Todavía son trending tropic algunos vídeos del terremoto que sacudió las Islas Célebes el pasado 28 de septiembre y que seguido de un tsunami, se cobró dos millares de vidas sin contar otras cinco mil desaparecidas. La capacidad destructora de la Naturaleza resulta evidente y más teniendo en cuenta que el fenómeno «sólo» alcanzó un 5,1 en la escala sismológica de (MW) magnitud de momento (7,5 en la antigua escala Richter) ¿Cabe imaginar cómo sería uno del doble? Pues no hace tanto que hubo un ejemplo. Fue en 1960, en la provincia chilena de Valdivia, con un 9,5 de magnitud que lo convirtió en el más potente de la Historia registrado con instrumentos.

Aquel seísmo llegó con aviso. Eran las seis de la mañana del 21 de mayo de ese año cuando varias provincias del sur de Chile (Arauco, Ñuble, pero sobre todo Concepción) se despertaron súbitamente por un violento temblor que produjo 125 muertos y destruyó un tercio de la ciudad de Concepción, capital de la provincia homónima. La vecina urbe de Talcahuano -entre otras dañadas- también quedó arrasada en su mayor parte, si bien la mayor tragedia de ese tipo la sufriría décadas después, en 2010, a causa de un maremoto de 8,8 MW.

El seísmo de Concepción duró poco más de medio minuto pero en realidad no estaba terminado; sólo se había aplazado lo que estaba por venir. Y esto llegó al día siguiente, casi a la misma hora; un nuevo terremoto algo más suave, con 7,1 MW, y epicentro en La Araucanía frente al anterior, que fue en Biobío. Pero como no hay dos sin tres, a las 14:56 se desató el tercero, centrado también en la región araucana y alcanzando una magnitud de 7,8.

Mapa sísmico del terremoto de Valdivia. El epicentro está marcado con una estrella, en la parte superior del recuadro/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Pese a la catástrofe material, la humana consiguió restringirse gracias a que a partir de la mañana se había evacuado a la gente de sus casas y, así, no hubo más víctimas mortales que las de la primera jornada. Tocaba únicamente prepararse y organizar las tareas de recate, desescombro y asistencia. O eso se creía porque, como dijimos antes, lo de Concepción no fue más que el prólogo a lo que iba a ocurrir en muy poco tiempo, ese mismo día 22 de mayo a las 15:11 (es decir, apenas un cuarto de hora más tarde) y afectando a las regiones citadas más las de Los Ríos y Los Lagos.

El temblor fue mucho más fuerte y, de hecho, alcanzó 9,5 MW (o quizá más, pues ahí se detuvo la medición al romperse los aparatos), con el agravante de que en vez de durar los 35 segundos del otro se mantuvo 8 minutos. De hecho, los sismólogos consideran hoy que en realidad se trató de 37 terremotos seguidos, provocados por una fractura tectónica en la zona de subducción que abarca desde la península de Arauco hasta la de Taitao, con epicentros extendidos a lo largo de un millar y cuarto de kilómetros paralelos a la costa y que, en área, afectaron a unos 400.000 kilómetros a la redonda.

No es que fuera raro un cataclismo en esa parte del mundo, pues al fin y al cabo se sabe que allí se produce el choque de la placa de Nazca con la Sudamericana y la de Chiloé, haciendo que la primera se sumerja bajo las otras y originando una fricción que se manifiesta en forma de seísmos en la superficie, además de favorecer la salida magmática a través de numerosos volcanes. Ahora bien, la intensidad alcanzada en 1960 fue inhabitual y los científicos calculan que ocurre una vez cada tres siglos, de media. Baste señalar que, normalmente, las placas se acercan unos 9 centímetros al año y esa jornada lo hicieron 40 metros de golpe.

Casas de madera afectadas en Valdivia/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

El sitio más afectado fue la ciudad de Valdivia, capital de la provincia homónima (Región de Los Ríos), por eso el seísmo ha sido bautizado con su nombre. Resulta curioso que la mayoría de edificios modernos, de cemento y hormigón, se vinieron abajo mientras los de madera, más bajos, resistían y, en todo caso resultaban menos peligrosos. Pero estos últimos aguantaron efímeramente porque el río Calle-Calle se desbordó, inundando las calles, valga la redundancia, y luego llegó el turno de los tsunamis.

En efecto, Valdivia es una ciudad litoral, así que era cuestión de poco tiempo que el Pacífico reaccionara también. Primero se produjo una súbita elevación del nivel del mar: 4 metros que causaron destrozos entre los barcos amarrados en el puerto, especialmente al retirarse las aguas tan rápidamente como habían llegado. Pero diez minutos más tarde apareció en el horizonte una pared de agua de 8 metros de altura que se abatió sobre tierra a una velocidad de 150 kilómetros por hora, destrozando cuanto encontraba a su paso.

El vapor Canelo, encallado un kilómetro y medio tierra adentro/Imagen: Buonasera en Wikimedia Commons

Cientos de personas perdieron la vida en ese momento pero lo peor venía detrás: una segunda ola gigante más alta aún que la otra, de 10 metros. Las dimensiones del maremoto hicieron que éste arrollara también Hawai, donde un tsunami de la misma altura que el chileno mató a 61 habitantes de la localidad de Hilo, notándose igualmente en rincones del mundo tan alejados como Japón o los archipiélagos de Oceanía.

En Valdivia los efectos fueron gravísimos, derrumbándose varias fortalezas españolas de época virreinal junto al 40% de los edificios y quedando inutilizada la desembocadura del río para la navegación, con el agravante de que al estar la urbe en terreno de sedimentación fluvial y humedales, todo quedó convertido en un colosal pantano de cieno al retirarse el mar.

Varios pueblos del entorno desaparecieron del mapa, los muertos se contaron por miles más otros muchos desaparecidos y cerca de 20.000 damnificados (2 millones en todo el país). Un buque quedó varado kilómetro y medio tierra adentro, dejando patente la potencia del maremoto.

Expansión del maremoto a través del Pacífico/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Fue éste el agente más destructor pero también se sumaron al caos incendios, aludes -el de Pelhueco sepultó una villa entera con sus 300 habitantes- y volcanes -el Puyehue entró en erupción-. Hasta las masas de agua interiores pusieron en aprietos a la gente.

El lago Villarica se desbordó y varios cerros se derrumbaron sobre las esclusas del Riñihue, impidiéndole desaguar; su caudal lacustre siguió creciendo y creciendo, amenazando con gravísimas inundaciones si se rompía el dique, de ahí que el ejército chileno y varias empresas tuvieran que hacer una obra faraónica contra reloj para dar salida a una parte del agua mientras se conectaba el lago con otros vecinos con el mismo fin.

Pese a todo, el Hombre seguirá echándole un pulso a la Naturaleza. Que los lugares afectados se encuentren en el llamado Cinturón de fuego del Pacífico no es suficiente para disuadir de su ocupación y ahí siguen, a pesar de que ya hubo un serio aviso hace nada menos que 443 años: en 1575 se produjo en Valdivia un fortísimo terremoto cuya escala se desconoce, obviamente, pero se calcula similar a la de 1960; también provocó un tsunami (aunque moderado, con olas de 4 metros) e incluso tuvo un incidente como el del lago Riñihue, al desbordarse la laguna de Renigua e inundar los alrededores.

La localidad hawaiana de Hilo tras el tsunami/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

En realidad, en Chile se cuentan centenares de seísmos importantes desde 1570 hasta 2015, 29 de los cuales están considerados graves (por encima de los 8 de magnitud); algunos de ellos son los reseñados de 1575 y 1960, el de Valparaíso de 1730 o el de Arica de 1868. Como apuntamos al principio, en 2010 se produjo el maremoto de Ñuble. ¿Y el próximo..?


Fuentes

Valdivia 1960. Entre aguas y escombros (Carlos Rojas Hoppe)/Vientos, terremotos, tsunamis y otras catástrofes naturales: historia y casos latinoamericanos (Margarita Gascón, ed)/Una identidad terremoteada. Comunidad y territorio en el Chile de 1960 (Bárbara Silva y Alfredo Riquelme)/Cómo sobrevivir a un terremoto. 11 Lecciones del tsunami ocurrido en el sur de Chile el 22 de mayo de 1960 (Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile)/Registro de los principales tsunamis que han afectado a la costa de Chile (Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile)/Wikipedia.


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