El recreacionismo histórico no se ciñe únicamente al mundo militar, pues abarca aspectos tan variados como la cultura, fiestas o eventos diversos. También incluye la rememoración de deportes tradicionales, situándose los casos más populares en Italia: el Calcio Storico florentino, el Palio de Siena o la Vogalonga veneciana. El país transalpino no es un caso único y de un tiempo a esta parte se están recuperando otros como el palin mapuche, el ulama mesoamericano que emula al tachtli, el lacrosse de los indios norteamericanos o incluso esa rareza que son los Juegos Olímpicos Masai. Hoy vamos a hablar de uno muy poco conocido: el knattleikr vikingo.
Al igual que en España abundan las recreaciones sobre los Tercios, en Italia sobre la antigua Roma y en Francia sobre la época napoleónica, en Escandinavia son frecuentes las que retrotraen a la Era Vikinga, el período en el que aquel pueblo vivió sus años gloriosos entre el 789 y el 1100 d.C. Se celebran muchas ferias medievales ambientadas en ese contexto, en las que no suelen faltar artesanos, cascos cónicos, escudos redondos, drakkars y, desde hace tiempo, juegos tradicionales vinculados a su folklore, de los que crece en popularidad el knattleikr. Tanto que incluso ha llegado a los campus universitarios, no sólo de esos países noreuropeos sino también de Nueva Inglaterra (EEUU), donde las universidades de Yale, Clark, Brandeis y Providence crearon una liga en 2007.
Es un juego de pelota, objeto cuya aparición se pierde en el origen de la Historia y que encontramos en multitud de civilizaciones sin contacto entre sí, desde China a Mesoamérica pasando por Grecia y otras. Aunque el registro arqueológico no pasa del segundo milenio antes de Cristo, es probable que el deporte haya estado presente en la vida del Hombre desde tiempos anteriores. Junto con la música parece la forma de ocio más lógica en sociedades que aún carecían de escritura y en las que la actividad física tenía un papel importante, léase caza, guerra, etc. Por eso hay referencias historiográficas de ello ya en el Creciente Fértil, Asia Menor, Extremo Oriente…
Luego, esas prácticas deportivas fueron evolucionando y refinándose, dejando de lado las armas para adoptar otras herramientas como la mencionada pelota, los bastones, las redes y similares. En el caso del knattleikr, una bola dura (¿de madera, cuero, fieltro..?) que debía golpearse con un palo (se ignora si parecido al de béisbol o más plano, como el de cricket) y a veces -no siempre- sobre una superficie helada, lo que llevaría a la necesidad de emplear también patines o, al menos, cubrir la suela del calzado con arena y alquitrán para evitar los resbalones. Probablemente todos los pueblos tuvieron algún tipo de ejercicio característico y autóctono que, a menudo, estaba adaptado a las condiciones ambientales en que vivían (agua, hielo, montañas…).
Los vikingos no fueron una excepción, tal como cuentan las sagas islandesas que sirven de fuente documental. Son cinco las que aportan más datos. La primera es la de Grettir el Fuerte, escrita entre los siglos XIII y XIV y titulada así porque narra la historia del guerrero Grettir Ásmundarson, probablemente un personaje ficticio pero insertado en el contexto real de centurias anteriores. La segunda es la Saga de Gísla Súrssonar, fechada entre 1270 y 1320, aunque de nuevo cuenta hechos anteriores a esa época a través de las disputas entre miembros del bondi (la clase media vikinga). La tercera, que es la Saga de Egil Skallagrímson, del siglo XIII, cuenta la vida del escaldo homónimo. La cuarta, la Saga Eyrbyggja, documenta los conflictos entre los clanes vikingos establecidos en Islandia hasta la llegada del cristianismo. Por último, la Saga de Vápnfirðinga glosa la disputa entre los caudillos Helgi Þorgilsson y Geitir Lýtingsson.
En la primera encontramos alusiones a los palos utilizados (que llaman tré, madera) y la pelota (knattgildra), cuya dureza la hacía rebotar sobre el mencionado hielo y producir heridas a los jugadores. Otra saga, la Gull-Þóris cita partidos jugados en la superficie congelada de una laguna, pero al disputarse la mayoría en verano no sería frecuente. El problema es que la palabra más habitual para describir el hielo es svell, con el que se aludía tanto al acuático como al terrestre. La Saga de Vápnfirðinga especifica lugares concretos, como Hagi, mientras que la Saga Egils identifica la llanura ribereña del río Hvítárvellir, la Grettir hace lo propio con Seftjörn, la Eyrbyggia con el pie de la montaña Öxl, etc. En unos textos se cuentan unos pocos jugadores y en otros varias docenas, por lo que las dimensiones del campo no serían siempre las mismas.
Evidentemente, la aparición del knattleikr en las sagas es anecdótica, meramente contextual, pero de un enorme valor testimonial. Bastante limitado, eso sí, ya que apenas podemos entrever unos pocos datos que no son suficientes para saber con exactitud cuáles eran las reglas de juego. Sólo que se enfrentaban dos equipos, dirigidos por sendos capitanes, que constaban generalmente de un par de miembros cada uno (aunque podían ser más), los cuales empleaban un palo para golpear la pelota, si bien el que no tenía la posesión podía llevársela con la mano. Algo en lo que se veían favorecidos aquellos jugadores más fornidos y agresivos; encima se toleraban las amenazas verbales y eran habituales entre los jugadores.
Y es que dicen las fuentes que, pese a existir un sistema de penalizaciones, se trataba de un deporte de contacto, muy duro o incluso violento, lo que atraía a grandes multitudes ávidas de emociones fuertes. Algunos estudiosos han dicho al respecto que «en comparación, hace que el rugby y el fútbol americano parezcan juegos de niños», mientras que el historiador danés Kåre Johannessen (experto en la época y recreador), que se rompió una rodilla practicándolo, lo definió como «una especie de versión psicópata ultra violenta de pelota redonda»… pero puntualizando que también era el juego de pelota más divertido que había probado.
La pelota redonda (rundbold en danés, brännboll en sueco, brennball en alemán y slåball en noruego) recuerda un poco al béisbol, al consistir en batear una bola y hacer un recorrido alrededor de unas bases. Se trata de un deporte exclusivamente aficionado pero muy popular en el norte de Europa, donde lo practican especialmente los niños en las escuelas; en EEUU, por legado de los emigrantes escandinavos, han desarrollado su propia versión, el softball. En Canadá hay una variante llamada broomball (aquí brumbol) que se asemeja más al hockey sobre hielo pero sin patines, introducida por emigrantes islandeses.
Sin embargo, no faltan los estudiosos que opinan que en realidad es probable que el knattleikr derive más bien del hurling gaélico, cuyos orígenes se remontan cuatro mil años atrás -se cree que fue introducido en Irlanda por los celtas- y en el que los jugadores utilizan unos palos llamados lances, similares a los sticks de hockey, para golpear la sliotar (pelota) y conseguir tantos en la portería contraria, que es igual que la de rugby. Con éste coincide también en que se puede coger con la mano y avanzar un máximo de cuatro pasos (luego debe pasarla al lance) o chutarla. Asimismo, están permitidas las cargas con el hombro sobre el rival siempre que tenga al menos un pie en el suelo.
En 1908, el Dr. Björn Bjarnason, un erudito islandés, publicó un libro titulado Íþróttir fornmanna á norðurlöndum en el que proponía una reconstrucción del knattleikr. Según él, dos parejas de jugadores se enfrentaban en un campo delimitado golpeando la pelota con sus palos. El defensor debía devolverla de un golpe antes de que tocase el suelo y a continuación todos se lanzaban a perseguirla, agarrarla, golpearla en una especie de melé confusa y brutal en la que los menos fornidos estaban en desventaja. Se conseguía un tanto cuando se la hacía rebasar la línea defensiva del rival y ése era el único tiempo muerto (salvo cuando la pelota salía del campo o el jugador que la tenía quedaba inmovilizado por los demás, encima de él).
En cualquier caso, queda claro ese marcado carácter físico del knattleikr y la liviandad de sus normas, ambas cosas acentuadas además con la posibilidad de prolongarse hasta el límite de la resistencia: se reseña un partido que duró todo un día para detenerse al caer la tarde y continuar al día siguiente. Y ojo, que las sagas reseñan un knattleikr adaptado para los niños llamado sveinaleikr. Cosas de vikingos.
Fuentes
Angus A. Somerville y R. Andrew McDonald, The Viking Age | Snorri Sturluson, The Saga of Egil Skallagrimsson | Saga Eyrbyggja | Grettis Saga | Vopnfirðinga saga | Hurstwick | Wikipedia
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