Las condecoraciones militares no son algo relativamente reciente, ya los egipcios desde el Imperio Antiguo (entre 2686 y 2181 a.C.) las conocían y concedían a sus soldados más destacados. Griegos, Celtas y Romanos también tenían diferentes condecoraciones, cuyos nombres han llegado hasta nosotros aunque su significado o propósito no siempre está claro.

Es lo que ocurre, por ejemplo, con el Hasta pura (o hasta donatica) romana. Era un tipo de lanza hecha solo de madera, sin punta de metal, que se otorgaba quizá como premio al valor, aunque las fuentes mencionan que también se concedía a funcionarios civiles.

Polibio dice que se concedía al legionario cuando hería a su primer enemigo. Suele aparecer mencionada en estelas funerarias, en inscripciones que recuerdan los méritos del fallecido.

Diferentes coronas romanas / ilustración de Peter Connolly en Pinterest

Los romanos tenían una extensa lista de condecoraciones y también, por supuesto, de castigos imaginativos y crueles, como el fustuarium o apaleamiento, al que Julio César consideraba como una forma de disciplina, pues el valor solo no era suficiente para asegurar la firmeza del soldado medio.

La más alta de todas las condecoraciones romanas, y al mismo tiempo también la más antigua y rara, pues se otorgó en contadas ocasiones, era la llamada Corona gramínea (literalmente corona de hierba, también conocida como Corona obsidionalis).

Quizá porque, al contrario que el resto de condecoraciones y premios, no era otorgada por el Senado o los oficiales a la tropa, sino al revés, por los soldados a sus superiores cuando se lo merecían.

Representación artística de una corona gramínea / foto Wikimedia Commons

Solo se concedía a aquellos cuyas acciones resultaban en la salvación de todo un ejército o una legión, como por ejemplo la ruptura de un cerco o un asedio. Plinio el Viejo decía sobre ella:

De todas las coronas con las que el pueblo recompensaba el valor de sus ciudadanos no había ninguna que tuviera mayor gloria que la corona gramínea (…) Nunca fue conferida sino en una crisis de extrema desesperación, nunca fue votada sino otorgada por aclamación de todo el ejército, y nunca a nadie más que a aquel que había sido su salvador (…) Otras coronas eran entregadas por los generales a los soldados, solo ésta por los soldados al general

Plinio el Viejo, Historia Natural 22.4

La corona en sí, porque era literalmente una corona de hierba, se hacía con vegetales recogidos en el campo de batalla en cuestión por los propios legionarios.

Publio Decio Mus en un grabado de Andreas Schmutzer de un cuadro de Rubens / foto dominio público en Wikimedia Commons

La corona así otorgada fue hecha de hierba verde, reunida en el lugar donde las tropas salvadas habían sido asediadas. En efecto, en los primeros tiempos, era la señal habitual de victoria para los vencidos presentar al conquistador un puñado de hierba; significando así que entregaban su tierra nativa, la tierra que los había nutrido, y el derecho mismo incluso allí de ser enterrado -un uso que, según mi propio conocimiento, todavía existe entre las naciones de Germania

Plinio el Viejo, Historia Natural 22.4

Por lo menos hasta la época en que escribe Plinio (68-77 d.C.) sabemos que solo se concedió 8 veces (algunos dicen que 9, ya veremos por qué). La primera a Lucio Sicio Dentato, de quien ya contamos su historia en otro artículo, tribuno en 454 a.C., quien participó en ciento veinte batallas, recibió cuarenta y cinco heridas y ganó una cantidad de condecoraciones jamás igualada.

Publio Decio Mus (cónsul en 340 a.C.) es el único que recibió dos coronas gramíneas. En el año 343 a.C. durante la guerra contra los samnitas logró romper el cerco manteniendo la posición en una altura elevada sobre un valle. Una de las coronas le fue concedida por sus propias tropas, y la otra por aquellas que logró rescatar del cerco.

Estatua de Quinto Fabio Máximo en el palacio vienés de Schönbrunn/Foto: Herzi Pinki en Wikimedia Commons

Quinto Fabio Máximo la recibió por haber evitado la toma de Roma por Aníbal, hacia el 209 a.C. Sería la única vez que la corona fue otorgada conjuntamente por el pueblo y el Senado:

la corona de hierba le fue concedida, con esa unanimidad que he mencionado, después de que Aníbal fuera expulsado de Italia; siendo la única corona, de hecho, que hasta ahora ha sido puesta en la cabeza de un ciudadano por las manos del propio Estado, y, otra distinción notable, la única que ha sido conferida por toda Italia unida.

Plinio el Viejo, Historia Natural 22.5

Según dice Plinio la corona gramínea fue concedida también a Marco Calpurnio Flama, que era tribuno militar en Sicilia durante la Primera Guerra Púnica. Su hazaña, conducir a 300 voluntarios en una misión desesperada para liberar a un ejército consular atrapado en un desfiladero por los cartagineses.

Este hombre, viendo que el ejército había entrado en un valle, cuyos lados y todas las partes de mando habían sido ocupados por el enemigo, pidió y recibió del cónsul trescientos soldados. Después de exhortarlos a salvar al ejército por su valor, se apresuró a ir al centro del valle. Para aplastarlo a él y a sus seguidores, el enemigo descendió de todos los frentes, pero, al ser retenidos en una larga y feroz batalla, le dieron al cónsul la oportunidad de sacar a su ejército

Sexto Julio Frontino, Estratagemas V.15
Marco Calpurnio Flama, grabado de Hendrick Goltzius (1586) / foto Rijksmuseum

El único centurión en obtenerla, y al mismo tiempo el soldado de menor rango, fue Gneo Petreyo Atinas, durante la Guerra Cimbria (113-101 a.C.) contra las tribus protogermánicas de cimbrios y teutones, por poner a salvo a toda una legión cuya retirada cortaba el enemigo.

El dictador Sila contaba en sus memorias que también a él le había sido concedida la corona gramínea por sus tropas durante la Guerra Social, concretamente en la ciudad de Nola, cerca de Nápoles. Plinio pone en duda esta afirmación, aunque no la desmiente del todo.

El dictador Sila también ha declarado en sus memorias que cuando fue legado en la Guerra de Marte, el ejército le entregó esta corona en Nola; un acontecimiento que hizo que se recordara en un cuadro de su villa de Toscana, que luego pasó a ser propiedad de Cicerón. Si hay algo de verdad en esta afirmación, sólo puedo decir que hace que su memoria sea aún más execrable, y que, por sus proscripciones, con su propia mano se arrancó esta corona de la frente, pues pocos eran los ciudadanos que así conservó, en comparación con los que eliminó en un período posterior

Plinio el Viejo, Historia Natural 22.6

Según Varro, Publio Cornelio Escipión Emiliano recibió la corona gramínea en África, por rescatar a tres cohortes. Una estatua suya erigida por Augusto en el foro llevaba una inscripción conmemorando este hecho. Plinio finaliza su lista con Augusto, a quien le fue concedida por el Senado y no por las tropas, lo cual debió ser más un símbolo político que otra cosa.

Hasta aquí van 8. Algunos incluyen entre los condecorados con la corona gramínea a Quinto Sertorio, el militar que resistió contra Sila en Hispania durante años, por haber derrotado a unos rebeldes en Cástulo en el año 93 a.C. No obstante Plinio, cuando habla de la condecoración de Sila no dice nada más que

todas las glorias de esta corona las entregó a Sertorio, desde el momento en que puso a sus conciudadanos proscritos en una etapa de asedio en todo el mundo

Plinio el Viejo, Historia Natural 22.6
La Corona gramínea de Sila, tal como aparece en la serie de televisión Almacen 13 / foto Warehouse 13 Artifact Database

Lo cual no significa que a Sertorio le fuera concedida también, sino que en opinión de Plinio deberían haberle otorgado la obtenida por Sila. Además, recordemos que la corona se concedía por salvar a las propias tropas, y no por derrotar a enemigos, como dicen quienes incluyen a Sertorio en la lista.

Es lo que opina, por ejemplo, Valerie A. Maxfield, para quien la evidencia de otros autores es consistente con Plinio, ya que aunque algunos duplican los nombres dados por él ninguno añade otros nuevos.

Por desgracia ninguna representación de la corona gramínea ha sobrevivido, ni en monedas ni en esculturas, por lo menos ninguna que se haya podido identificar con certeza.


Fuentes

Historia Natural (Plinio el Viejo) / Estratagemas (Sexto Julio Frontino) / The Military Decorations of the Roman Army (Valerie A. Maxfield) / Wikipedia.


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