edificio. Eso sí, antes los Habsburgo se llevaron todo aquello que pudo ser desmantelado rápidamente: muebles, ventanas, puertas, e incluso bisagras y cerraduras.
Increíblemente siete años más tarde volvió a propiedad de los Habsburgo, y así permaneció hasta que estalló la Guerra de los Treinta Años en 1618. Suecos y franceses lo tomaron varias veces a lo largo de la guerra, hasta que los últimos se lo quedaron definitivamente.
Con el fin de la guerra y el tratado de paz de Westfalia en 1648 Francia recuperó la Alsacia, desplazando la frontera hacia el Este, con lo que el castillo perdió su importancia estratégica. Así que en febrero de 1673 Luis XIV ordenó el desmantelamiento y la destrucción total de la fortaleza, por si acaso algún día cambiaban las tornas y el lugar se volvía de nuevo una amenaza para Francia.
El asunto fue confiado al intendente Mathias Poncet de la Rivière, que contrató para realizar las voladuras a los mineros de la cercana localidad de Giromagny, que eran en su mayoría de origen sajón, bávaro y tirolés.
Los trabajos se extendieron entre mayo y septiembre de 1673, e hicieron falta hasta tres intentos para conseguir demoler la enorme torre del homenaje, que tenía un diámetro de 7,5 metros y muros de 2,5 metros de espesor.
Finalmente la torre acabó por inclinarse hacia un lado, cayendo estrepitosamente y rompiéndose en varios trozos. El más bajo de todos ellos, de unos 4 metros de alto, quedó intacto en posición vertical, asemejándose a un gran ojo que domina todo el valle, y al que se conoce como el ojo de la bruja o de la hechicera.
Durante los siglos siguientes el castillo fue utilizado como cantera por los habitantes de los alrededores, que encontraron en sus piedras un buen material para construir o reconstruir sus casas. Desde 1898 está considerado como monumento histórico en Francia.
Fuentes
Ruines du château de L’Engelbourg / Ministerio de Cultura de Francia / 1516-1700: heurs et malheurs d’une ville et d’une province (Paul Weiss) / Wikipedia
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