Hace tiempo vimos como un grupo de investigadores volvía a poner en primer plano el estudio de los Luvitas, una civilización poco conocida en la historiografía, pero que podría haber tenido un papel relevante en el desarrollo histórico del Mediterráneo Oriental.
En octubre de 2017 un equipo de expertos suizos y alemanes anunciaron el redescubrimiento y la traducción de una inscripción jeroglífica luvita que explicaría los acontencimientos que propiciaron el fin de la Edad del Bronce en aquella zona, y que están protagonizados por los elusivos y genéricos Pueblos del Mar, cuyo origen no está todavía demasiado claro.
No obstante, el asunto tiene algunas peculiaridades bastante excepcionales. La inscripción en cuestión, que se hallaba sobre una losa de unos 35 centímetros de altura y 29 metros de largo, ya no existe. Había sido descubierta en 1878 en la localidad turca de Beyköy, convirtiéndose en la inscripción más extensa conocida de la Edad del Bronce.
El arqueólogo francés Georges Perrot la habría copiado rápidamente, antes de que los lugareños la empleasen, junto con otras piedras desenterradas en el lugar, como material de construcción de su nueva mezquita.
Otras inscripciones en luvita aparecieron en diferentes puntos del Imperio Otomano, y muchas de ellas terminaron en museos y colecciones privadas. Pero hasta la década de 1950 no se consiguió descifrar la escritura luvita, por lo que ni Perrot ni los arqueólogos e historiadores que estudiaron la copia de aquella inscripción pudieron leerla.
En esa década un grupo de expertos turcos y estadounidenses comenzó la tarea de traducir las inscripciones, pero finalmente ningún texto fue publicado y, para 1985 todos los que habían trabajado en el proyecto habían muerto, excepto uno: James Mellaart.
En junio de 2017 Alan Mellaart recopiló el legado de su padre, James Mellaart, que falleció en 2012 y se había hecho famoso por descubrir Çatalhöyük, entre otros logros, y lo entregó al geoarqueólogo Eberhard Zangger para su edición y publicación. Zangger es el presidente de la Fundación para los Estudios Luvitas.
Entre los materiales había una copia de la inscripción de Perrot. Mellaart la había descrito en una publicación del Bulletin of the Anglo-Israel Archaeological Society en 1992. Según Mellaart el dibujo de Perrot fue redescubierto por Bahadır Alkım (otro de los miembros del grupo de investigadores antes mencionado, fallecido en 1981), quien habría hecho la copia en poder de Mellaart.
Las notas de Mellaart afirman que no fueron capaces de preparar su trabajo para la publicación antes de que la mayoría de los miembros del equipo falleciesen, y cita como miembros a Albrecht Goetze, Bahadır Alkım, Handam Alkim, Edmund Irwin Gordon, Richard David Barnett y Hanit Zübeyir Koşay.
La traducción de la inscripción relata, según Eberhard Zangger, historias de guerras, invasiones y batallas libradas por un gran príncipe llamado Muksus, procedente del reino de Mira, entre cuyos territorios estaría la Troya de hace 3.200 años. Cuenta como este príncipe avanzó con su ejército hasta las fronteras de Egipto, invadiendo ciudades y fortalezas a su paso. Acontecimientos que encajan con las invasiones de los Pueblos del Mar a finales de la Edad del Bronce.
La inscripción habría sido encargada por el rey de Mira, Kupanta-Kurunta, alrededor del año 1180 a.C. El príncipe Muksus sería solo uno de los cuatro comandantes que, por tierra y por mar, se dirigieron al sur arrasándolo todo a su paso, acabando en su camino con los Hititas y sus estados vasallos.
De hecho el idioma luvita está estrechamente relacionado con el hitita. Tiene unos 520 símbolos, mezclando pictogramas que representan palabras individuales con silabogramas fonéticos que representan sonidos. Pero actualmente solo dos docenas de personas en el mundo pueden leer luvita. Uno de ellos, Fred Woodhuizen, es quien descifró la inscripción, cuya transcripción comentada será publicada en diciembre en Proceedings of the Dutch Archaeological and Historical Society.
Pero la extrañeza inherente a todo el asunto ha hecho saltar la alarma entre algunos académicos, que sugieren que tanto la inscripción como su contenido pueden ser una falsificación moderna. Los defensores de su validez afirman que es dificil que Mellaart hubiera podido falsificar una inscripción de tal magnitud, dado que no sabía leer luvita, y mucho menos escribirlo.
Fuentes
Live Science / Luwian Studies / Phys.org.
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