Una piscina monumental de más de 40 metros de largo que data del siglo IV a.C., fue encontrada en Roma, en el cruce entre la Via Ostiense y la Via di Malafede.

El descubrimiento tuvo lugar gracias a las investigaciones de arqueología preventiva dirigidas por la Soprintendenza Speciale di Roma.

En la zona también se descubrieron restos de otros edificios y construcciones, que abarcan una superficie de unas 2 hectáreas de terreno, con hallazgos que se extienden cronológicamente a lo largo de 8 siglos.

La rampa de la piscina / foto Soprintendenza Speciale di Roma

La Superintendente Especial Daniela Porro explicó: Se trata de un descubrimiento que renueva el asombro por Roma y las infinitas historias que aún tiene que contar. Enfrentarse a tal descubrimiento también ha dejado a nuestros arqueólogos sorprendidos. Es un contexto rico y complejo, un testimonio de cuánto Roma, incluso fuera de sus límites urbanos, todavía tiene mucho que dar y revelar a sus habitantes. Otro éxito de la arqueología preventiva, esencial para no dispersar nuestro pasado y para proteger y mejorar territorios que de otra manera quedarían inexplorados.

Según Barbara Rossi, responsable de investigaciones arqueológicas de la Superintendencia Especial de Roma, la excavación nos habla de un importante lugar que ha estado vivo durante más de ocho siglos, como lo demuestra la cantidad y sobre todo la calidad de los edificios encontrados, así como la monumental piscina del siglo IV a.C., hallada en toda su amplitud. El estudio de la gran cantidad de materiales que esta investigación nos ha devuelto y sigue devolviéndonos – madera, terracota, objetos de metal, inscripciones – revelará los secretos de este extraordinario rincón del territorio de Roma.

Muros de la estructura / foto Soprintendenza Speciale di Roma

La zona incluye la zanja de Malafede, habitada desde la prehistoria y durante siglos navegable tierra adentro.

Con las excavaciones todavía en curso, lo que ha surgido hasta la fecha es la estratificación articulada de edificios y construcciones desde el siglo V a.C. hasta el III d.C., en el que se encuentran los restos de bloques de toba de un gran edificio, fragmentos de terracota pintada, como una victoria alada que sostiene una corona y un pequeño sacellum con un altar interno, un pórtico y un acueducto.

Pero es la gran piscina monumental del siglo IV a.C. de más de 40 metros de largo, 12 metros de ancho y casi dos metros de profundidad, dotada de muros de contención de toba y de una rampa, la gran protagonista de las excavaciones.

Vista general de la excavación / foto Soprintendenza Speciale di Roma

Todavía se está estudiando la función de esta monumental construcción sin pavimento, que se supone formaba parte de un sistema de explotación del agua y que podría haber sido una especie de tanque de decantación.

En el lecho fangoso de la piscina aparecieron fragmentos de madera, uno con una inscripción en alfabeto etrusco, y largas vigas. Llevará tiempo comprobar la tesis de que se trata de un probable lugar de almacenamiento de barcos, aunque no hayamos encontrado ningún canal y no podamos excavar más, estando justo al lado de la Via Ostiense, según Barbara Rossi.

Restos de otros edificios encontrados / foto Soprintendenza Speciale di Roma

Fuentes

Soprintendenza Speciale Roma / Leggo / Eos Arc.


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