A pesar de lo que hayamos podido ver en alguna película bélica, lo cierto es que la comunicación inalámbrica directa entre un submarino sumergido y un avión no es posible. Los sensores subacuáticos utilizan señales inalámbricas distintas a los terrestres, y cada una solo funciona en su respectivo medio, el agua o el aire.
Hasta ahora, porque la semana pasada investigadores del MIT presentaron en la conferencia SIGCOMM un sistema que resuelve este problema. Está compuesto de un transmisor submarino que dirige una señal sonar a la superficie del agua, lo que provoca minúsculas vibraciones que corresponden a los unos y ceros transmitidos.
En la superficie, un receptor de alta sensibilidad lee estas vibraciones y decodifica la señal del sonar. De ese modo se transforma el antiguo obstáculo en un medio a través del que es posible la comunicación, según Fadel Adib, profesor del Laboratorio de Medios del MIT que dirige la investigación.
El sistema, al que se ha denominado TARF (comunicación acústico-traduccional RF), se encuentra todavía en fase de desarrollo, pero ya supone todo un logro que permitirá, por ejemplo, que los submarinos no tengan que salir a la superficie para comunicarse como hasta ahora, arriesgándose a revelar su posición.
De igual modo los drones submarinos utilizados para monitorizar espacios y fauna marina tampoco necesitarían ascender a la superficie periódicamente para enviar sus datos a los investigadores.
Evidentemente, una de las aplicaciones más prometedoras del sistema tiene que ver con la búsqueda de aviones hundidos. Colocando balizas de transmisión acústica en las cajas negras de los aeroplanos se facilitaría su posterior hallazgo y rescate.
El sistema TARF funciona utilizando un transmisor acústico subacuático que envía señales de sonar mediante un altavoz estándar. Cuando el transmisor quiere enviar un 0 transmite una onda a 100 hertzios, y cuando transmite un 1 a 200 hertzios. Al llegar a la superficie estas señales causan diminutas ondulaciones en el agua de apenas unos micrometros de altura, que se corresponden con esas frecuencias.
Para conseguir una velocidad de datos alta, el sistema transmite múltiples frecuencias al mismo tiempo, basándose en un esquema de modulación utilizado en la comunicación inalámbrica denominado multiplexación ortogonal por división de frecuencia. Ello permite transmitir y recibir cientos de bits al mismo tiempo.
Los radares en la superficie utilizan una tecnología que detecta las ondas micrométricas ignorando incluso las pequeñas ondas oceánicas que se producen en días de mar calmada, y detectando solo las ondas de movimiento rápido emitidas por el transmisor.
Las pruebas realizadas en tanques y piscinas del MIT, incluso con nadadores que producían olas de 16 centímetros, fueros exitosas, logrando descodificar los mensajes emitidos bajo el agua. La mala noticia es que con ondas superiores a esos 16 centímetros el sistema no funciona, por lo que queda mucho por hacer todavía.
La importancia de este descubrimiento radica en que es el primer sistema que demuestra que es factible recibir transmisiones acústicas submarinas desde el aire, abriendo una nueva era en las comunicaciones.