El arte budista era anicónico en su origen, es decir, que no representaba la figura humana y por tanto tampoco producía representaciones de Buda. Salvo en forma de símbolos: un trono vacío, el árbol del Bodhi o la rueda de la oración servían para representar al Iluminado.
Hasta 500 años después de su muerte no se comenzó a representar a Buda con figura humana. Evidentemente, para entonces (hacia el siglo I d.C.) no quedaba nadie que le hubiera conocido y, al no existir estatuas ni pinturas de su rostro, nadie podía saber que aspecto tuvo en vida.
Pero a partir de esa época las cosas cambiaron y empezaron a producirse representaciones artísticas del Buda. Ocurrió en una región llamada Gandhara, situada al sureste del actual Afganistán, al norte de Pakistán y al noroeste de la India. La abundancia y profusión del arte allí producido fue tal que muchas piezas originales pueden encontrase hoy en subastas online.

Pero ¿si nadie podía saber cual era el verdadero aspecto de Buda, por qué todas las imágenes se parecen? Aquí es donde entra en escena el arte griego helenístico y un rey, Demetrio I, cuyo rostro sería el modelo en el que se iban a inspirar todas las imágenes posteriores de Buda.
Tras las conquistas de Alejandro Magno la zona quedó bajó la influencia del Imperio Seléucida. Pero hacia el año 250 a.C. surge el reino Greco-Bactriano como entidad independiente en el actual Afganistán, y posteriormente el reino Indo-Griego en la zona de Gandhara, que se extenderá hasta el 10 a.C. Desde ellos la cultura helenística influenciará a todo el subcontinente indio, mezclándose con la budista.

El resultado es un tipo de arte al que se denomina greco-budista y cuyos ejemplos más claros aparecen en las monedas de los reyes de la época, como Demetrio I.
Pero quizá lo más destacado es que de ese sincretismo nacieron las primeras representaciones de Buda, tomando como modelo el rostro del propio Demetrio, y utilizando elementos estilísticos de influencia griega como la toga, la pose en contraposto, el pelo corto rizado…elementos todos discutibles en el Buda original.
La representación de éste mezclaba las caracteríticas físicas de Demetrio con las del dios Apolo, e incluso las escenas incorporan elementos de la mitología griega adaptados al budismo, como la figura de Heracles, que se convertirá en Vajrapani, el protector de Buda.

Numerosos ejemplos del arte grecobudista pueden contemplarse en museos de todo el mundo, gracias a la abundancia de piezas descubiertas en las excavaciones de Gandhara, especialmente estatuillas y relieves sobre la vida de Buda, cuya datación se extiende hasta el siglo V d.C.
El modelo irradiaría después desde aquella zona hasta lugares más lejanos como China o Japón, dando lugar a la iconografía clásica de Buda. Numerosos ejemplos se encuentran actualmente disponibles en el mercado de antigüedades online, donde son especialmente valoradas las estatuillas y los paneles con relieves.
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