La RAE define la heráldica como la ciencia del blasón, el «arte de explicar y describir los escudos de armas de cada linaje, ciudad o persona», pues blasonar es describir el escudo de armas de una ciudad o familia (aparte de hacer ostentación y autoalabanza). Se trata de una ciencia que se remonta a la Edad Media, ya que fue entonces cuando nació ese tipo de representaciones identificativas y con ellas la figura del heraldo, encargado de describirlas cuando anunciaba a su señor en justas y torneos.

Al extender esa función a un nivel mayor surge el llamado Rey de Armas, un especialista en el tema encargado de registrar los nuevos escudos que se fueran concediendo y controlar todo lo concerniente al tema, desde certificar linajes a resolver disputas, pasando por otras competencias.

Buen ejemplo de ello fue España, donde ese funcionario que tenían todos los reinos peninsulares pasó a ser una institución de carácter nacional a partir del siglo XVI, llamándose Cronista Rey de Armas y obteniendo poderes judiciales ex profeso. El cuerpo de cronistas tenía un decano al que ayudaban cuatro oficiales y dos subsecretarios que ejercían de testigos. Eran nombrados por la corona con carácter vitalicio y, si bien no se trataba de una dignidad hereditaria, no resultaba infrecuente que el cargo pasara de padres a hijos originando dinastías dedicadas a ese trabajo.

En este cuadro de Ulpiano Checa(Expulsión de los judíos en 1492) se ve a dos reyes de armas flanqueando el trono/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Entre las funciones de los heraldos hispanos figuraban también ser emisarios plenipotenciarios y rubricar acuerdos en nombre del Rey, pues una vez firmados tendrían que ser refrendados por el monarca más tarde. En España hubo Cronista Rey de Armas hasta 1931, en que quedó suprimido con la proclamación de la República, pero se recuperó veinte años más tarde. El último en ejercer el cargo, dependiente del Ministerio de Justicia, falleció en 2005 y desde entonces no se ha nombrado otro porque se pasaron las competencias a las comunidades autónomas.

En eso hay una notable diferencia con el caso británico porque allí siguen en activo la High Court of Chivalry, es decir, el Tribunal Superior de Caballería y el College of Arms o Colegio de Armas, los organismos encargados de cuestiones genealógicas y heráldicas, aunque es cierto que no se reúnen a menudo porque, al igual que en España y otros países, los tiempos han cambiado. La High Court es una de las muchísimas courts o tribunales que hay en Reino Unido, debido a que el sistema legal no está unificado y cada país integrante tiene el suyo, y completa la labor del College en el plano jurídico, resolviendo contenciosos relacionados con el tema. Por eso tiene carácter civil y no común.

Sesión de la High Court of Chivalry en el College of Arms, 1809/Imagen: Wikimedia Commons

Fue creada en el siglo XIV, recibiendo a lo largo de su historia nombres como Curia Militaris, Court of the Constable and the MarshalEarl Marshal’s Court, que hacían referencia al cargo que estaba -y está todavía- al frente, el Earl Marshal o Earl Marischal (earl es un título británico equivalente a conde). Frente al modelo español, es un puesto hereditario -vinculado al ducado de Norfolk desde 1672- que se sitúa en penúltimo lugar en el escalafón de nueve Grandes Oficiales del Estado (ministros tradicionales de carácter ceremonial nombrados por la corona), entre el Lord Alto Comisario de Inglaterra y el Lord Alto Almirante.

Originalmente era el responsable de las caballerizas pero hoy ha ampliado competencias a la organización de ceremonias, como las coronaciones, los funerales de estado, la Procesión de la Orden de la Jarretera o la Apertura Estatal del Parlamento.

Sin embargo, la faceta que nos interesa aquí es la relacionada con la heráldica, pues el Earl Marshal también es un officer of arms (oficial de armas) y supervisor del College of Arms (o College of Herald). Este último organismo, fundado por Ricardo III en 1484 (sin contar los antecedentes, que se remontaban casi un siglo más atrás), constituye la autoridad heráldica oficial de Inglaterra, Gales, Irlanda del Norte y gran parte de la Commonwealth, incluyendo Australia y Nueva Zelanda. En su página web describe cuáles son las funciones que desempeña:

«Además de ser responsable de la concesión de nuevos escudos de armas, el Colegio mantiene registros de armas, pedigríes, genealogías, licencias reales, cambios de nombre y banderas. 
Los heraldos, además de cumplir con sus deberes ceremoniales, asesoran sobre todos los asuntos relacionados con la nobleza y el baronaje, la precedencia, los honores y los ceremoniales, así como los símbolos nacionales y comunitarios, incluidas las banderas».

Heraldos ingleses son sus tabardos de gala durante el desfile de la Orden de la Jarretera/Imagen: Philip Allfrey en Wikimedia Commons

El College of Arms se compone de trece oficiales: tres reyes de armas, seis heraldos de armas y cuatro perseguidores de armas, más otros siete oficiales ocasionales que habitualmente no forman parte de él. Todos ellos están bajo la dirección del citado Earl Marshal, que preside la High Court of Chivalry junto al Lord High Constable (el Lord Alto Comisario que decíamos antes), quien antaño también tenía responsabilidades en la administración de las caballerizas.

No era una ocupación menor, como podría parecer, porque las tareas de ambos cargos se extendían a las operaciones bélicas que incluyeran la participación de la caballería (que en la Edad Media constituía la fuerza principal de los ejércitos y era el arma de nobles y reyes). Asimismo se encargaban de gestionar rescates, repartir botines, pagar los salarios de la tropa y sancionar a quien utilizara un escudo de armas indebidamente.

Dado que su actuación estelar hoy es en grandes eventos, los heraldos visten un vistoso uniforme de época, un tabardo medieval bordado con las armas reales, portando un mazo de oro y presentando un aspecto parecido al de los maceros españoles. Esa similitud va un paso más allá si atendemos a su historia, pues resulta curioso que el estatuto por el que se rigen no sea del Medievo sino posterior, de 1555, concedido cuando reinaba en Inglaterra un matrimonio muy relacionado con España: María Tudor, hija de Catalina de Aragón, y su esposo Felipe II, soberano de la Monarquía Hispánica. Ellos cedieron también la sede que todavía se utiliza.

Sala del Earl Marshal en la High Court of Chivalry (College of Arms)/Imagen: Francis Helminski en Wikimedia Commons

La High Court of Chivalry sólo vio interrumpido su funcionamiento seis años, entre 1634 y 1640, debido al contexto político (la llamada tiranía de los once años, un período en el que Carlos I reinó de forma absoluta sin convocar al Parlamento), pero desde entonces se reunió regularmente, si bien ello no implicaba ver causas. Originalmente había dos jueces, el Earl Marshal y el Lord High Constable, pero desde 1521 sólo ha quedado el primero como único magistrado -con personal auxiliar-, después de que el otro (que era el duque de Buckingham) fuera condenado por alta traición.

Su última actuación fue en 1954, con motivo de una denuncia de la Manchester Corporation (actual ayuntamiento de dicha ciudad) contra el teatro Manchester Palace of Varieties Ltd, que usaba el escudo municipal y provocaba confusión al dar a entender que estaba ligado al consistorio (por cierto, ganó éste). En realidad todavía hubo otra denuncia con un punto de partida similar en 2012: el Ayuntamiento de Aberystwith contra una página de Facebook que también usaba su escudo, aunque al final accedió a retirarlo.


Fuentes

The College of Arms (John Brooke-Little en The Heraldry Society)/XXV Aniversario de la creación del cargo y oficio de Cronista de Armas de Castilla y León (Emiliano González Díez, Félix Martínez Llorente y Francisco Trullén Galve en Cuadernos de Ayala)/College of Arms (web oficial)/Wikipedia


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