A lo largo de la historia de la humanidad, se han inventado una serie de herramientas que han transformado por completo nuestras sociedades de forma transversal, afectando directamente a todos los ámbitos de nuestra vida. El último de estos grandes descubrimientos ha sido Internet, que ha modificado nuestras conductas hasta límites insospechados, generando una serie de cambios políticos, sociales y económicos que todavía no hemos sido capaces de asimilar.

Por otro lado, el desarrollo del ámbito digital también ha traído consigo una serie de innovaciones tecnológicas e informáticas que se producen a una velocidad vertiginosa, por lo que podemos comparar Internet con otros grandes fenómenos de nuestra historia como el desarrollo de la escritura o la invención de la imprenta. De hecho, cada vez es más común escuchar a filósofos o historiadores de la llamada cuarta revolución industrial, que supone un cambio de paradigma a todos los niveles e implica un nuevo orden mundial que sigue fraguándose a lo largo del siglo XXI.

Uno de los aspectos fundamentales que nos permite Internet se centra en la posibilidad de acceso a una información y un conocimiento prácticamente infinitos, algo que supone una ventaja competitiva esencial si comparamos nuestras sociedades con etapas históricas anteriores. Gracias a ello, el progreso social, político o económico se produce de una forma sumamente veloz, al mismo tiempo que el desarrollo del ámbito digital nos permite dirigirnos hacia objetivos impensables hace tan solo unas décadas, como puede ser la llegada a Marte, curar enfermedades que parecían intratables o adaptar objetos cotidianos a la tecnología más avanzada.

Por otro lado, Internet también ha impulsado la globalización como uno de los fenómenos más característicos de nuestro tiempo, rompiendo totalmente con las fronteras físicas de los países para generar sociedades cada vez más interconectadas. Esto tiene una relación directa con la creación de nuevos órdenes mundiales que hemos mencionado anteriormente, debido a que se generan nuevos procesos de soberanía a los que no estábamos acostumbrados, modificando nuestros sistemas políticos y sumiéndolos en profundas crisis de contenido que todavía no tienen una solución concreta.

Sin embargo, los cambios políticos no han sido los más característicos de la cuarta revolución industrial, ya que las transformaciones económicas están siendo mucho más profundas. Así, todos los sectores se han visto afectados por el desarrollo de Internet y las nuevas tecnologías, obligándoles a adaptarse para sobrevivir en un nuevo mercado que se caracteriza por una mayor competitividad, pero también por ofrecer una ingente cantidad de oportunidades.

De esta manera, los sectores que mejor han sabido aclimatarse a las nuevas demandas de unos usuarios cada vez más exigentes y selectivos se han convertido en auténticos motores del crecimiento económico, desbancando a otros competidores tradicionales que no han tenido la capacidad suficiente para hacer frente a los retos de estas últimas décadas. Una de las que mejor ha sabido entender este cambio de paradigma es la industria del ocio y el entretenimiento, reafirmando su capacidad de adaptación gracias a su decidida apuesta por el ámbito digital.

La industria del ocio y el entretenimiento, uno de los sectores que mejor han sabido aclimatarse a los cambios de época

Por supuesto, la principal fortaleza de la industria del ocio y el entretenimiento tiene que ver con entender Internet como una herramienta que ofrece una infinidad de ventajas competitivas, mientras que otros sectores pensaban en lo online como una amenaza y no han sabido sacarle todo el provecho posible. Además, la rapidez con la que se producen los cambios tecnológicos hace que cualquier matriz económica pueda quedarse obsoleta con mucha rapidez si no se suma a la era digital, aunque también permite una facilidad de acceso que no tiene comparación con cualquier otro avance de la humanidad.

De hecho, con la llegada de Internet se pensaba que la industria del libro iba a desaparecer, aunque se haya terminado remodelando para adaptarse a nuevas necesidades de los usuarios. Así, se sigue leyendo en papel, pero también existe la oportunidad de entretenernos a través de una pantalla y cada vez hay un mayor número de personas que prefieren este tipo de actividad, potenciando los beneficios de la lectura y haciéndola todavía más accesible a lo largo de todo el planeta.

Exactamente lo mismo sucedió con medios de comunicación como la radio, la televisación o la prensa, que viven una nueva época dorada en aquellos casos en los que han aprovechado las oportunidades que nos brinda Internet. Por ejemplo, los podcasts no dejan de batir récords de descargas año tras año, los canales de televisión multiplican sus audiencias en Internet y los periódicos digitales están encontrando nuevas formas de financiación que les permite superar una crisis de identidad que se alarga desde hace varios años.

Eso sí, al mismo tiempo que estos sectores clásicos se van adaptando al ámbito digital, surgen nuevos modelos de negocio que entran a competir en igualdad de condiciones. Gracias a ello, se produce el auge de compañías como las plataformas de streaming, las redes sociales o el eGaming, que no han dejado de apostar por aumentar su presencia en Internet y han obtenido un gran éxito por ello.

De este modo, poder acceder a través de cualquier teléfono móvil a una lista de reseñas de casinos online, a la crítica de cualquier película o a un catálogo personalizado de productos que nos interesan se ha convertido en una rutina de nuestro día a día. Por lo tanto, podemos atrevernos a decir que los usuarios se han acostumbrado a este tipo de servicios, demandando una mayor calidad a un precio mucho más asequible y buscando entablar una relación de 360º con la compañía, donde términos como la confianza o la seguridad se vuelven obligatorios para asegurar un beneficio para ambas partes.

Asimismo, todos los pronósticos para el futuro pasan por mantener este tipo de fenómenos y alargarlos en el tiempo, debido a que actualmente no hay ninguna alternativa a Internet. Sin embargo, este proceso no es exclusivo del ámbito digital y la cuarta revolución industrial, ya que nadie pudo progresar sin aceptar herramientas fundamentales como la escritura, la imprenta o la máquina de vapor.

Pronósticos de futuro indescifrables, ya que las innovaciones tecnológicas se producen con mayor rapidez que nuestra propia asimilación

Aun así, no podemos pasar por alto que estos pronósticos de futuro son indescifrables de momento, o por lo menos no podemos conocerlos con la profundidad deseada, debido a la rapidez con la que se producen las transformaciones digitales. De esta manera, los distintos sectores que componen la sociedad tendrán que seguir trabajando en conjunto para encontrar soluciones prácticas a problemas cada vez más complejos, al mismo tiempo que irán surgiendo nuevas aplicaciones tecnológicas que supondrán retos legales, morales y filosóficos.

Lo que sí que parece estar claro es que Internet nos ha empujado hacia una nueva época, que ha transformado totalmente nuestra sociedad y trae consigo una serie de oportunidades que no hemos terminado de comprender. Además, la cuarta revolución industrial puede quedar obsoleta con una rapidez mucho mayor que sus predecesoras, especialmente después de la instauración de las redes 5G, el desarrollo de la Inteligencia Artificial o el impulso de la robótica y la automatización.


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