Si hablamos de batallas de la Segunda Guerra Mundial se nos vendrán a la mente los nombres de algunas que ya son referencia inevitable, desde Stalingrado a Berlín pasando por El Alamein, Pearl Harbor, Guadalcanal, Las Ardenas y varias más muy célebres. Pero hubo otras que no son tan conocidas, aún cuando alguna tuviera una importancia trascendental para el curso de la contienda. Es lo que pasa con el Asedio de Lille, que se enmarca en el contexto de otra mayor, la de Francia de los primeros compases del conflicto, y resultó capital para permitir la evacuación de Dunkerque.

El propio Winston Churchill la reseñó como vital en su obra The Second World War (La Segunda Guerra Mundial), algo que han corroborado muchos corresponsales bélicos e historiadores, considerando que la tenaz resistencia presentada en Lille por el IV y V cuerpos franceses entretuvo a numerosas fuerzas alemanas durante casi cuatro días, permitiendo así a la BEF (British Expeditionary Force) ganar un tiempo precioso que supuso la salvación, según estimaciones de algunos autores, de hasta 100.000 soldados más de los previstos al principio.

Lille es una ciudad interior situada en la región de Alta Francia, en la frontera belga, a unos 65 kilómetros de la costera Dunkerque. Cuando fracasó el intento conjunto del Ejército francés y la BEF de frenar el avance alemán en Bélgica durante la primavera de 1940, quedó claro que una retirada al interior del país galo resultaría demasiado complicada por cuestiones logísticas y geográficas, así que se optó por una original, aunque arriesgada, alternativa: evacuar a las tropas por mar.

Soldados británicos embarcando en Dunkerque bajo el fuego alemán / Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Tampoco era fácil, ya que se trataba de sacar a unas decenas de miles de hombres (o eso se calculaba; erróneamente, pues luego serían cientos de miles). Y además había que hacerlo a toda prisa, antes de que cayera sobre ellos el enemigo, que marchaba imparable en esa dirección. Pero la Royal Navy ya había estado reuniendo barcos para ello y dio comienzo lo que se llamó la Operación Dinamo. La meteorología ayudó a la BEF, ya que las unidades acorazadas del general Heinz Guderian, el genio creador de la Blitzkrieg o guerra relámpago, se vieron entorpecidas por el mal tiempo; también por el enfrentamiento que éste mantenía con el mariscal Von Kluge, quien le ordenaba echar el freno en su ímpetu por empujar a los aliados hacia la costa siguiendo instrucciones de Hitler.

Todos estos hechos habían transcurrido de forma vertiginosa, en apenas ocho meses. La BEF desembarcó en Francia en septiembre de 1939 con cuatro divisiones al mando de John Vereker Gort, un veterano de la Primera Guerra Mundial condecorado por su heroísmo que había abogado insistentemente por la creación de esa fuerza ante el convencimiento -acertado- de que Francia no tenía capacidad para defenderse por sí misma. La BEF entró en Bélgica, recibiendo otras 13 divisiones de refuerzo en mayo de 1940… y el 19 de ese mes se asumió que no había nada que hacer, el 24 se descartó el plan de contraatacar por el sur y el 26 dio comienzo la evacuación.

La noche del 27, después de que el rey Leopoldo III rindiera Bélgica dejando el terreno expedito a la Wehrmacht, la mayor parte de los británicos habían conseguido concentrarse en el río Lys, un curso fluvial que nace en la localidad francesa de Lisbourg y desemboca en el Escalda a la altura de la ciudad belga de Gante, tras un curso de 195 kilómetros de los que 24,6 hacen de frontera entre ambos países. Sin embargo, únicamente el III Cuerpo galo se les pudo unir, ya que los otros dos que operaban en la zona se vieron atrapados en Lille.

John Vereker Gort, Jean-Baptiste Molinié y Heinz Guderian / Imagen1: dominio público en Wikimedia Commons – Imagen 2: Fxc en Wikimedia Commons – Imagen 3: Bundesarchiv, Bild, en Wikimedia Commons

Eran los citados IV y V, dirigidos respectivamente por los generales Aymes y Altmayer bajo el mando de Jean-Baptiste Molinié (por ser el de graduación más antigua), que junto al III formaban parte del 1re Armée que mandaba el general René Prioux y estaban formados en buena medida por soldados nativos de los protectorados de Argelia, Túnez y Marruecos, incluyendo lo que posteriormente se conocería como pied-noirs (europeos residentes en el norte de África). Ambos fueron alcanzados y tuvieron que atrincherarse en Lille, que inmediatamente quedó sitiada por tres divisiones Panzer (la 4ª, la 5º y la 7ª) y cuatro de infantería (11ª, 217ª, 253ª y 267ª) a las órdenes de Kurt Waeger.

La desproporción resultaba evidente porque los defensores apenas sumaban 30.000 franceses más 5.000 británicos y carecían de unidades blindadas suficientes, así que una resistencia prolongada era una quimera. De hecho, se intentó romper el cerco en dos ocasiones. Una tuvo lugar la mañana del día 28 y fue doble, pues la protagonizaron simultáneamente la 2e DINA (2e Division d’Infanterie Nord-africaine) del mayor general Pierre Dame, compuesta por fusileros y artilleros argelinos, y la 5e DINA (52e Division d’Infanterie Nord-africaine) del general de división Augustin Agliany, formada por marroquíes y tunecinos. La primera intentó cruzar el Deûle mientras la segunda lo hacía por el puente Moulin Rouge. Ambas fracasaron, si bien durante esas intentonas se embolsó y capturó a numerosos alemanes, entre ellos al general Fritz Kuhn.

El día 29 se hizo un segundo intento que tampoco tuvo éxito porque si bien dos compañías y algunos tanques lograron pasar el puente, tuvieron que dar media vuelta ante la cortina de fuego que los germanos lanzaron sobre ellos. Así que Molinié decidió desistir de las salidas y se preparó para una defensa a ultranza en la ciudad. La batalla transcurrió fundamentalmente en los suburbios de Lille, donde los franceses obligaron a los alemanes a ir tomando casa por casa. Sin embargo, la superioridad de los atacantes y la falta de víveres y munición para una posición que, al fin y al cabo, se había tenido que improvisar -y además con la población civil atrapada también-, llevaron a acordar la capitulación.

Desarrollo de las operaciones entre el 21 de mayo y el 4 de junio de 1940 / Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

La noche del 31 de mayo cesaron las hostilidades y, a la mañana siguiente, Waeger rindió honores a las tropas rendidas concediéndoles salir desfilando con sus armas ante los suyos en formación (lo que, por cierto, le costó ser destituido por un encolerizado Hitler). Los franceses habían resistido cuatro días. A priori no parece mucho pero ese tiempo sirvió para que las divisiones terrestres alemanas tuvieran que desviar su atención de las playas de Dunkerque, donde la presión corrió sólo a cargo de la Luftwaffe, permitiendo a Gort organizar una defensa que cubriera la evacuación. Cuando Guderian pudo reanudar sus operaciones se encontró con una barrera obstaculizándole, agravada por un terreno poco propicio para sus tanques.

El resultado fue que la Operación Dinamo, concluida el 4 de junio, sacó de aquella ratonera nada menos que a 224.000 soldados británicos y 95.000 aliados, aunque se dejaran abandonadas decenas de miles de vehículos, cañones y medio millón de toneladas de suministros. También quedaron atrás 68.000 caídos pero la cosa pudo haber sido una catástrofe sin parangón en la historia militar y si no lo fue se debió, en parte, a los abnegados defensores del Asedio de Lille.


Fuentes

Their Finest Hour. The Second World War (Winston S. Churchill) / The Battle for France & Flanders. Sixty years on (VVAA) / Dunkirk. Retreat to victory (Julian Thompson) / The war in France and Flanders 1939-1940 (Major L.F.Ellis) / Dunkirk. Fight to the last man (Hugh Sebag-Montefiore) /Operation Dynamo, the evacuation from Dunkirk, 27 may-4 June 1940 (History of War) /Wikipedia


  • Compártelo en:

Descubre más desde La Brújula Verde

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Something went wrong. Please refresh the page and/or try again.