Hay en el mundo una serie de países en los que los partidos políticos están prohibidos. Por supuesto, muchos de ellos son regímenes absolutos como Arabia Saudí o Emiratos Árabes, por poner un par de ejemplos, aunque algunos de sus vecinos sí permiten la existencia limitada de sociedades políticas, caso de Baréin o Kuwait.

Lo realmente curioso es que haya territorios concretos dentro de países democráticos que tampoco los contemplen y esa rareza tiene en el estado norteamericano de Nebraska, quizá, el modelo más insólito.

En realidad, no es necesario que haya ausencia de democracia para la inexistencia de partidos, de la misma forma que la celebración de elecciones no implica necesariamente un carácter democrático del sistema político. Arabia y Omán tienen sufragios locales y nadie consideraría democráticas sus instituciones. Tampoco al Vaticano, cuyo dirigente es elegido pero sin que haya una organización partidaria.

Ubicación de Nebraska en EEUU / Imagen: TUBS en Wikimedia Commons

Sí lo son, en cambio, Palaos y Nauru, repúblicas presidencialistas en la que todos los candidatos se presentan de forma independiente. En algún caso, como en Micronesia, los partidos no están prohibidos pero, simplemente, no existen.

Vamos a EEUU, donde se da la citada curiosidad de Nebraska. Lo cierto es que hay algún precedente: el Congreso de los Estados Confederados, es decir, la asamblea legislativa del país que se separó de la Unión en 1861 (fue fundada al año siguiente), no proscribió los partidos políticos pero, en la práctica, no los había. Nebraska no se convertiría en estado hasta después de la contienda, en marzo de 1867, siendo antes un extenso territorio fronterizo arrebatado a los indios y colonizado por la Homestead Act que se alineó con los nordistas.

El primer Capitolio Estatal de Nebraska (1877) / Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

No obstante, su primera legislatura tuvo lugar en 1855 en Omaha, la ciudad más grande (que no la capital, que es Lincoln). Después se organizó como un sistema bicameral pero, con el tiempo, éste se consideraría ineficiente debido a la dificultad de alcanzar acuerdos, a la necesidad de crear comités que fusionasen los proyectos de ley que emitía cada cámara y a los gastos que generaba el mantenimiento de ambas. Consecuentemente, fue tomando forma la idea de fusionarlas, algo que a partir de 1913 ya se consideraba sólo cuestión de tiempo. Como dijo George W, Norris:

«Las constituciones de nuestros diversos estados se basan en la idea de que solo hay una clase. Si esto es cierto, no tiene sentido o razón hacer que se haga lo mismo dos veces, especialmente si lo hacen dos cuerpos de hombres elegidos de la misma manera y tienen la misma jurisdicción».

Norris, representante de ese estado en el Senado de EEUU, fue quien centró en el asunto su campaña electoral durante las elecciones de 1931. Su argumento se basaba en que, tras un viaje a Australia, había visto que el estado australiano de Queensland había adoptado el monocameralismo diez años antes, al considerar que el sistema bicameral británico no podía considerarse democrático, ya que la Cámara de los Lores no era electiva.

George W. Norris / Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

De este modo, recuperó una enmienda que había presentado tiempo atrás el congresista John Nathaniel Norton y que en 1934 fue sometida a referéndum.

Norris estaba entonces en la cima de su popularidad. Era un político republicano y liberal pero que no tenía tapujos en enfrentarse a su propio partido en defensa de causas progresistas, apoyando a sindicatos, abogando por el aislacionismo en política exterior (votó contra la entrada en la Primera Guerra Mundial, aunque sí fue firme partidario de participar en la Segunda), apoyando la elección directa de los candidatos y defendiendo el New Deal de Franklin Delano Roosevelt, quien le ofreció incorporarse a las filas demócratas.

Él lo rechazó, aunque ello no impidió que sus colegas republicanos más recalcitrantes le apodaran «hijo de un asno salvaje» y, al final, en 1936, terminaría cambiando de partido.

El caso es que la enmienda de 1934 salió adelante, ayudada por la necesidad de contener el gasto tras la Gran Depresión y por una estrambótica circunstancia: paralelamente se presentó otra enmienda para legalizar un tipo de apuestas hípicas denominado Parimutuel (del francés pari mutuel, es decir, apuestas mutuas) que se hacían en grupo, con una bolsa común, para repartirse entre todos los beneficios según lo aportado. Pues bien, los interesados en su aprobación hicieron una astuta campaña pidiendo el sí para todas las enmiendas, simplificando así la cuestión para el votante.

De esta manera, a partir de 1937 el estado inició una nueva etapa con una sola asamblea cuyo nombre oficial fue Legislatura de Nebraska (Nebraska Legislature, The Unicameral o Legislature, popularmente) y es el único caso que queda en EEUU después de que los demás (que originalmente también eran unicamerales desde tiempos coloniales) fueran cambiando. Sus miembros usan todavía el título de senador y son cuarenta y nueve, cada uno elegido por un distrito para un período de cuatro años. Deben tener un mínimo de veintiún años y haber residido al menos uno en el distrito que representan, no pudiendo ser reelegidos más de dos mandatos consecutivos.

El actual Capitolio de Nebraska / Imagen: Capitolist en Wikimedia Commons

Pero, como decíamos al comienzo, lo más singular es el hecho de que esos senadores se presenten directamente a las elecciones, sin pasar por los respectivos procesos de primarias de sus partidos, haciéndolo en su lugar por unas primarias generales. De hecho, en sus escaños no está identificada su afiliación ni se distribuyen por bancadas como por ejemplo en España, ejerciendo el cargo de manera independiente aún cuando en la práctica pertenezcan a alguno de los partidos del espectro político estadounidense. Eso favorece, al menos en teoría, la formación de coaliciones entre ellos en función del tema o asunto, no de las directrices de dichos partidos.

Por sorprendente que parezca, insistimos, no se trata de un caso único. Los Territorios del Noroeste de Canadá se rigen por un sistema parecido, con una Asamblea Legislativa sin partidos políticos (sólo los hubo entre 1898 y 1905), que es la que elige al primer ministro y al presidente.

Y otros casos apartidarios, cada uno con sus características propias pero, en general, con el elemento común de haber sido colonias en otro tiempo, lo tenemos en el también territorio canadiense de Nunavut; los islas británicas de Malvinas, Guernsey, Pitcairn, Santa Elena, Ascensión y Tristán da Cunha; las australianas de Cocos, Navidad y Norfolk; las neozelandesas Niue y Tokelau; y la polinesia Tuvalu.


Fuentes

The Nebraska Legislature. A brief history (Michael S. Dulaney) / More about Nebraska statehood, the location of the capital, and the story of the commissioner’s homes (Nebraska State Historical Society) / History of the Nebraska Unicameral Legislature (The Official Site of the Nebraska Unicameral Legislature) / Wikipedia


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