Desde que existe el arte de la pintura los artistas se han hecho autorretratos o se han incluido a sí mismos en representaciones de temas mitológicos, religiosos o inventados.

Hasta la invención de la fotografía la manera más fácil, aunque no la única, de realizar un autorretrato era mirarse en un espejo. Algo que, dependiendo de la época, podía resultar más o menos costoso. En el siglo XVII, por ejemplo, poseer un espejo daba cuenta de cierta capacidad económica.

Y es en este siglo donde encontramos al curioso artista del que tan solo se conoce una obra, y ésta es tan extraña que ha dado lugar a múltiples especulaciones al respecto. Se trata de Johannes Gumpp, un pintor austríaco nacido en Innbruck hacia 1626, y del que apenas se sabe que pertenecía a una familia de artistas activos en Tirol y Baviera entre los siglos XVI y XVIII, y que muy joven se trasladó a Florencia, donde en 1646 realizó las dos copias de su única obra conocida.

Después de eso no se sabe nada de su vida, ni si permaneció en la ciudad italiana o se trasladó a otro lugar, ni por supuesto la fecha aproximada de su muerte.

Lo único que se conoce, como decíamos, son dos autorretratos (en realidad dos copias de la misma pintura), uno en formato circular de 89 centímetros de diámetro que se conserva en el Corredor Vasari de la Galería de los Uffizi en Florencia, y otro rectangular que pertenece a una colección privada de Pocking, en la Alta Baviera.

La obra es una especie de triple autorretrato, donde el artista se representa tres veces: la primera de espaldas sin que se le vea el rostro, la segunda mediante su reflejo en el espejo donde se está mirando, y la tercera en la pintura donde se está retratando. Ambas copias de la obra están firmadas y fechadas en 1646 en la hoja de papel representada en el borde superior del lienzo representado.

Además, aparecen representados un perro y un gato cuya presencia los expertos interpretan como una alegoría de la fidelidad y la autonomía propias de la pintura (que el pintor quiere recalcar) frente a la imagen reflejada en el espejo, también fiel pero fugaz.

Según Pino Blasone en Mirrors, Masks and Skulls:

Probablemente y en particular, lo que nuestro pintor filósofo quería decir es que el tema de una persona real es a menudo un misterio para los demás e incluso para sí mismo. Lo que podemos ver son los objetos de su reflejo «exacto» en un espejo, o de su interpretación autónoma dada por un artista. No pocas veces el segundo es más verdadero que el primero, aunque parezca una transfiguración más que una simple representación

Para el pensador francés Jean-Luc Nancy, esta representación múltiple e incluso redundante del sujeto es un desafío paradójico a la precariedad y a la inminente ausencia del propio sujeto, con todas sus características personales y límites individuales.

El artista norteamericano Norman Rockwell haría en 1960 su propia versión del tema en tono irónico, titulándolo muy apropiadamente Triple retrato, pero dejando fuera al perro y al gato.

Con todo, lo que Gumpp quiso transmitir mediante tan extraño y singular autorretrato queda sujeto a la especulación y la interpretación. Por qué no pintó más obras o si lo hizo con otro nombre o pseudónimo, seguirá siendo un misterio.


Fuentes

Peter Mühlbauer Schloss Schönburg / Jean-Luc Nancy, Le Regard du portrait (Gabriella Baptist) / Mirrors, Masks and Skulls (Pino Blasone) / Wikipedia.


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