Hace tiempo le dedicamos un artículo a la tumba del famoso poeta astrónomo griego Arato, tumba cuya localización se conocía pero nunca había sido excavada y por tanto abierta.
En 2017 la prensa local se hacía eco de las dificultades de su excavación, y solo un cartel en turco y en inglés, informaba a los turistas de su existencia.
Como decíamos entonces Arato es famoso, entre otras cosas, por haber escrito los Fenómenos, una obra maestra de la poesía helenística y uno de los textos que más impacto tendría en la historia de la astronomía.
Tan famoso que se convirtió en el poema más conocido en la Antigüedad solo por detrás de la Ilíada y la Odisea. Hasta San Pablo, que era de la cercana Tarso, lo cita en los Hechos de los Apóstoles.
Arato murió en Pela, Macedonia, hacia el año 240 a.C., pero sus restos fueron trasladados a su ciudad natal de Solos (hoy Mezitli en Turquía), donde se le construyó una tumba monumental. Se encuentra muy cerca del antiguo puerto de la ciudad, en un campo de naranjos próximo a las célebres columnas de la vieja ciudad.
Pero en el verano de 2020, gracias a la adquisición de los terrenos por parte del municipio de Mezitli, se iniciaron por fin las excavaciones, bajo la dirección del profesor Remzi Yağcı, jefe del Departamento de museología de la Universidad Dokuz Eylül.
Poco a poco, durante 75 días, los arqueólogos fueron sacando a la luz los contornos de la tumba. Según Yağcı se desenterraron dos filas de estructuras hexagonales y arcos alrededor de la tumba monumental. Este lugar parece un cráter y tiene una trama circular digna de un astrónomo. También hemos encontrado una solida y gran estructura monumental. Curiosamente hace tiempo que la NASA dio el nombre de Arato a uno de los cráteres de la Luna.
Sobre la obra de Arato decíamos en nuestro anterior artículo al respecto:
La primera parte del poema, que deja claro el estoicismo de su autor, contiene un catálogo con las descripciones y posición de las constelaciones, junto con historias acerca de su origen mitológico, e incluso habla sobre los movimientos de la Luna y el Sol y su influencia sobre los hombres. La segunda parte recoge consejos prácticos para predecir el tiempo meteorológico, basándose en la observación del cielo y los fenómenos naturales. Durante toda la Antigüedad los Fenómenos serían objeto de comentarios, críticas, reediciones y traducciones, extendiéndose ampliamente por el mundo mediterráneo. Incluso Cicerón y Virgilio aportarían sus propias versiones latinas del poema, admirando la forma en que Arato había conseguido transformar algo a priori tan poco poético como la ciencia en poesía.
Fuentes
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