Un reciente estudio sugiere que las liebres marrones y los pollos fueron tratados en un primer momento como dioses y no como alimento, cuando llegaron a Gran Bretaña durante la Edad de Hierro.
Las evidencias arqueológicas muestran que las primeras liebres marrones y pollos que llegaron a Gran Bretaña fueron enterrados con sumo cuidado e intactos. No hay signos de despiece en los huesos examinados y las investigaciones sugieren que ambos animales no fueron importados para que la gente se los comiera.
El trabajo de los expertos de las Universidades de Exeter, Leicester y Oxford es revelador de cuándo se introdujeron las liebres marrones, los conejos y los pollos en Gran Bretaña, y cómo se incorporaron a las tradiciones modernas de la Pascua.
El equipo analizó previamente el primer hueso de conejo que se encontró en el país, que data del siglo I/II d.C. Las nuevas fechas de radiocarbono de los huesos encontrados en sitios de Hampshire (Houghton Down, Weston Down, Winnal Down y Winklebury Camp) y Hertfordshire (Blackhorse Road) sugieren que las liebres marrones y los pollos fueron introducidos en Gran Bretaña incluso antes, llegando simultáneamente durante la Edad de Hierro, entre los siglos V y III a.C.
El descubrimiento de restos enterrados encaja con la evidencia histórica de que ninguno de los dos animales fue usado como alimento hasta el período romano, que comenzó cientos de años después.
Julio César dice en sus Comentarios a la Guerra de las Galias que los británicos consideran que es contrario a la ley divina comer la liebres, gallinas y ocas. Sin embargo, las crían para su propia diversión y placer. El autor del siglo III d.C., Dión Casio, escribió que la Reina Boudica liberó una liebre viva para adivinar el resultado de su batalla con los romanos, invocando así a la diosa Andraste para asegurar su victoria.
Durante el período romano, ambas especies fueron criadas y usadas como alimento, y también se introdujeron los conejos. Pero en el 410 d.C. el Imperio Romano se retiró de Gran Bretaña causando un colapso económico. Los conejos se extinguieron localmente, mientras que las poblaciones de pollos y liebres marrones se derrumbaron. Debido a su escasez en esta época, los pollos y las liebres recuperaron su estatus especial.
La profesora Naomi Sykes, de la Universidad de Exeter, que dirigió la investigación, dijo: La Pascua es un importante festival británico, pero ninguno de sus elementos icónicos es nativo de Gran Bretaña. La idea de que los pollos y las liebres tuvieran inicialmente asociaciones religiosas no es sorprendente, ya que los estudios transculturales han demostrado que a las cosas y animales exóticos se les suele dar un estatus sobrenatural.
Los relatos históricos han sugerido que los pollos y las liebres eran demasiado especiales para ser consumidos y en su lugar se los asociaba con deidades – pollos con un dios de la Edad de Hierro parecido al Mercurio romano, y liebres con una diosa liebre hembra desconocida. La asociación religiosa de liebres y pollos perduró a lo largo del período romano.
Sin embargo, la evidencia arqueológica muestra que, a medida que sus poblaciones aumentaban, eran cada vez más consumidos, e incluso las liebres eran criadas como ganado. En lugar de ser enterradas como individuos, los restos de liebres y pollos se eliminaban como residuos alimenticios.
Después de que los romanos dejaron Gran Bretaña, la gente dejó de cazar liebres y esto puede explicar por qué los arqueólogos han encontrado pocos restos del animal hasta el período medieval. Por el contrario, las poblaciones de pollos aumentaron. Esto es probable porque en el siglo VI San Benito prohibió el consumo de carne de animales de cuatro patas durante los períodos de ayuno como la Cuaresma. Sus reglas se adoptaron ampliamente en los siglos X y XI, aumentando la popularidad de los pollos y los huevos como alimentos de día de ayuno.
Evidencias históricas y arqueológicas muestran que los conejos fueron reintroducidos en Gran Bretaña como alimento de las élites durante el siglo XIII d.C. Los conejos eran cada vez más comunes en el paisaje del siglo XIX, lo que probablemente contribuyó a su sustitución por la liebre como conejo de Pascua cuando las tradiciones del festival se revitalizaron durante el período victoriano.
Fuentes
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