Un nuevo estudio publicado en Science Advances sugiere que fue la sequía relacionada con el clima la que sentó las bases para el colapso del imperio asirio (cuyo corazón se encuentra en el actual norte de Irak), una de las civilizaciones más poderosas del mundo antiguo. El estudio, dirigido por Ashish Sinha, de la Universidad Estatal de California, detalla cómo las mega-sequías del siglo VII a.C. desencadenaron un declive en el estilo de vida de Asiria que contribuyó a su colapso final.

Algunos investigadores opinan que el imperio Neoasirio fue la primera superpotencia en la historia del mundo. El imperio neoasirio (912-609 a.C.) fue la tercera y última fase de la civilización asiria. Fue, con mucho, el mayor imperio de la región hasta ese momento, controlando gran parte del territorio desde el Golfo Pérsico hasta Chipre.

También tenían una habilidad increíble como ingenieros hidráulicos. Los asirios fueron en gran parte responsables de la forma en que el drenaje de la cuenca del río Tigris funciona hoy, reconstruyeron completamente los caudales naturales de agua de ese paisaje utilizando acueductos y otras infraestructuras hidráulicas. Sorprendentemente, algunas de estas características siguen funcionando hoy en día.

El corazón del imperio asirio / foto Wikimedia Commons

Las últimas décadas del imperio neoasirio estuvieron plagadas de inestabilidad política, guerras civiles e invasión de ejércitos externos. El estudio demuestra que los factores relacionados con el clima fueron la base de todo esto.

El imperio asirio se levantó durante una época de fuertes precipitaciones y cosechas exitosas. Pero ahora podemos decir, por los registros climáticos, que la civilización experimentó una serie de mega sequías que probablemente desencadenaron el colapso del imperio: debilitaron la agricultura y amplificaron el conflicto. Los asirios, debido a su situación al norte del actual Irak, eran mucho más vulnerables a los efectos de una sequía prolongada y grave que los pueblos que vivían río abajo.

Palacio de Asurbanipal en Nimrud / foto dominio público en Wikimedia Commons

Los investigadores analizaron el agua que se fosilizó en dos estalagmitas en la cueva de Kuna Ba, en el norte de Irak. Debido a que la composición de los isótopos de oxígeno y carbono en las diferentes capas de las formaciones de cuevas puede ser utilizada para inferir cambios en la precipitación a una alta resolución temporal, y debido a que el registro de isótopos llega hasta 2007 CE, pudieron correlacionar las proporciones estables de isótopos de carbono y oxígeno con la información climática instrumental moderna de la región.

Esto permitió comparar los datos de los isótopos modernos con las capas antiguas. Encontraron que las sequías asirias comenzaron décadas antes de lo que se había pensado, y también que el período anterior al inicio de la sequía fue uno de los más húmedos de toda la secuencia de aproximadamente 3.800 años.

Según Adam Schneider, coautor del estudio, el rey Senaquerib, que gobernó de 705 a 681 a.C., era conocido por la construcción de canales masivos y otras estructuras. Pero con estos nuevos datos, ahora pensamos que Sennacherib probablemente ya estaba experimentando una sequía cuando era rey, y de hecho puede que haya estado tratando de hacer algo con respecto a la calamidad ambiental durante ese tiempo.


Fuentes

Cooperative Institute for Research in Environmental Sciences at the University of Colorado Boulder / Role of climate in the rise and fall of the Neo-Assyrian Empire, Ashish Sinha et al., Science Advances 13 Nov 2019, doi.org/10.1126/sciadv.aax6656.


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