Ni el mayor de los rascacielos del Medio Oriente o China, ni siquiera el mayor templo del mundo, el edificio más pesado construido por el hombre es el Palacio del Parlamento de Bucarest, con algo más de 4 millones de toneladas de peso (en tamaño es el tercer edificio administrativo mayor del mundo tras el Pentágono norteamericano y el Long’ao de Jinan en China).

Su volumen, 2.550.000 de metros cúbicos, supera en un 2 por ciento el de la Gran Pirámide de Guiza y es el tercero mayor del mundo, tras el Edifico de Ensamblaje de Vehículos del Centro Espacial Kennedy y la pirámide de Quetzalcoatl en México.

La construcción fue ordenada por el malogrado presidente rumano Nicolae Ceaușescu, quien gobernó la República Socialista de Rumania desde 1967 hasta su ejecución en 1989.

El diseño corrió a cargo de Anca Petrescu, que ganó el concurso con solo 28 años, quien lo levantó ayudada por un equipo de otros 700 arquitectos.

Las obras se extendieron durante 13 años entre 1984 y 1997, dando como resultado un colosal edificio que mezcla el neoclasicismo con el modernismo y otros estilos, predominando la sobriedad y el realismo socialista.

Para construirlo sobre la Colina Spirii en el centro de la capital rumana fue necesario demoler varios barrios de esa parte de la ciudad, incluyendo doce iglesias, dos sinagogas, tres monasterios, el Archivo Nacional, un hospital y más de 7.000 viviendas.

Se estima que hasta 100.000 personas pudieron trabajar en las obras del palacio, la mayoría soldados del ejército de Rumanía y presos forzados. Algunas fuentes hablan de unos 3.000 muertos en los 13 años que duraron las obras.

Ocupa un área total d 365.000 metros cuadrados y alberga tanto el Senado como la Cámara de Diputados rumanos, tres museos y un centro de conferencias. Aun así, el 70 por ciento del edificio permanece vacío y en desuso. De hecho, de las 1.100 habitaciones previstas solo se llegaron a construir 400.

Tiene 12 plantas en superficie y 8 niveles subterráneos hasta 92 metros de profundidad, el último de los cuales es un búnker atómico (según algunas fuentes 2 búnkers) conectado con otros edificios institucionales por una red de 20 kilómetros de túneles. Debido a su peso el edificio se hunde unos 6 milímetros al año.

Entre los materiales empleados en su construcción se encuentran: 3.500 toneladas de cristal, 700.000 toneladas de acero y bronce, 1 millón de metros cúbicos de mármol, 900.000 metros cúbicos de madera y 200.000 metros cuadrados de alfombras y moquetas.

Tras la caída del comunismo se planteó su demolición, conversión en casino de juego o enterramiento, aunque finalmente ninguna de estas propuestas prosperó y paso a albergar el Parlamento de Rumanía.

Su visita está permitida en zonas restringidas, lo que ha dado lugar a leyendas e historias sobre aquellas partes cuyo acceso no está permitido.

Una de estas leyendas dice que una línea de metro conecta el edificio con el aeropuerto de la ciudad, otra que existen dos canales subterráneos que servirían como vía de escape en caso de revolución.

Curiosamente el estado rumano nunca llegó a un acuerdo con la arquitecta Anca Petrescu sobre los derechos de propiedad intelectual del edificio, por lo que cualquier uso comercial de su imagen está sujeta a royalties, reclamados por los herederos de aquella.


Fuentes

Guinness World Records / Google Arts & Culture / Uncover Romania / Wikipedia


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