A unos ocho kilómetros al noroeste de Guiza, cerca del pueblo de Abu Roash, se pueden ver las ruinas de un antiguo edificio. Se trata de la Pirámide de Dyedefra, en ocasiones llamada la cuarta pirámide de Guiza a pesar de la distancia que la separa de las famosas estructuras de El Cairo.
Tiene la particularidad de ser una de las tres pirámides más septentrionales, junto con la de Athribis y otra ya desaparecida cercana a ella, porque todas las demás se construyeron en latitudes más meridionales. De las tres, la más al norte es ésta.
Pero hay más, porque hasta finales del siglo XX los arqueólogos no sabían si la pirámide llegó a terminarse o había quedado inacabada.
En el primer caso la cima de la pirámide habría sido la más alta de Egipto (220 metros sobre el nivel del mar, entre 8 y 20 metros de altitud por encima de la cima original de la Gran Pirámide de Keops) y su estado actual sería fruto de la destrucción y reaprovechamiento de las piedras para construcciones posteriores a partir de la época romana en adelante.
Este parece ser el escenario más probable, ya que las últimas excavaciones encontraron que el complejo funerario en torno al monumento se completó y estuvo activo hasta mucho tiempo después de la muerte del faraón, lo que no tendría sentido si la pirámide nunca se hubiera terminado.
Lo que sí se sabe con seguridad es que su construcción se inició alrededor del año 2580 a.C. por orden del faraón Dyedefra, hijo y sucesor de Keops.
La pirámide está en una colina desde la que se domina la meseta de Guiza (de ahí que su altitud pudiera haber sido mayor que la de la Gran Pirámide, a pesar de su menor tamaño similar a la de Micerino).
Se desconocen las razones por las que se eligió ese lugar así como las de la reducción del tamaño del edificio, aunque algunos investigadores apuntan a motivos teológicos, ya que Dyedefra fue el primer faraón que llevó el título de hijo de Ra.
Fue explorada por vez primera en 1840 por John Shae Perring (quien entre 1837 y 1842 excavó Guiza usando pólvora), al que seguirían otros investigadores como Flinders Petrie y Émile Gaston Chassinat.
Por cierto que, en la década de 1880, Petrie todavía indica que se seguían retirando ingentes cantidades del preciado granito rosa de la pirámide, a razón de 300 camellos cargados diarios.
La excavación más extensa del complejo se inició en 1995 a cargo de un equipo franco-suizo dirigido por Michel Valloggia.
La longitud original de su base era de 106,2 metros, que con un ángulo de inclinación de 52 grados (similar a la pirámide de Keops) habrían dado a la estructura una altura de 67 metros.
Para ahorrar material, tiempo y trabajo, se aprovechó la colina, que formaba un 44 por ciento del volumen total de la pirámide.
Es significativo que la cámara funeraria no está dentro de la pirámide como solía ser habitual sino debajo, a una profundidad de 21 metros, y en su parte inferior tiene depresiones que indican que albergó un sarcófago y un cofre canópico, igual que la pirámide de Kefrén.
En inscripciones halladas en la fosa apareció el nombre de la pirámide, que se traduce como cubierta de estrellas de Dyedefra o como Dyedefra pertenece al firmamento.
Émile Chassinat, durante sus excavaciones entre 1901 y 1924, encontró numerosos fragmentos de estatuas del faraón Dyedefra (entre ellos cuatro cabezas) y de miembros de su familia, sus hijos Baka, Hornit, Setka, Neferhetepes y la reina Hetepheres II.
La mayoría de estos fragmentos se guardan hoy en el Louvre, el Museo de Arte Egipcio de Munich, y el Museo de El Cairo.
Fuentes
Institut Français d’Archéologie Orientale | Fernando Báez, Las maravillas perdidas del mundo | Miroslav Verner, The Pyramids | Mark Lehner, The Complete Pyramids | Wikipedia
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