La fotoqueratitis o ceguera de la nieve es una enfermedad derivada de una alta exposición a la radiación ultravioleta de la luz del sol. Es muy común entre los deportistas de esquí y otras especialidades de invierno, y también entre quienes viven en lugares cercanos a los polos y cubiertos de nieves la mayor parte del año.

Por ello algunos pueblos que habitan territorios dentro del Círculo Polar Ártico, como los Inuit y los Yupik (ambos englobados en lo que antes se denominaba esquimales, término hoy en desuso por peyorativo) llevan utilizando desde tiempos prehistóricos un tipo de gafas o anteojos muy peculiares, para protegerse.

Especialmente a comienzos de la primavera cuando los días se hacen más largos, el sol está cada vez más alto y la nieve refleja más la luz.

Gafas inuit con su funda / foto Wellcome Images en Wikimedia Commons

Los inuit las llaman ilgaak y los yupik nigaugek o iyegaatek. Las hacen de madera de abeto, hueso, marfil de morsa o cuerno de caribú, y a falta de estos materiales también pueden usar algas. Son curvas y muy estrechas, adaptándose a la cara y cubriendo por completo ambos ojos, de modo que la única luz que les llegue es la que pasa por las estrechas ranuras practicadas en ellas.

Estas ranuras, apenas una fina linea horizontal tallada en el artefacto, son estrechas no solo para limitar la cantidad de luz sino también para mejorar la agudeza visual de quien lo usa. Por el interior, las gafas se recubren con hollín para ayudar a reducir el deslumbramiento.

Inuit con gafas / foto Library and Archives Canada

Se sujetan a la cara mediante un cordón de tendón de caribú. Los yupik idearon además otro modelo singular, con múltiples ranuras como persianas venecianas, que proporcionan un campo de visión más amplio al tiempo que protegen del viento y de la luz.

Hace siglos los inuit fabricaban las gafas sólo de hueso, pues la madera no abunda en el Ártico ni tenían la capacidad de importarla de fuera. Solo a comienzos del siglo XX comenzaron a aparecer ejemplares hechos de madera.

Según investigaciones realizadas por el oftalmólogo danés Mogens Norn en la década de 1990 con ejemplares de museos de Dinamarca y Groenlandia, las ilgaak reducen la nocividad de la radiación ultravioleta a entre un 2 y un 8 por ciento.

Gafas inuit procedentes de Alaska. Las de arriba son de madera (hacia 1880-1890), las de abajo de hueso de caribú (hacia 1800) / foto Jaredzimmerman en Wikimedia Commons

También comprobó que los ejemplares groenlandeses eran ligeramente mayores que los procedentes de Canadá, y que todos ellos restringen el campo visual de su portador, impidiendo ver si existen depresiones en el suelo, lo cual entraña cierto peligro.

¿Y qué ventajas tienen sobre unas gafas de sol normales? Pues básicamente que no se empañan ni se cubren de hielo en el frio clima polar. Según asegura el Museo Marítimo de Vancouver, que tiene un magnífico ejemplar en su colección, este simple pero ingenioso invento es superior a las modernas gafas de sol de alta tecnología.

No obstante, hoy en día, la mayoría de habitantes del Ártico en América, Asia y Europa, utiliza gafas de sol modernas.


Fuentes

Eskimo Snow Goggles in Danish and Greenlandic Museums, their protective and optical properties (Mogens Norn) / Vancouver Maritime Museum / Science Buzz / Wikipedia.


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