No sé dónde leí hace poco a algunos niños decir que no les hubiera gustado vivir en los primeros dos tercios del siglo XX porque todo era en blanco y negro. La gente menuda, ya se sabe, tiene su particular percepción de las cosas pero es cierto que esa época fue así desde un punto de vista: el televisivo. Y no estaba mal considerado en realidad; al menos en Israel, donde en la década de los setenta se produjo una situación inaudita cuando el gobierno prohibió emitir en color para evitar que se produjeran diferencias socioeconómicas.

Aunque las primeras transmisiones en color aparecieron a finales de los años sesenta (en EEUU un poco antes), no se generalizaron hasta años más tarde. En España se abrió esa nueva era en 1971 con el combate de boxeo entre Joe Frazier y Cassius Clay, si bien las emisiones regulares llegaron al año siguiente y hubo que esperar a 1977 para que fueran a tiempo completo; al fin y al cabo no había prisa porque los televisores de la mayoría de las familias sólo estaban preparados para recibir señal en blanco y negro.

Con la difusión del sistema PAL (Phase Alternating Line), creado por la empresa alemana Telefunken, que también se encargó de la fabricación de la nueva generación de televisores, el mundo se transformó para los televidentes; era como entrar en nueva época, más atractiva y optimista. Así fue para casi todos excepto, decía al principio, Israel. Su televisión había hecho la primera retransmisión en color en noviembre de 1977, para cubrir la visita al país del presidente egipcio Anwar el-Sadat, pero las autoridades consideraron luego que el color era una frivolidad y el acceso a televisores de ese tipo un lujo.

Barras de color SMPTE de una carta de ajuste/Imagen: Denelson83 en Wikimedia Commons

Ciertamente, resultaban más caros que los otros, lo que a priori podría ponerlos sólo al alcance de las clases más pudientes. Algo que alarmaba a los dirigentes de un país formado a partir de cierta igualdad social, que había hecho de los kibbutz (comunas agrícolas, muy admiradas entonces, especialmente entre la izquierda) una de sus señas de identidad y que no estaba dispuesto a que se crearan diferencias de clase demasiado grandes. Ahora bien, como tampoco se quería intervenir la economía, se optó por tomar una medida más respetuosa pero, a la vez, drástica.

Así, la Autoridad de Radiodifusión de Israel recibió la orden gubernamental de cesar sus retransmisiones en color. Daba igual, por tanto, que el telespectador tuviera un aparato antiguo o se comprara uno nuevo porque la televisión sólo emitiría en blanco y negro. Dado que, al parecer, eliminar la señal cromática de un programa grabado suponía un problema técnico, la solución fue más sencilla: omitir la señal de fase de ráfaga de la emisión, de manera que lo que se hacía era activar un mecanismo que llevaban los aparatos receptores y que bloqueaba los colores.

Ese dispositivo se conocía técnicamente como color killer (asesino de color) y actuaba como un circuito de corte de los amplificadores cromáticos del televisor cuando éste recibía una señal monocromática: al no llegar la señal de ráfaga esos amplificadores no se ponían en marcha y en las pantallas únicamente aparecían imágenes en blanco y negro. Los israelíes dieron a ese método el nombre de Mehikon, que significa «borrador».

Una emisora de televisión de 1970/Imagen: Archives New Zealand en Wikimedia Commons

Pero no se pueden poner puertas al campo ni frenar los adelantos tecnológicos durante demasiado tiempo y el libre mercado se abrió camino ante la demanda que se generó en 1977. El detonante fue que el Festival de la Canción de Eurovisión se iba a celebrar en Jerusalén. Israel había debutado en ese evento el año anterior con triunfo (Izhar Cohen & Alphabeta interpretando A-Ba-Ni-Bi), por lo que le tocaba organizar el siguiente; y nadie quería verlo en gris. El ejecutivo cedió y autorizó retransmitirlo en color para ir haciendo una transición progresiva hacia la generalización del sistema.

Aún así, muchos no estaban dispuestos a esperar y empezaron a llegar a las tiendas de electrodomésticos televisores especiales a los que se llamó popular y sardónicamente Anti-Mehikon, dotados de un dispositivo que permitía reconstruir la señal de ráfaga: los usuarios sólo tenían que ir girando un mando hasta que aparecieran los colores. No resultaba cómodo porque requería ajustarlo cada cuarto de hora aproximadamente, cuando no más a menudo si se perdía la señal; a veces era necesario levantarse a girar la ruedecita hasta una decena de veces por hora (digo levantarse porque no había mando a distancia para ello).

Pero ante la alternativa de ver las cosas en color o blanco y negro los israelíes lo tenían claro. Las noticias de prensa del momento reseñan que, a finales de 1979, el 90% de las ventas de televisores correspondían a los modelos que incorporaban el Anti-Mehikon, sin importar que tuviera un sobrecoste del 5% al 10% respecto al precio de los aparatos normales. Hay que tener en cuenta que, además, en 1978 el 88% de los israelíes disponían de un televisor en casa, doblando el porcentaje de sólo ocho años antes.

La realidad se imponía y al gobierno no le quedó más remedio que reconocerlo. En 1980 la televisión israelí obtuvo el permiso para olvidarse del Mehikon y volver a emitir en color; a partir de 1983 todas sus retransmisiones fueron así, ya a tiempo completo. Por cierto, los telespectadores debieron considerar bien invertido aquel dinero porque sin duda disfrutaron con aquel Festival de Eurovisión: en 1979 lo ganó de nuevo el país anfitrión con el tema Hallelujah, de Gali Atari y Milk & Honey, en una votación final llena de suspense mano a mano con España.


Fuentes

Mass communication in Israel. Nationalism, globalization, and segmentation (Oren Soffer)/Communicating awe. Media memory and Holocaust commemoration (Oren Meyers, Motti Neiger y Eyal Zandberg)/Israel Broadcasting Authorithy/Wikipedia


  • Comparte este artículo:

Loading...

Something went wrong. Please refresh the page and/or try again.