¿Se imaginan poder desplazarse por la calle sin tener que sufrir los rigores meteorológicos? ¿Ir de un extremo a otro de la ciudad a salvo de la lluvia, el tórrido calor del verano o el frío glacial del invierno? Pues en Mineápolis, Minnesota, pueden. No en todas las calles, claro, pero si en las vías básicas para poder recorrerla entera. Ello es posible gracias a un sistema de pasarelas climatizadas que recibe el nombre de Minneapolis Skyway System.
La idea no es exclusivamente original de esa urbe estadounidense. Conectar manzanas o bloques mediante pasadizos es casi tan antiguo como el urbanismo mismo y hacerlo con un toque de refinamiento, por pasos elevados en vez de subterráneos, también tiene unos cuantos siglos.
Así, de pronto, podríamos citar dos casos tan famosos como el Puente de los Suspiros veneciano o el Corredor Vasari florentino, ambos del XVI, si bien es cierto que no estaban abiertos al público sino que tenían un uso concreto (el primero, para conectar la prisión con el Palacio Ducal; el segundo, para hacer otro tanto entre los palacios Vecchio y Pitti).
Hay más casos de época, algunos concentrados en Dinamarca, como el puente peatonal dieciochesco que comunica un par de edificios de Copenhague o el de la misma época y similar uso de Faaborg.
Pero es en nuestros tiempos cuando las pasarelas elevadas parecen atraer especialmente la atención de los arquitectos y urbanistas. Las podemos encontrar en casi todos los continentes, siendo uno de los mejores ejemplos europeos el City of London Pedway Scheme, desarrollado desde mediados de los cincuenta del pasado siglo, en el contexto de la reconstrucción de la posguerra, para reordenar el tráfico londinense y que todavía hoy sigue ampliándose.
En Asia destaca el Central Elevated Walkway de Hong Kong, una red de pasarelas con aire acondicionado que protege a los peatones del calor y la humedad. Pero es en América donde la idea parece haber calado más intensamente, sobre todo en la parte más septentrional, por la dureza del clima. Calgary, por ejemplo, dispone de un sistema de dieciocho kilómetros que se llama +15 (por la altura media en pies a que se sitúan las pasarelas) .
Ahora bien, todos estos casos -hay muchos más- se quedan cortos al lado del Minneapolis Skyway System, que suma casi dieciocho kilómetros de pasos elevados enlazando ochenta manzanas del centro urbano. Sólo lo superan tres ciudades canadienses, Toronto, Montreal y Edmonton, que, sin embargo, presentan una diferencia: el haber hecho lo mismo pero bajo tierra.
Así, el PATH de la primera tiene una treintena de kilómetros de túneles y se prevé doblar esa cantidad; el RÉSO de la segunda, popularmente conocido como La ville souterraine, alcanza treinta y dos kilómetros; y el Pedway de la tercera llega a trece kilómetros. Todos ellos muy bienvenidos cuando empiezan las duras nevadas invernales.
Mineápolis es una ciudad de Minnesota, EEUU -fronteriza precisamente con Canadá- que supera ampliamente los 385.000 habitantes. Su clima es continental, con veranos cálidos y húmedos e inviernos muy fríos y secos, de manera que en una estación abundan las precipitaciones (lluvia, nieve, tormentas) y en otras el calor es asfixiante, tornados aparte. La máxima temperatura histórica registrada fue de 42º (en julio de 1936) y la mínima de -41º (en enero de 1888), lo que puede dar una idea de la incomodidad que esa oscilación puede producir en los vecinos que deban salir a la calle, aunque lo peor quizá sea el hecho de que la temperatura media anual no pasa de 7,4º.
Es, pues, la ciudad más fría del país, lo que llevó en los años sesenta a plantear alguna manera de combatir a la implacable naturaleza. Así fue cómo, inspirándose en los antecedentes históricos que reseñábamos antes y tomando como punto de partida el modelo de los centros comerciales, que generan en su interior su propio microclima artificial, la Crown Iron Works Company tuvo la idea de unas pasarelas climatizadas que permitieran recorrer el trazado urbano en condiciones similares, pasando de edificio en edificio, de una manzana a otra, sin necesidad de salir al exterior. Las dos primeras se construyeron en 1962 y 1963 comunicando tres edificios: el Northstar Center, recién inaugurado, el Northwestern Bank y el Roanoke. La segunda todavía está en uso hoy en día.
Una década más tarde se amplió la red con otros siete puentes cerrados, aunque les faltaba un punto que sirviera de nexo central del conjunto que se hizo realidad en 1974: el IDS Center, un rascacielos que sería el más alto del estado (241 metros mide actualmente, tras una ampliación posterior) y cuyo nombre se debía a que era la sede de la empresa de servicios financieros Investors Diversified Services, Inc. (rebautizado ahora Ameriprise Financial). De la torre salían pasarelas en cuatro direcciones y disponía de un área central, a manera de atrio atechado distribuidor, llamada Crystal Court.
En 1976, el Minneapolis Skyway System había crecido lo suficiente como para hacer necesario señalizar las direcciones en su interior y elaborar el primer plano, tal cual se tratase del Metro. Y es que el usuario de ese inaudito servicio puede ir visitando bancos, restaurantes, tiendas, hoteles, oficinas, dependencias oficiales, una veintena de importantes edificios e incluso instalaciones deportivas (entre ellas el estadio de béisbol) sin necesidad de salir al exterior (algo que, por cierto, ha llevado a los comerciantes a pie de calle a protestar). La necesidad agudiza el ingenio.
Fuentes
Michael J. Corbett, Evolution of the second-story city: the Minneapolis Skyway
System | Minneapolis Skyway Guide | Wikipedia
Descubre más desde La Brújula Verde
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.