No es raro que el implacable y cada vez más acelerado avance de la tecnología y nuevos descubrimientos hoy en día, hagan que un producto quede obsoleto prácticamente antes de salir al mercado.
Pero hubo un tiempo en que eso no ocurría. El paso firme pero lento de la ciencia y de las comunicaciones antes de la Edad Moderna hacían que un producto o una técnica tuvieran un período de validez mucho más largo. Mayor cuanto más retrocedamos en el tiempo.
Uno de los primeros que tuvo que sufrir ese aceleramiento del progreso fue el geógrafo Martin Behaim. Había nacido en Núremberg en 1459 en una familia de comerciantes de ropa y tejidos.
En 1484 los negocios le llevaron a Portugal donde conoce a la que será su esposa Joanna de Macedo (se casarán hacia 1487), con tan buena suerte que el padre de ésta, Josse van Hurter, es el capitán encargado de la administración de la Isla de Faial en las Azores.
Allí se establece el matrimonio participando del gobierno isleño y entrando en contacto con la aristocracia portuguesa, lo que favorece el nombramiento de Martin como caballero por el rey Juan II en 1485.
Compaginando los negocios con la astronomía y la cartografía se hizo también con un puesto en la Junta dos Mathematicos, el grupo de sabios que aconsejaba al rey y descubrió la manera de navegar mediante tablas de declinación del Sol, un método mucho más preciso que el astrolabio.
Cuenta Antonio de Herrera en su Historia general de los hechos de los castellanos en las Islas y Tierra Firme del mar Océano que llaman Indias Occidentales, publicada en 1601, que durante la última visita de Colón a Portugal confirmó su opinión con su amigo Martín de Bohemia (nombre por el que era conocido Behaim en Castilla y Portugal), añadiendo que era un cosmógrafo de gran criterio.
En 1490 Behaim regresó a Núremberg con el fin de hacerse cargo de la herencia de su madre fallecida unos años antes. Uno de los miembros del consejo de la ciudad, Georg Holzschuher, le propuso entonces el encargo de construir un globo terráqueo, dado su conocimiento de todos los nuevos descubrimientos realizados por los portugueses.
El globo terráqueo de Behaim, que hoy se conoce por el nombre de Erdapfel (literalmente en alemán manzana de la Tierra), es el más antiguo que se conserva. Se trata de una esfera de lino laminada en dos mitades y reforzada con madera, de 507 milímetros de diámetro con la representación de todas las tierras conocidas hasta entonces.
El mapa fue pintado por Georg Glockendon, un grabador y pintor de gran renombre en la ciudad, a partir de la cartografía aportada por Behaim, quien se basó en los mapas de Paolo Toscanelli y Henricus Martellus, pues el globo contiene los mismos errores, e incluye el ecuador, los trópicos y las doce constelaciones del zodíaco. Contiene además 110 miniaturas y unos 2.000 topónimos, además de numerosos textos de diferente longitud.
Behaim terminó el trabajo en 1494 pero el año anterior, en marzo de 1493, regresaba Cristóbal Colón con noticias de las nuevas tierras transoceánicas. Sin embargo a Behaim no le dio tiempo a incluir las novedades traídas por el almirante, y el globo no incluye más que Europa, Asia y África, dejando un gran océano vacío en el lugar donde debería estar el continente americano.
A pesar de que se conoce la creación de globos terráqueos desde la Antigüedad, el de Behaim es el más antiguo que ha llegado hasta nosotros. Se conserva en el Museo Nacional Germano de Núremberg, el mayor de toda Alemania dedicado a la Historia de la Humanidad, y está considerado uno de los objetos más importantes en la historia de la geografía. Fue digitalizado en 2011 con fondos proporcionados por la Fundación Staedtler.
Martin Behaim regresó a Portugal tras terminar el globo y allí creo un nuevo mapa, está vez incluyendo ya América, tal y como se desprende del testimonio de Antonio Pigafetta, cronista de la expedición de Magallanes-Elcano, en su Relazione del primo viaggio intorno al mondo. Según Pigafetta:
Si no fuese por el saber del Capitán General, no se hubiese pasado por este estrecho [el estrecho de Magallanes], porque todos creíamos que estaba cerrado; pero él sabía que debíamos navegar por un estrecho muy escondido, habiéndolo visto en un mapa guardado en la Tesorería del Rey de Portugal, y hecho por Martín de Bohemia, hombre excelentísimo
Antonio de Herrera menciona esto mismo, que Magallanes al exponer su proyecto al rey aseguró que el estrecho figuraba en una carta marina construida por Martín de Bohemia. Este mapa nunca ha sido encontrado, quizá se perdió o el celo portugués en mantener los secretos que contenía hizo que se traspapelase o fuera destruido.
Lo que sí se sabe es que en 1507 Martín Behaim murió en el Hospital de Todos los Santos de Lisboa en la más absoluta miseria, sin que nadie haya podido explicar las causas de su pobreza. Hoy un cráter lunar y un asteroide llevan su nombre.
Fuentes
Germanisches National Museum / Relazione del primo viaggio intorno al mondo (Antonio Pigafetta, 1524) / Historia General De Los Hechos De Los Castellanos En Las Islas I Tierra Firme Del Mar Oceano (Antonio de Herrera) / Wikipedia.
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