Entre la primavera y el otoño de 1914 el puerto mexicano de Veracruz fue ocupado por tropas estadounidenses que respondían así a una presunta ofensa por parte de las autoridades locales en Tampico. En realidad, no era sino el traslado a territorio ajeno de la partida de ajedrez bélico que el gobierno de Woodrow Wilson jugaba con el káiser Guillermo, cada uno de los cuales apoyaba a una facción diferente de las que estaban luchando por el poder en México, los primeros a favor del constitucionalista Venustiano Carranza y los segundos al lado del general Victoriano Huerta, en el marco de la Revolución Mexicana.

Huerta se había hecho con el ejecutivo el 13 de febrero de 1913 en un golpe de estado conocido como la Decena Trágica, realizado en alianza con diplomáticos de EEUU (Pacto de la Embajada, se llamó), en el que derrocó y ejecutó a Francisco Madero para instaurar una dictadura militar que trataba de imitar el antiguo porfiriato.

Ahora, desde el poder, le tocaba sufrir también un levantamiento por parte de Carranza, un exministro maderista y gobernador de Coahuila, con el agravante de que el país vecino también había cambiado de presidente: a William Howard Taft le sucedió el citado Wilson, que le era hostil; especialmente después de que Huerta rechazara el plan de paz que le presentó.

Venustiano Carranza/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Ésa era la situación cuando el 9 de abril de 1914 se produjo el episodio que hoy conocemos como el Incidente de Tampico. Este puerto estaba en manos gubernamentales y allí había fondeado una escuadra norteamericana al mando del contraalmirante Henry Mayo, con vistas a poner a salvo a multitud de ciudadanos norteamericanos atrapados en el caos.

El comandante del cañonero USS Dolphin compró combustible a un comerciante alemán y envió un bote con nueve marineros para recoger la mercancía. Estaban cargándola cuando fueron arrestados por fuerzas federales por entrar en una zona de guerra sin permiso y, aunque los liberaron al poco, Mayo exigió en desagravio que se castigara a los responsables, se izara la bandera de barras y estrellas en el puerto y se disparasen veintiún salvas de honor.

Victoriano Huerta/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

El general mexicano al mando se negó y a pesar de los intentos de Huerta por encontrar una solución negociada, Woodrow Wilson encontró así una excusa perfecta para intervenir a favor de Carranza (cuyos soldados tenían sitiado Tampico), pese a que éste pidió que se mantuvieran al margen aludiendo a un asunto interno mexicano.

Sin embargo no sería aquel el escenario bélico sino otro puerto situado más al sur y que tenía detrás una amplia y rica historia: Veracruz. La que fue la primera ciudad del Virreinato de Nueva España, fundada por Hernán Cortés, era en 1914 un puerto en el que se juntaban buques de varias armadas defendiendo los intereses de unos y otros en función de los suyos, aunque casi todos a favor de Huerta: británicos, franceses y alemanes.

Cuando contamos en otro artículo la historia del crucero alemán SMS Dresden, decíamos que en 1913 fue enviado a México para proteger los intereses germanos en ese país, dada la situación de guerra civil que vivían allí. Acompañado del Hertha y el Bremen, tenía la misión de trasladar a los ciudadanos teutones atrapados en el caos y facilitar el desembarco en Veracruz de un cargamento de material bélico (rifles, ametralladoras, munición…) para el gobierno.

Cruceros de EEUU navegando hacia Veracruz tras el Incidente de Tampico; debajo, los retatos de los almirantes Mayo, Fletcher y Badger/Imagen: PD-US en Wikimedia Commons

Dado el embargo de armas decretado por EEUU, esa mercancía debía llegar en la bodega del carguero SS Yparanga extraoficialmente, máxime teniendo en cuenta que los proveedores eran Gran Bretaña y Francia, a quienes Huerta había entregado las concesiones petrolíferas en perjuicio de EEUU.

Pero era un secreto a voces y cuando llegó a oídos de Wilson ordenó pasar a la acción para impedirlo. Dado que en Veracruz sólo había tres buques estadounidenses al mando del contraalmirante Frank Friday Fletcher, la flota del contraalmirante Mayo abandonó Tampico -dejando algunas unidades para asegurar su control- y navegó hacia allí, recibiendo además el refuerzo de otras escuadras.

El crucero español Carlos V, el USS Vestal y la cañonera Nashville/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

En la rada estaban, entre otros, el británico HMS Essex y, curiosamente, el crucero español Carlos V. El primero no quiso o no pudo levar anclas y, en consecuencia, registraría daños colaterales en los enfrentamientos que se iban a desatar (aunque, a cambio, su cuaderno de bitácora se convirtió en una fuente historiográfica de primera mano); el segundo, en cambio, zarpó prudentemente y se libró.

Y es que la mañana del 21 de abril, sin previa declaración de guerra, un destacamento de marines desembarcó y ocupó el puerto sin que los mexicanos pudieran impedírselo tras advertirles Fletcher de que estaba dispuesto a bombardearlos desde sus barcos. La resistencia se llevó a cabo en las calles fundamentalmente, y aunque apenas había un centenar y medio de soldados para defender Veracruz, les auxiliaron los presos liberados de la prisión local y muchos civiles.

Pese a todo, los marines tomaron la Aduana Marítima, la oficina de Correos y Telégrafos y otros enclaves estratégicos. Detuvieron su avance esa noche para asegurar lo ganado y al día siguiente fueron reforzados por otra oleada de desembarco para conquistar la Escuela Naval con fuego de cobertura desde la flota. Los combates continuaron hasta el día 30, en que EEUU envió tropas de infantería para sustituir a los marines, culminando así la invasión de territorio mexicano. Se calculan en torno a doscientas las bajas mexicanas, por diecinueve estadounidenses.

La flota de EEUU bombardeando Veracruz/Imagen: Wikimedia Commons

Veracruz estuvo en su poder siete meses hasta que el 23 de noviembre los norteamericanos se retiraron dejando una oleada antiyanqui en buena parte de América e incluso en Gran Bretaña; de hecho, los estadounidenses residentes en México fueron expulsados a su país.

Es curioso reseñar que EEUU renunció a la indemnización que reclamaba por el Incidente de Tampico y que el Yparanga al final pudo entregar su carga a Huerta, aunque a éste no le sirvió para retener el poder y tuvo que marchar al exilio a bordo del SMS Dresden.

Tropas estadounidenses izan su bandera en Veracruz el 27 de abril de 1914/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

En 1915 intentó retornar a México para recuperar el poder inducido por los alemanes, que ya en plena Primera Guerra Mundial veían interesante tener un aliado amenazando el sur de EEUU; pero lo hizo vía Nueva York y fue encarcelado, donde falleció en enero de 1916.

Al final México mantuvo la neutralidad y no quiso entrar en la guerra ni a favor de Alemania ni de EEUU, como Wilson intentó. Por eso éste barajó la posibilidad de una segunda intervención en 1917 para hacerse con los pozos petrolíferos de Tampico, pero tuvo que renunciar cuando Carranza amenazó con incendiarlos.

Por cierto, a Carranza tampoco le fue muy bien, al menos inicialmente. Quitado de enmedio el dictador se encontró con que Pancho Villa y Emiliano Zapata no reconocían la vía moderada que él encabezaba junto a Álvaro Obregón y querían continuar la revolución, por lo que hubo dos gobiernos paralelos hasta que en 1917 se logró la paz con un Congreso Constituyente que le dio la presidencia y trajo una relativa paz.


Fuentes

1914, el año que cambió la historia (Antonio López Vega)/Historia de México (Gloria M. Delgado de Cantú)/The United States Armed Forces and the Mexican Punitive Expedition (Mitchell Yockelson)/Petróleo y revolución en México (Jonathan Charles Brown)/México frente a Estados Unidos (Josefina Zoraida Vázque y Lorenzo Meyer)/The Banana Wars. United States intervention in the Caribbean, 1898-1934 (Lester D. Langley)/Wikipedia


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