Hace un par de días echábamos un vistazo a lo que son los primeros pasos de la tecnología militar robótica en el artículo dedicado a BigDog. Viendo la foto que encabeza el de hoy cualquiera se aventuraría a suponer que seguimos en la misma línea, analizando armas experimentales que probablemente sean los cimientos de las guerras del futuro; sin embargo sería un error porque el Kugelpanzer, que es como se llama ese singular tanque de forma esférica (de hecho es lo que quiere decir su nombre en alemán), no es de diseño reciente sino que procede de la Segunda Guerra Mundial.

El de la imagen se puede contemplar junto a un Tiger en el Museo Kubinka de Tanques, un centro ruso que exhibe una interesante colección de vehículos blindados. Fue encontrado por el Ejército Rojo en 1945 en Manchuria, abandonado y constituyendo todo un símbolo del hundimiento del frente oriental del Eje. La razón de hallarse en un lugar tan remoto fue, se cree, que los germanos se lo entregaron a sus aliados japoneses, pues éstos libraron varios combates con los soviéticos en esa región hasta ser expulsados por el mariscal Vasilevsky con la Operación Tormenta de Agosto un mes antes de finalizar la contienda.

El valor del Kugelpanzer es especial porque se trata del único ejemplar encontrado y porque carecemos de cualquier tipo de documentación sobre su fabricación; no se conservan planos, ni instrucciones más que fuentes indirectas. No obstante, tampoco era algo completamente nuevo porque ya en la Primea Guerra Mundial se había estado trabajando en conceptos similares. Y no sólo Alemania, como puede apreciarse en estos divertidos dibujos norteamericanos, por no hablar del famoso Netopyr o Tanque Lebedenko, más conocido como Tanque del Zar.

Vista frontal del Kugerpanzer/Foto: Morpeios Melas en Wikimedia Commons

Ahora bien, en aquel conflicto la tecnología aún no estaba tan avanzada y ya fue bastante que acogiera la aparición, en la Batalla de Flers-Courcelette (en el frente del Somme, 1916), del primer carro de combate, el famoso Mark I (al que se aludía con el término «tanque» para hacerlo pasar por contenedor de agua y despistar a los espías) como un arma destinada a romper la empantanada guerra de trincheras. Los alemanes trabajaron entonces en dar una respuesta y la primera idea, a comienzos de 1917, fue el Treffas-Wagen, un carro algo estrambótico que en vez de orugas usaba dos enormes ruedas laterales de casi tres metros y medio de diámetro, entre las que iba un cañón de 20 mm. No salió adelante y sólo se hizo un prototipo, pues en su lugar se fabricó el Sturmpanzerwagen A7V, que recibió su bautismo de fuego en 1918 en las inmediaciones de San Quintín, al norte de Francia.

Hubo que esperar al período de entreguerras para que se planteara en serio la idea de un tanque redondo, aunque a la larga se impusieron los diseños más convencionales. Sin embargo, los soviéticos sí continuaron paralelamente la idea y en 1942 L.P. Mokrousov, jefe de ingenieros de la fábrica Estrella Roja (Járkov, Ucrania) presentó un diseño insólito: un descomunal tanque de forma totalmente esférica destinado a misión de cazacarros y a la destrucción de búnkeres. Contaba con un blindaje entre 200 y 250 mm. más un poderoso armamento (dos cañones de 155 mm, ocho ametralladoras y dos antiaéreos) que lo convertiría, sin duda, en un enemigo temible porque, encima, podía apuntar todas las armas simultáneamente contra un mismo objetivo.

Foto del Treffas-Wagen/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Tripulado por 8 personas, lo más curioso del Protivotank, como se lo conocía popularmente, no era sólo que fuera extraordinariamente maniobrable y pudiera alcanzar una velocidad de 90 kilómetros por hora pese a sus enormes proporciones (10 metros de altura y 500 toneladas de peso), sino también el hecho de que sus orugas en vez de estar a los lados se situaban juntas en el centro, donde también estaban los dos motores (de gasolina, con una potencia de 1.000 caballos de vapor cada uno, más un generador eléctrico). sin embargo, el proyecto fue considerado demasiado complicado y se desechó. Mokrousov, por cierto, terminó en el Gulag acusado de malversación de fondos.

A cambio se plantearon versiones más pequeñas que resultarían más fáciles de fabricar, como la planteada por Nikolai Mijailovich Vostretsov, pero al final la eficacia del T-34 hizo caer en el olvido las apuestas visionarias en favor de los carros normales. Visto lo visto, el Kugelpanzer fue el único de ese tipo que salió adelante, aunque al aparecer ya al final de la guerra no tuvo recorrido. Eso sí, seguramente no estaba planteado para romper líneas de frente sino para efectuar reconocimientos, dado que únicamente contaba con una ametralladora (quizá una MG 34 o 42… o, en caso japonés, una 96 LMG) que disparaba justo desde debajo de la ranura de visión, y además su blindaje es de sólo 5 mm. El único tripulante, que accedía por un portón trasero, debía ocuparse de conducir y disparar.

Por lo demás, es poco lo que se sabe de él a ciencia cierta, ya que se le han retirado los mecanismos y está prohibido tomar muestras de su composición, por lo que se ignora de qué material está hecho exactamente. Se cree que el motor era un cilindro de dos tiempos que lo facultaba para alcanzar una velocidad de 8 kilómetros por hora y necesitaba de una pequeña rueda trasera para cambiar de dirección y mantener la estabilidad, como una versión en miniatura de aquel Treffas-Wagen de 1917. Algunos aventuran que lo fabricó Krupp. Hubiera sido divertido ver una división entera en acción.


Fuentes

Tank Enclyclopedia/World of Tanks/Tank Archives


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