El portátil es un instrumento totalmente instaurado en nuestra sociedad y han desplazado de forma total a los ordenadores de sobremesa. Hoy en día, toda persona que necesita un ordenador recurre a los laptop (como son conocidos en lengua inglesa) y los números de ventas lo demuestran. Ni siquiera el aumento en el consumo de tabletas ha logrado frenar el auge de esta herramienta que en el pasado 2017 siguió creciendo.

Y es que se estima que las ventas mundiales de portátiles llegaron a 162,4 millones de unidades en 2017, lo que representó una tasa de crecimiento del 0,7%.Estos dígitos representan una valoración ya que los últimos datos oficiales del tercer trimestre del año representaron que las ventas globales de portátiles registraron un notable aumento trimestral del 6,8% y un aumento interanual del 0,9%, alcanzando los 42,6 millones de unidades suministradas. Durante los últimos años estas cifras alcanzaron cotas máximas, pero esto no se puede entender sin acudir al principio de todo, a la fecha en la que se creó el primer ordenador portátil.

Sobre la creación del primer ordenador portátil hay una discusión muy profunda, pero para ser precisos, hay que retroceder hasta 1985, año en el que se creó la primera gama de estos dispositivos que tuvo un consumo masivo. Este no es otro que el Toshiba T1100, un ordenador que pesaba nada más y nada menos que cuatro kilos, medía 30,98 centímetros de ancho, 6,6 de grosor y 30,48 centímetros de largo.

Por lo que respecta a su configuración, esté incluía un procesador Intel 80C88 de 8 MHz, un sistema operativo MS-DOS, la unidad de disco flexible era de 3,5 pulgadas con 720 kilobytes de almacenamiento y una memoria interna de 512 kilobytes. También disponía de una pantalla LCD de 23,11 cm por 11,9 cm, en blanco y negro, capaz de mostrar textos de manera clara y legible y una resolución de 640×200 píxeles. Todo ello por una cantidad que hoy sería mayor que la del mejor portátil Apple.

Este fue el primer ordenador portátil en cuanto a su consumo masivo, pero para encontrar el primero que tuvo su clásico cierre de tapa hay que irse a Australia donde la compañía australiana Dulmison creó el ordenador llamado Dulmont Mágnum, que contaba con una pantalla de LCD de 25×80 caracteres y fue comercializado entre los años 1981 y 1986. Otro de los ordenadores que marcaron tendencia pero que no tuvo el éxito esperado fue el Osborne I, fue un ordenador portátil que se presentó el 3 abril de 1981 y tenía un peso de más de 10 kilos y valía casi 2.000 dólares. Su inicio fue fulgurante pero la empresa tuvo que cerrar tan sólo dos años más tarde.

La historia del ordenador portátil tampoco se podría entender sin IBM, que creó el 5100, que fue el primer ordenador portátil de la historia que salió a la venta, concretamente, en septiembre de 1975. Tenía 22.6 kilos de peso y 64 KB de RAM, incluía un procesador de 16 bits. Muchos más años adelante, en 1995, coincidiendo con la llegada de Windows 95, estos dispositivos tuvieron un auge que, a pesar de la llegada de las tabletas, aún sigue teniendo.


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