Que una empresa de Corea del Norte llamada Mansudae Overseas Project Group of Companies exista ya suena algo raro. Que además se dedique a construir megaesculturas que suscitan acaloradas suspicacias, por millones de dólares y en un estilo que algunos perciben como retro-soviético y otros como socialismo-realista norcoreano, no mejora mucho su imagen.
Sus beneficios para 2011 se estimaron en unos 160 millones de dólares, obtenidos gracias a la construcción de monumentos y esculturas memoriales por todo el mundo. En 2015 sus creaciones estaban presentes en 17 países: Angola, Argelia, Benin, Botswana, Camboya, Chad, Congo, Egipto, Guinea Ecuatorial, Etiopía, Alemania, Malasia, Mali, Mozambique, Namibia, Senegal, Togo y Zimbabue.
En Alemania, el único país occidental en que ha trabajado, la empresa se responsabilizó de la reconstrucción de la Fuente de los Cuentos de Hadas en Francfort, una pieza art nouveau que había quedado destruída durante la Segunda Guerra Mundial.
Pero quizá uno de los más polémicos es el Monumento al Renacimiento Africano que construyeron entre 2008 y 2010 en Senegal, y que se inauguró el 4 de abril de ese año, coincidiendo con el 50 aniversario de su independencia.
Realizado en bronce, es la estatua más alta de África con sus 49 metros, pero solo la 38 más alta del mundo (la primera es el Buda del Templo de Primavera de Lushan en China, con 128 metros de altura).
Representa a una familia con un hombre, una mujer y un niño que se alzan frente al mar en la ciudad de Dakar, sobre una colina de 100 metros de altitud a la que se accede por una escalinata.
Las críticas comenzaron desde el mismo momento de su construcción, y se incrementaron después de ver el resultado, muy similar estilísticamente al realismo socialista norcoreano, y con pocas semejanzas a los auténticos rasgos físicos africanos. También se le ha calificado de sexista, ya que representa a la mujer claramente subordinada al hombre y en un segundo plano.
Por otro lado Senegal es de mayoría musulmana, y la representación de figuras humanas tampoco fue demasiado bien vista por los imanes locales, que consideran al monumento idólatra. No ayudó que el presidente del país comparase a la escultura con Jesucristo, ni que reclamase para sí el 35 por ciento de los beneficios obtenidos del turismo por el monumento.
Aparte de los 27 millones de dólares que costó, fue realizado exclusivamente por trabajadores norcoreanos, y diseñado por un artista rumano, lo que para muchos es indicativo de que no tiene nada que ver con lo que quiere representar, el renacimiento de África.
En cualquier caso, a la inauguración acudieron numerosos mandatarios africanos, y una delegación afroamericana de los Estados Unidos encabezada por el reverendo Jesse Jackson.
Fuentes
North Korean Art Gallery / State / BBC / Wikipedia.
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