Ya contamos en un artículo anterior como en el año 409 a.C. las tropas cartaginesas arrasaron la ciudad griega de Selinunte, en Sicilia, matando o haciendo prisioneros a sus mas de 20 mil residentes. Unos pocos miles quedaron en la ciudad como tributarios de Cartago. Años más tarde, en 250 a.C., toda la población fue trasladada a Lilibea, y ya nunca regresarían. Desde entonces las ruinas de la ciudad se han conservado intactas bajo tierra, esperando a que los arqueólogos las descubrieran y examinaran.
A lo largo de los años se ha desenterrado y excavado toda la ciudad, compuesta de unas 2.500 casas, las calles, el puerto y una zona industrial que producía cerámica. Los arqueólogos han comparado a Selinunte con Pompeya, dado su alto grado de conservación.
Y es que tan solo el 15 por ciento de la ciudad, incluyendo la espectacular acrópolis y los templos, permaneció a la vista. Dos de los templos fueron incluso reconstruidos a mediados del siglo XX, tras haber sido víctimas de un terremoto. Por ello Selinunte es la única ciudad griega clásica que se ha conservado al completo.
Hace unos días se presentaron los resultados y descubrimientos de la 13ª temporada de excavación arqueológica internacional en la Acrópolis de Selinunte, realizada por la Universidad de Nueva York y la Universidad de Milán en colaboración con el parque arqueológico del oeste de Sicilia, según reporta el diario italiano ANSA.
Particularmente importantes fueron los hallazgos de un depósito votivo de cuernos de venado (Cervus Elaphus) perfectamente conservados y dos grandes cuernos de toro adulto (Bos Taurus). Estos restos son la primera evidencia arqueológica del sacrificio de toros en Selinunte (por desgracia ningún medio oficial ha publicado imágenes del hallazgo).
Las excavaciones de Selinunte de este año se centraron en la profundización de dos trincheras que se abrieron el año pasado a lo largo del lado sur del Templo R y entre el lado oeste del Templo R y el lado sur del Templo C.
Se obtuvieron importantes resultados en las fases más antiguas en las que estuvo habitado el gran santuario urbano, y en las actividades asociadas a la construcción del Templo R y del Templo C.
La arqueología de Selinunte es única en el mundo, principalmente porque toda la ciudad dejó de existir como centro de población en menos de un día. Literalmente, de un día para otro, se convirtió en una ciudad fantasma.
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