Los cambios en la inclinación del eje de la Tierra es el parámetro orbital más importante para determinar el final de las eras de hielo. Esta es la conclusión de una investigación internacional publicada en Science en la que participaron geólogos de la Universidad de Pisa junto con colegas de Melbourne en Australia y Ca’ Foscari en Venecia.
El resultado se logró gracias al análisis realizado en la cueva de Corchia, en los Alpes Apuanos, un lugar único en el mundo desde el punto de vista del estudio del clima del pasado.
Llevamos veinte años estudiando la cueva de Corchia -dice el profesor Giovanni Zanchetta del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Pisa- sus concreciones, entre estalagmitas y estalactitas, dan una señal climática excepcionalmente limpia y se encuentran entre los mejores materiales del mundo hasta la fecha con el método del uranio-plomo, esto nos ha permitido dar respuesta a una pregunta debatida durante décadas sobre la relación entre los parámetros orbitales de la Tierra y la variación del sistema climático.
Los protagonistas de esta controversia científica, considerados responsables del fin de las eras de hielo, son en realidad tres: la excentricidad de la órbita de la Tierra, la precesión, es decir, el lento cambio de las estaciones ligado al movimiento de rotación de la Tierra, y la variación del eje de la Tierra.
Según la teoría más acreditada hasta ahora el parámetro más importante se consideraba la precesión asociada a la excentricidad (al menos durante los últimos cientos de miles de años), cuanto más redonda se vuelve la órbita más aumenta la proximidad al Sol – continúa Zanchetta ahora en cambio nos hemos dado cuenta de que la variable más importante es la variación de la inclinación del eje de la Tierra. Este fenómeno tiene lugar cada 40 mil años, causando una mayor insolación de los polos y el derretimiento del hielo.
El estudio publicado en Science se centró en particular en el final de dos edades de hielo que ocurrieron hace unos 960.000 y 875.000 años. Los científicos compararon las estalagmitas de Corchia con los sedimentos oceánicos perforados de la costa de Portugal.
Desde el punto de vista técnico, los dos archivos climáticos cuentan con una señal climática obtenida con indicadores geoquímicos comparables, lo que permitió por primera vez combinar los datos de la cueva y del océano para reconstruir una cronología fiable del final de las edades de hielo.
Todavía no sabemos mucho sobre el funcionamiento del clima y sus variaciones – concluye Giovanni Zanchetta -, comprender lo que ocurrió en épocas pasadas nos ayuda a desarrollar modelos de predicción cada vez más fiables y a comprender mejor el futuro que nos espera.
Fuentes
Universitá di Pisa / Petra Bajo, Russell N. Drysdale et al., Persistent influence of obliquity on ice age terminations since the Middle Pleistocene transition, Science 13 Mar 2020: Vol. 367, Issue 6483, pp. 1235–1239, DOI: 10.1126/science.aaw1114.
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