Hace miles de años en Mesopotamia, para intercambiar información de todo tipo, las cartas se escribían en tablillas que luego se enviaban y guardaban en recipientes, cual sobres, de arcilla. Docenas de fragmentos de estos antiguos sobres han sido encontradas por arqueólogos italianos en Irak.
Forman parte de un conjunto de hallazgos excepcionales, en cantidad y estado de conservación, sacados a la luz durante la campaña de excavaciones en Irak llevada a cabo por la Universidad de Pisa en colaboración con la Universidad de Siena y la organización iraquí al-Qādisiyyah.
Los arqueólogos han encontrado un centenar de fragmentos de tablillas con textos cuneiformes que datan de principios del segundo milenio antes de Cristo (incluyendo ocho tablillas enteras o casi enteras), así como un rico repertorio de cerámica y más de noventa cretulae, es decir, bloques de arcilla con huellas de sellos o cuerdas usados para cerrarlos.
Las investigaciones arqueológicas, que finalizaron en noviembre, se llevaron a cabo en Tell as-Sadoum, en el centro-sur de Irak.
El yacimiento de 50 hectáreas, al este de Najaf en un brazo del río Éufrates, fue identificado como Marad, una antigua ciudad del sur de Mesopotamia, cuya historia puede ser rastreada desde el período protodinástico (3er milenio a.C.) hasta el Imperio Neo-Babilónico (1er milenio a.C.).
En particular, las excavaciones se centraron en torno a un gran templo en la cima de la colina principal y otras dos zonas, una residencial y otra de producción , donde se encontraron la mayor parte de las cretulae y tablillas.
En general, las tablillas atestiguan la riqueza y la animada vida económica y administrativa de la antigua ciudad de Marad y a menudo hablan de transacciones comerciales, así como de cuestiones administrativas y judiciales, explica Anacleto D’Agostino, profesor de Arqueología del Cercano Oriente en la Universidad de Pisa, que coordinó el proyecto.
Las tablas que encontramos, pertenecientes al período del Imperio paleobabilonio (la época de Hammurabi), actualmente en examen, contienen acuerdos de compra, cartas y fórmulas de fechas y también mencionan los nombres de los soberanos, así como referencias a algunas ciudades.
Estas tablillas pudieron estar encerradas en “sobres”, de los cuales encontramos docenas de fragmentos. Los “sobres” son contenedores modelados en finas capas de arcilla con el asunto del mensaje impreso en la superficie junto con nombres o imágenes, utilizados para autentificar y garantizar el contenido.
De hecho, la complejidad de la civilización de la época también puede verse en los sellos, frecuentemente repujados con piedras semipreciosas.
Éstas eran a menudo, en efecto, la marca distintiva y la firma de personas y funcionarios prominentes.
Las escenas grabadas en ellos reproducen diversos temas y a menudo son ejecutadas con gran cuidado y pericia por hábiles artesanos.
En las impresiones fragmentarias que salieron a la luz durante las excavaciones y que datan del tercer milenio a.C., hay, por ejemplo, escenas en miniatura que representan héroes luchando con animales salvajes y criaturas imaginarias, divinidades entronizadas, un león atacando a una gacela y un elefante.
Fuentes
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