Una rosa y un libro por el día de San Jorge

El Día Internacional del Libro se celebra desde hace más de 20 años todos los 23 de abril. Esta fecha en Cataluña coincide además con la festividad de la Diada de Sant Jordi (el día de San Jorge), confiriéndole un significado muy especial y una tradición muy arraigada: originalmente los hombres regalaban una rosa a las mujeres, y éstas les devolvían el presente con un libro. Hoy en día el obsequio se realiza no solo entre las parejas, sino también entre familiares, amigos y seres queridos.

La tradición se inició en el siglo XV. Ese día, el 23 de abril, se regalaba una rosa a todas las asistentes a la misa en la capilla de Sant Jordi, hoy integrada en el Palacio de la Generalitat, como símbolo de pasión. Cuando la UNESCO instituyó el Día del Libro en esa misma fecha, se incorporó el libro al ritual.

La leyenda de Sant Jordi o San Jorge tiene su origen en un tribuno romano de ese nombre nacido en el siglo III en Capadocia, en la actual Turquia. A las órdenes del emperador Diocleciano, Jordi se negó a cumplir las ordenes de perseguir a los cristianos. Por ello fue torturado y decapitado en el año 303 d.C. en la ciudad de Lydda (hoy Lod, en Israel).

Considerado mártir y santo, pronto surgirían en torno a su figura diversas leyendas, luego extendidas y popularizadas por los cruzados a partir del siglo XI. En ellas se conjugaba la idealización del milites Christi (soldado de Cristo) con el mito griego de Perseo, quien había cortado la cabeza de Medusa y petrificado con ella un monstruo marino para liberar a Andrómeda.

La versión más popular de la leyenda cuenta que en una ciudad (Silene en la actual Libia, Beirut en Líbano, e incluso Montblanch en Tarragona) un fiero dragón impedía el acceso de sus habitantes a una fuente, único suministro de agua disponible, de modo que la única manera de apartarlo era entretener al monstruo ofreciéndole ganado que comer. Pronto se terminaron las reses y hubo que empezar a entregarle jóvenes humanas, que se decidían por sorteo.

Cuando le tocó el turno a la hija del rey apareció un caballero, San Jorge, que atravesó al dragón con su lanza haciendo brotar un chorro de sangre que se convirtió en rosas.

Como decíamos, la tradición catalana de Sant Jordi, oficializada con el patronazgo del santo por las Cortes Catalanas en 1456, ubica los hechos relatados en la leyenda en la villa de Montblanch. Allí se conserva el Portal de Sant Jordi, frente al que el santo habría matado al dragón.

Y todos los años se organiza la Semana Medieval de la Leyenda de Sant Jordi como recuerdo a la tradición, con representaciones teatralizadas del acontecimiento.

El día alcanza su máxima expresión en las Ramblas barcelonesas, donde se ubican puestos que venden rosas y libros, con el incentivo de descuentos y firmas de autores, además de otras actividades culturales en la calle. A pesar de que es un día laboral, la participación es multitudinaria.