¿Puede un partido político de un país gobernar en otro? Sí, siempre y cuando estemos hablando de África, un continente donde prácticamente todo es posible, como sabrá quien lo haya visitado. No hace mucho, a punto de entrar en el último cuarto del siglo XX, las recién independizadas repúblicas de Guinea-Bisáu y Cabo Verde tuvieron al frente de sus respectivos gobiernos al PAIGC (Partido Africano para a Independência da Guiné e Cabo Verde); una experiencia efímera.
Guinea-Bisáu está situada en el extremo occidental de África, lindando con Senegal y Guinea. Es lo que a partir del siglo XVI se llamó Reino de Gabú, una provincia del Manden Kurufaba o Imperio de Malí, el gran estado medieval fundado por los mandinga en 1235, del que se separó como una entidad propia en 1537, después del progresivo proceso de decadencia que fue experimentando.
Gabu pervivió hasta 1867 gracias a su alianza con los portugueses, a los que proporcionaba esclavos. Luego, las dificultades para proseguir la trata y la agresiva irrupción de una yihad islámica originó la conocida como Guerra de Kansala, que puso fin al reino como tal.

El país quedó bajo la órbita colonial portuguesa hasta mediados del siglo XX, cuando surgió la figura de Amílcar Cabral. Nacido en 1924 en Bafatá, su padres eran caboverdianos, algo que resultaría decisivo, como veremos. Se trataba de una familia acomodada, lo que permitió al joven Amílcar estudiar para ingeniero agrónomo en Lisboa. Allí entró en los círculos estudiantiles opositores a la dictadura de Oliveira Salazar, que además eran partidarios de la descolonización africana. Cabral regresó a su tierra en 1950 y empezó a promover la independencia de las posesiones lusas a través del MPLA (Movimento Popular de Libertação de Angola), que fundó junto a Agostinho Neto (un poeta angoleño que terminaría siendo primer presidente de su nuevo país) en diciembre de 1956.

Ese mismo año, apenas tres meses antes, había creado también en Bissau el PAIGC (Partido Africano da Independência da Guiné e Cabo Verde), que bajo el lema Unidade e luta sintetizaba su ideología marxista-leninista y nacionalista. Junto con la organización señalada antes, se inspiraba en el Movimiento para la Independencia Nacional de Guinea Portuguesa iniciada en 1954 por él mismo en compañía de Henri Labéry y otros seis miembros, entre ellos Luis (el hermano de Amílcar), Rafael Paula Barbosa (elegido presidente del partido) y Aristides Pereira (que luego sería el primer presidente de la nueva República de Cabo Verde).
Se organizaron protestas y manifestaciones que fueron brutalmente reprimidas por los portugueses, como en la llamada Matanza de Pidjiguiti, en la que los soldados dispararon contra los trabajadores del puerto matando a medio centenar y, como suele pasar, extendiendo las simpatías independentistas entre el resto de la población. El primer intento de unión contra esa situación llegó en 1960, cuando el PAIGC y el MPLA (Movimiento Popular de Libertação de Angola) fundaron el FRAIN (Frente Revolucionária Africana para a Independência Nacional das Colónias Portuguesas).
Pero al año siguiente, el partido de Cabral estableció su sede en la vecina Conakry y, con el citado MPLA, se sumó al FRELIMO (Frente de Libertação de Moçambique) y al MLSTP (Movimento de Libertação de Santo Tomé e Príncipe) para constituir un partido único con objetivos comunes de todas las colonias implicadas, denominado CONCP (Conferencia de Organizaciones Nacionalistas de las Colonias Portuguesas). Entre las diversas propuestas, sea aprobó el recurso a la lucha armada. Ésta se basó fundamentalmente en tácticas guerrilleras, aprovechando las ventajas que ofrecía el terreno selvático.

Así fue cómo en 1963 empezó la Guerra de Independencia de Guinea-Bisáu, con ataques a guarniciones portuguesas, sabotajes, etc. Para ello, los rebeldes contaban con equipamiento cubano, soviético y chino (armas, sanidad, asesoramiento, entrenamiento…) y apoyo de otros países como Suecia. Mientras progresaban hasta convertirse en las regulares FARP (Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo) y empezaban a imponerse al enemigo, se fundó una versión local del PAIGC en Cabo Verde, la prolongación del país en el Atlántico, aunque allí no se podían organizar guerrillas por las limitaciones que suponía su insularidad.
El gobierno portugués, que inicialmente había despreciado el movimiento de independencia por considerarlo minoritario y sin apoyo, tuvo que cambiar de actitud tras perder la isla de Como y llevar a cabo un contraataque bautizado como Operación Tridente, una combinación de las tres armas (tierra, mar y aire) que permitió recuperar lo perdido pero a costa de diez semanas de combates y muchas bajas, para encima volver a perderlo dos meses más tarde.
Las FARP continuaron ganando terreno, obligando al adversario a permanecer atrincherado al no tener simpatías entre la población civil, especialmente después de que a partir de 1970 se aprobase el uso de napalm y agente naranja.

Gracias a esas armas, los portugueses dieron un giro a la guerra e incluso hicieron incursiones en la vecina Guinea para rescatar prisioneros, lo que incentivó las aportaciones de la URSS y China, que hasta enviaron aviones comerciales para usar como bombarderos. Y mientras, en otoño de 1972 el PAIGC eligió una Asamblea Nacional con sufragio universal y participación masiva, frente a las elecciones convocadas por Portugal con sufragio muy restringido, basado en criterios económicos y de alfabetización. Pero un trágico episodio oscureció el panorama a comienzos de 1973.
Cabral, el gran organizador del movimiento independentista, el hombre que había conseguido unir a todas las facciones y animar al pueblo mediante el establecimiento de un sistema comercial de trueque para garantizar su supervivencia y presionar a los propietarios, el que había creado un hospital itinerante para atender no sólo a sus hombres heridos sino a todos los habitantes que lo necesitasen, el alma en suma de la revolución guineana, cayó asesinado por rivales del partido en enero. Al parecer, la idea no era matarle sino arrestarle para cambiar el liderazgo y entregarle a las autoridades, pero se resistió y le tirotearon. Es posible que agentes del PIDE (Polícia Internacional e de Defesa do Estado) lo planeasen, aunque otros apuntan a Ahmed Sékou Touré, su rival político.

El crimen provocó una purga masiva en los cuadros dirigentes del PAIGC pero todo se atemperó nueve meses después, con la proclamación de independencia, reconocida primero por la ONU y luego por el gobierno de Portugal, tras la Revolución de los Claveles de 1974. Eso supuso la legalización de facto del partido, tanto en Guinea Bisáu como en Cabo Verde. De hecho, era el único legal y sólo él pudo presentarse a las consiguientes elecciones, celebradas entre 1976 y 1977. En esos momentos, había otro objetivo: unir esos dos territorios en un solo estado.
Cabo Verde es un archipiélago de la Macaronesia de origen volcánico, compuesto por diez islas grandes y cinco más pequeñas, aparte de varios islotes. Estuvo deshabitado hasta que lo descubrieron los portugueses en el siglo XV.
Como el intento de introducir el cultivo de la caña azúcar fracasó por el clima poco favorable (tropical árido), lo reconvirtieron en estratégica escala de la ruta esclavista transatlántica, compatibilizando esa actividad a partir del siglo XVII con un cultivo que sí dio resultado, el de algodón.

Ambos negocios se hundieron en el XIX y las islas quedaron sumidas en la miseria hasta mediados del siglo XX sin que el gobierno luso hiciera nada por solucionarlo. Así, sembró el descontento y sentó las bases para el movimiento descolonizador local, muy vinculado por proximidad al guineano, algo acentuado por la abundante emigración al continente.

Las mencionadas elecciones, en las que obviamente ganó el PAIGC, permitieron que se diera el insólito caso de un mismo partido gobernando dos países, bien es cierto que ambos provisionales. Los votos auparon a la primera presidencia de Guinea-Bisáu a Luis Cabral (el hermano de Amílcar) y a la de Cabo Verde a Aristides Pereira, ambos correligionarios políticos, como vimos. Ahora bien, aunque su orientación era comunista, y a pesar de que los dos líderes hablaban de «repúblicas hermanas», compartiendo los mismos símbolos nacionales (bandera e himno), lo cierto es que no fue posible alcanzar un acuerdo para la unificación.
La razón hay que buscarla en las diferencias en el devenir de los dos pueblos, pues en las islas no hubo guerrillas y el pueblo no tenía un perfil tan marcadamente nacionalista como en el continente. Por otra parte, las élites insulares, reacias a aceptar un régimen de perfil tan marcadamente marxista como el guineano, presionaron para evitar la unión, optando por el no alineamiento internacional frente al posicionamiento junto al bloque comunista.
Todo eso llevó a una confrontación política y comercial que desembocó en ruptura después de que en 1980 un golpe de estado derrocase a Cabral y estableciese una junta militar. Cabo Verde interrumpió las relaciones diplomáticas y disolvió el PAIGC, sustituyéndolo por el PAICV (Partido Africano da Independencia de Cabo Verde), que abandonaba el marxismo-leninismo en favor de la socialdemocracia.

El ejecutivo guineano, dirigido por João Bernardo Vieira, urdidor del golpe, evolucionaría también hacia el socialismo democrático y en 1984 abrió el arco político a otros partidos, celebrando las primeras elecciones multipartidistas en 1994. Renovó su mandato pero en 1999 terminó destituido de la presidencia del país y expulsado del PAIGC, que a su vez perdió las elecciones por primera vez en el 2000 (aunque volvería al poder más de una vez).
En cuanto a Cabo Verde, gracias a la mediación de Mozambique restauró relaciones con Guinea-Bisáu en 1982 y en 1991, tras la retirada de Pereira y el desmoronamiento de la Unión Soviética, también se democratizó con más partidos, iniciando el paso a una economía de mercado y no faltando periódicas denuncias por fraude electoral. Nunca se volvió a plantear la unificación.
Fuentes
Historical Dictionary of the Republic of Guinea-Bissau (Peter Karibe Mendy y Richard A. Lobban Jr)/Cabo verde. Historia, identidad y cultura (Antoni Castel)/A history of postcolonial lusophone Africa (Patrick Chabal)/Amílcar Cabral. A nationalist and Pan-Africanist revolutionary (Peter Karibe Mendy)/Amilcar Cabral. Revolutionary leadership and people’s war (Patrick Chabal)/PAIGC/Wikipedia
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