Günter Schabowski, el portavoz de la RDA cuyo error precipitó la caída del Muro de Berlín

La caída del Muro de Berlín/Imagen: Lear 21 en Wikimedia Commons

Los grandes acontecimientos históricos obedecen a una serie de factores contextuales, ya sean económicos, políticos, sociales o todo a la vez, pero a veces interviene también uno aparentemente menor que, aunque sólo sea como desencadenante final, juega un papel tan destacado como curioso. Es aquel que Graham Green puso como título a una de sus novelas, el factor humano, casi siempre imprevisible y a menudo no muy lógico. Buen ejemplo de ello lo tenemos en Günter Schabowski, un oscuro funcionario que al cometer un error aparentemente sin importancia provocó la caída del Muro de Berlín.

Se pueden contar ya dos generaciones de personas que han nacido después de ese episodio histórico, por lo que resulta probable que muchos no sepan de qué estamos hablando. La mañana del 13 de agosto de 1961 los berlineses se encontraron con un muro de hormigón, reforzado con alambradas y torres de vigilancia, construido esa noche por el bloque soviético para separar la parte de Alemania que estaba bajo su control desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la este, oficializada como República Democrática Alemana, de la parte oeste, la República Federal Alemana.

Las autoridades lo denominaron Antifaschistischer Schutzwall (Muro de Protección Antifascista) porque, decían, el objetivo era proteger el estado socialista en ciernes de la infiltración de fascistas que querían derribarlo.

Zonas de ocupación de Alemania en la posguerra. En el centro de la zona soviética se aprecia, a su vez, la división de Berlín/Imagen: WikiNight2 en Wikimedia Commons

Sin embargo aquella barrera, que llegó a alcanzar cuarenta y cinco kilómetros sólo en la capital (había otros ciento quince fuera del casco urbano), no era sino la consecuencia de la incapacidad de la Volkspolizai (Policía Popular) para frenar el incesante éxodo que los habitantes de la parte oriental de la ciudad realizaban hacia el otro lado, así como el contrabando que venía de la República Federal.

Por esa razón ya habían surgido especulaciones en torno a la posibilidad de una separación radical entre ambas partes de Berlín y, de hecho, dos meses antes de su construcción la Alemania del Este había negado que tuviera intención de llevar a cabo algo así.

Más aún, los servicios secretos occidentales estaban informados del proyecto; simplemente erraron al pensar que no sería algo inmediato sino a un plazo más largo, lo que resulta realmente irónico porque precisamente la misma circunstancia se dio en la caída, como veremos.

Trabajadores de la RDA construyendo el muro en 1961/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Lo que el mundo capitalista bautizó como Schandmauer (Muro de la Vergüenza) era la plasmación física de lo que Churchill había constatado en 1946 como una nueva realidad con el nombre de Iron Courtain (Telón de Acero) y, en efecto, duró lo mismo que la Guerra Fría y la coexistencia de los dos bloques, colaborando en ello. Pero igual que nació una noche, fue en otra cuando llegó a su final: la del 9 de noviembre de 1989, veintiocho años después. Y ahí es donde entra en escena ese factor humano que comentábamos al principio.

Se llamaba Günter Schabowski, natural de la ciudad pomerana de Anklam, donde había nacido en 1929. Era periodista, licenciado por la Universidad Karl Marx de Leipzig, y había dirigido la revista sindical Tribüne. En 1952 ingresó en el SED (Sozialistische Einheitspartei Deutschlands), Partido Socialista Unificado de Alemania, el principal partido del Nationale Front der Deutschen Demokratischen Republik (Frente Nacional de la República Democrática Alemana), que en la práctica era la única formación política y la que, por tanto, siempre ganaba las elecciones.

Günter Schabowski en 1985/Imagen: Bundesarchiv, Bild, en Wikimedia Commons

La carrera profesional de Schabowski siguió progresando y en 1978 fue nombrado jefe de redacción del Neues Deutschland (Nueva Alemania), órgano oficial del SED y, por tanto, el principal periódico del país. Allí estuvo hasta 1985, en que lo dejó para centrarse en la política porque cuatro años antes había pasado a integrar el comité central del partido y ahora volvía a ascender: secretario general para Berlín Este y miembro del Politburó del SED. La lista de cargos se amplió al ser diputado del Volkskammer (Cámara Popular, el parlamento de la RDA), manteniendo su escaño entre 1981 y 1990.

Se podría decir que Schabowski llegó un poco tarde. En 1989 había una palabra que recorría la Europa del Este desde su origen en la URSS cuatro años antes: perestroika. Significa reestructuración y hacía referencia a la reforma económica que Mijaíl Gorbachov había puesto en marcha con el objetivo de afrontar los problemas que acuciaban al régimen soviético y amenazaban su continuidad. La perestroika iba acompañada de la glásnost, una apertura política plasmada en la liberación de algunos presos y la concesión de cierta iniciativa a los medios de comunicación para ejercer la crítica.

Gorbachov fue desbordado por su propia iniciativa y lo que en principio iban a ser unos pequeños cambios para conservar el sistema terminaron constituyendo su puntilla.

Mijaíl Gorbachov en 1987/Imagen: RIAN en Wikimedia Commons

Esos vientos de cambio, que en Alemania se conocieron así literalmente (die Wende), no entusiasmaron a todos los dirigentes comunistas por igual. En Berlín, Erich Honecker se manifestó radicalmente opuesto, al igual que el checoslovaco Gustáv Husák, el rumano Nicolae Ceaucescu y el búlgaro Todor Zhivkov, todos ellos refractarios a adoptar medidas equivalentes a las soviéticas.

Por supuesto, ello ocasionó roces con el líder del PCUS porque Honecker era de la vieja escuela (secretario general del SED desde 1971 y presidente del Consejo de Estado de la RDA desde 1976) y por eso no se soportaban. Así, en la cumbre del Pacto de Varsovia celebrada el verano de 1989 se aprobó la llamada Doctrina Brezhnev: cada estado desarrollaría «su propia línea política, estrategia y táctica sin intervención externa». Pero, entretanto, Hungría abrió su frontera con Austria y no impidió que miles de ciudadanos la traspasaran, quedando de manifiesto la primera grieta en el Telón de Acero.

Erich Honecker en 1986/Imagen: Bundesarchiv, Bild, en Wikimedia Commons

Honecker cayó enfermo de cáncer en esos momentos (ya tenía ochenta y dos años), con lo que su gobierno no reaccionó ante la situación. Se recuperó pronto y retomó el cargo para encontrarse con la proliferación de manifestaciones de protesta que demandaban cambios e intentos de fuga masiva a Checoslovaquia que reprimió con inusitada dureza, retirando la ciudadanía a los implicados.

Esa falta de flexibilidad desagradó a muchos miembros del SED, que empezaron a considerarlo superado, un estorbo cuya intransigencia podría provocar un estallido popular.

Efectivamente, los intentos de evasión no hicieron sino multiplicarse hacia Praga y Budapest, lo que llevó al gobierno a cerrar las fronteras; de esa manera, el Telón de Acero pasó a separar la RDA no sólo del mundo capitalista sino también del socialista. La eclosión llegó a principios de octubre, cuando Gorbachov, que visitaba el país con motivo del 40º aniversario de la fundación de éste, fue aclamado por la gente. Las manifestaciones acabaron en graves disturbios que, sin embargo, no los frenaron; al contrario, se extendieron a otras ciudades.

Tracado del muro sobre una imagen de satélite de Berlín/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

El Politburó tuvo claro entonces que había que prescindir de Honecker porque aquella inestabilidad social se sumaba a la grave situación económica, con las arcas del estado en quiebra. En la primera mitad de octubre un grupo de dirigentes, entre los cuales figuraba Günter Schabowski, obligó a Honecker a renunciar en favor de Egon Krenz, el número dos del régimen. Por su profesión y su experiencia como encargado de comunicación del Politburó, Schabowski se convirtió en portavoz extraoficial.

Durante los días siguientes se esforzó en desarrollar una línea de actuación pública en ese sentido, cosa que no debió resultarle fácil porque por primera vez tenía que escribir antes de recibir instrucciones del partido, como era costumbre hasta el momento. Quizá esa falta de práctica fue la que le llevó a cometer el error por el que, irónicamente, pasaría a la Historia. El 9 de noviembre de 1989 Krenz le entregó la que debería ser la nueva normativa para viajar, que autorizaba a visitar Berlín Occidental por cualquier punto fronterizo y sin los requisitos burocráticos precedentes. Schabowski convocó entonces la preceptiva rueda de prensa y leyó el documento al final.

La histórica rueda de prensa/Imagen: Bundesarchiv, Bild, en Wikimedia Commons

Uno de los periodistas (se dice que el italiano Riccardo Ehrman pero otros también reclamarían la autoría) le preguntó cuándo entraría en vigor y la respuesta abrió la caja de los truenos: «Das tritt nach meiner Kenntnis … ist das sofort … unverzüglich» (Hasta donde sé, será efectivo de inmediato, sin demoras). Schabowski se basaba para decir eso en la fecha de emisión del texto, ya que no venía ninguna otra, pero en realidad no estaba prevista esa inmediatez.

Claro que la cosa no acabó ahí. Otro reportero quiso saber en qué quedaba entonces el Muro de Berlín y él, quizá dándose cuenta de las implicaciones de lo que dijera, no supo contestar… lo que de por sí era ya bastante expresivo.

Tras la conferencia de prensa fue entrevistado por la BBC, donde ratificó que en lo sucesivo los alemanes orientales «ya no tenían que abandonar la RDA a través de otro país socialista» y ahora podían «atravesar la frontera» normalmente. Ante la estupefacción del locutor británico, añadió que había libertad para viajar y que no se trataba de turismo sino de un «permiso para abandonar la RDA». La entrevista fue emitida por las televisiones de ambas alemanias y saltó de un medio a otro como una auténtica noticia bomba.

Soldados en el muro durante los momentos críticos/Imagen: Yann Forget en Wikimedia Commons

Ipso facto, con las cámaras de los informativos transmitiendo en vivo, los ciudadanos de Berlín Este abarrotaron los seis cruces fronterizos del Muro ante la confusión de los guardias, que no sabían qué hacer. Poco antes de medianoche un oficial de la Stasi llamado Harald Jäger decidió autorizar la apertura del paso en Bornholmer Straße y a continuación se fueron abriendo otros. La RDA seguía existiendo pero a ojos de muchos analistas era una muerta en vida porque se desmoronaba.

Así fue. Alemania se reunificó oficialmente un año después, el 3 de octubre de 1990. Schabowski, fue vituperado por sus camaradas y expulsado del PDS (Partido del Socialismo Democrático, sucesor del SED), más aún cuando apoyó a la CDU (Unión Demócrata Cristiana Alemana), recibiendo el apodo de Wryneck (es el nombre de un ave que puede girar su cabeza 180º y que se aplicaba a los comunistas que cambiaban radicalmente de ideología). De hecho, Schabowski se mostró muy crítico con la etapa anterior y eso hizo sospechar a sus antiguos compañeros que era un agente occidental; su propia esposa afirmó en 2014 que lo que dijo en aquella conferencia de prensa había sido de forma consciente.

Günter Schabowski en 2007/Imagen: Heiko Engelke en Wikimedia Commons

No obstante, en 1995, aquel insospechado protagonista del cambio fue denunciado por algunos de los evadidos de la RDA, que le acusaban de haber formado parte del régimen que provocó la muerte de muchos berlineses.

Procesado junto a otros dirigentes del régimen anterior como Egon Krenz, le declararon culpable dos años más tarde pero la sentencia fue de sólo tres años de prisión gracias a su retractación y repulsa del régimen comunista; es más, aunque llegó a ingresar en prisión en diciembre de 1999 sólo cumplió un año gracias a un indulto. Eso sí, abandonó definitivamente la actividad periodística que había retomado en 1992 con la fundación de un semanario llamado Heimat-Nachrichten.

Con la salud muy mermada a sus ochenta y seis años, falleció en una residencia de ancianos de Berlín el 1 de noviembre de 2015.


Fuentes

The Collapse: The Accidental Opening of the Berlin Wall (Mary Elise Salotte)/Germany Divided: From the Wall to Reunification (A. James McAdams)/The Unification and Reunification of Germany (Jackie F. Stanmyre)/Nueva historia de la Guerra Fría (John Lewis Gaddis)/Wikipedia