Los romanos crearon, ya desde la época republicana y a lo largo de la existencia del Imperio, una impresionante y extensa red de calzadas que conectaban las diferentes y alejadas partes de sus dominios, desde Britania hasta Egipto, y desde la Dacia hasta el norte de África.
Así por ejemplo, un ciudadano de Gades (Cádiz) en la Península Ibérica podía llegar hasta Roma sin abandonar una calzada romana, y además existían itinerarios que eran una especie de mapas de carreteras donde estaban representados los nombres de los lugares por los que pasaba la calzada, así como las distancias entre ellos.
Existen varios ejemplos de documentos de este tipo, como el Itinerario de Antonino (siglo III), el llamado Itinerario de Barro (siglo III) o la Tabla Peutingeriana (siglo IV).
Otro de esos itinerarios resulta aun más curioso, porque está inscrito en cuatro vasos de plata con forma de miliario (las columnas cilíndricas que se colocaban en las calzadas para marcar las millas romanas). Se los conoce como Vasos Apolinares o Vasos de Vicarello, precisamente porque aparecieron en las termas Apollinari (Aquae Apollinares) de la localidad de Vicarello junto al Lago de Bracciano (antiguo lago Sabatinus), a unos 32 kilómetros al noroeste de Roma.
Y no solo es curioso por eso sino que, además, el itinerario que lleva inscrito es el que conduce de la ciudad de Gades (Cádiz) a Roma, constituyendo una evidencia material del ejemplo que poníamos antes, el gaditano que viaja a Roma utilizando el sistema de calzadas romanas (recorriendo unos 2.780 kilómetros), y que probablemente dejó los vasos como ofrenda o exvoto en el templo contiguo a las termas.
El itinerario consiste en la relación de las 104 localidades, o paradas, por las que pasaba la ruta siguiendo la Vía Augusta, con indicación de las distancias en millas romanas entre ellas.
El total comprende unas 1.841 millas romanas, siendo la milla romana la distancia recorrida con mil pasos (y cada paso romano serían 2 de los nuestros, pues ellos contaban como paso el ciclo de zancada completo), aproximadamente 1,48 kilómetros.
Cada vaso repite el mismo itinerario, en paneles enmarcados por columnas o pilastras con capiteles corintios, con pequeñas diferencias de distancias entre cada uno, lo que significaría que fueron hechos en épocas distintas. Cada uno de los vasos tiene una altura diferente, siendo la del más pequeño de 9,50 centímetros y la del más grande de 15,30. Todos ellos tienen un diámetro entre 6,7 y 7,7 centímetros.
La parte del recorrido que transcurre por la Península Ibérica lista las siguientes localidades: Ad Portum (Castillo de Doña Blanca, Jerez de la Frontera) – Hasta (Mesas de Asta, Jerez de la Frontera) – Ugia – Orippo (Torre de los Herberos) – Hispalim (Sevilla) – Carmone (Carmona) – Obucla (Monclova) – Astigi (Écija) – Ad Aras – Corduba (Córdoba) – Ad Decumo – Epora (Montoro) – Uciese (Marmolejo) – Ad Novlas – Castulone (Linares) – Ad Morum (Navas de San Juan) – Ad Duo Solaria (Zadorio) – Mariana (Puebla del Príncipe) – Mentesa (Villanueva De la Fuente) – Libisosa (Lezuza) – Parietinis (Pareazos Viejos) – Saltigi (Chinchilla) – Ad Palem – Ad Aras – Saetabi (Xátiva) – Sucrone (Alcira) – Valentia (Valencia) – Sagyntu (Sagunto) – Ad Novlas – Ildum (Cabanes) – Intibili – Dertosa (Tortosa) – Sub Saltu (Coll de Balaguer) – Tarracone (Tarragona) – Palfuriana – Antistiana – Ad Fines – Arragonem (Sabadell) – Semproniana – Seterras (Breda) – Aquis Vocontis (Caldes de Malavella) – Gerunda (Girona) – Cilniana – Iuncaria (Figueres) – In Pyrinaeo (Coll de Perthus).
Tres de los vasos se descubrieron en 1852 entre los restos de un templo de Apolo junto a las termas o baños Aquae Apollinares, en una grieta en la roca de donde manaba el agua, mezclados con otros objetos preciosos como 5.000 monedas de bronce de origen griego, etrusco y romano, 34 vasijas (3 de ellas de oro y 25 de plata), y varios objetos y estatuas de metal, en lo que hasta ahora se considera el mayor tesoro de la Antigüedad encontrado en territorio romano. Todo ello eran ofrendas realizadas a Apolo en aquel lugar desde tiempos muy antiguos. El cuarto apareció en el mismo lugar en 1863, once años después que los otros tres.
Fueron fabricados en Gades, según algunos especialistas en el siglo I d.C. y según otros hacia el final del siglo III o principios del siglo IV d.C., y constituyen una importante fuente para conocer la geografía del imperio romano. Según Lidio Gasperini, de la Universidad de Roma, si gaditano debió ser el devoto oferente de los vasos, también debió ser gaditano el taller donde se fundieron y donde se hicieron las inscripciones a punzón.
Ninguno de los vasos incluye en el itinerario la localidad de Vicarello donde se hallaron, sino que la ruta en realidad pasa varias decenas de kilómetros al este, a través de lugares como Narnia (la actual Narni) y Ocriculum (actual Otricoli).
Una hipótesis dice que las copas pudieron ser una ofrenda de mercaderes gaditanos en agradecimiento por el viaje realizado a Roma por negocios, pero deja sin resolver la cuestión de por qué elegirían la ruta terrestre en lugar de la menos costosa y más rápida marítima.
Otra hipótesis explica que los vasos pudieron ser donaciones de viajeros hispanos al senador Lucio Juno Cesenio Peto, pariente del emperador Domiciano, que tenía una villa en Vicarello. Una hipótesis alternativa es la conocida leyenda del gaditano que viajó a Roma solo para conocer al historiador Tito Livio, de la que se hace eco Plinio el Joven:
¿Nunca has leído que un gaditano, impresionado por la reputación y la gloria de Tito Livio, vino desde los confines de la tierra para verlo, lo vio y regresó?
Plinio el Joven, Cartas II.3-8
Y no hay que olvidar que durante el reinado de Domiciano vivió en Roma un poeta nacido en Cádiz, llamado Julio Canio Rufo, que se codeaba con Marcial y con Tito Livio, y al que éste último reprendió por lo mucho que le gustaba el trato con las damas.
Hoy los vasos se conservan en el Museo Nacional Romano, en el Palacio Massimo alle Terme de Roma, mientras que reproducciones de los mismos pueden verse en la Real Academia de la Historia en Madrid.
Fuentes
Herakles / El tesoro de Vicarello. Un gran descubrimiento arqueológico del siglo XIX (Lidio Gasperini) / Hodges, Richard. «The Archaeology of the Vicarello Estate, Lake Bracciano.» Papers of the British School at Rome 63 (1995): 245-49. jstor.org/stable/40344677 / Itinerarium Gaditanum / Wikipedia.
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