Todos tenemos en mente la imagen clásica -casi estereotipada- de los legionarios franceses: hombres de oscuro pasado que, ataviados con sus característicos quepis con cogotera y guerrera azul, atrincherados tras las almenas de una vieja alcazaba y escasos de agua, se defienden desesperadamente del ataque de beduinos ocultos entre las dunas. Lo hemos visto en infinidad de novelas y películas, desde la inolvidable Beau Geste a la más reciente Marchar o morir, pasando por Arenas en llamas, Marruecos, La legión del desierto, Argelia, etc.

Probablemente la Legión Extranjera Francesa sea uno de los cuerpos militares más románticos que han existido y existen, pues aún se halla operativo. Por supuesto, empleando el término romántico en su acepción relativa al Romanticismo, a saber, la exaltación de la fantasía, los sentimientos, el exotismo y, en suma, la aventura. Claro que la realidad aporta el componente mundano, el de la violencia de la guerra y la turbiedad de sus componentes, aspecto éste que allí cobra una dimensión especial por aquella promesa de perdón y olvido de sus acciones pretéritas que obtenían quienes se alistaban.

De hecho, ingresar en la Legión no sólo era una opción para quienes ansiaban una vida de aventura y cierta independencia sino también para multitud de delincuentes que encontraban en sus filas un escondite de la justicia, al proporcionarles la posibilidad de cambiar años de cárcel por un servicio al Estado entre camaradas y en un país más o menos lejano con una nueva identidad. Hoy en día las cosas han cambiado y ya no se admiten prófugos, pero fue algo vigente hasta hace relativamente poco. Es más, existe cierta polémica sobre el posible amparo que la Legión otorgó a criminales de guerra nazis.

Beau Geste, un clásico

Para ser exactos, no necesariamente criminales pero sí miembros de las Waffen SS que temiendo ser llevados a juicio por sus acciones durante la Segunda Guerra Mundial se alistaron y lograron desaparecer, participando en la Guerra de Indochina. Su presencia en Asia está acreditada y a raíz de la Batalla de Dien Bien Phu salió a la luz gracias a una denuncia del Viet Minh, si bien ello originó bastante discusión debido a que oficialmente los antiguos nazis tenían vetado su ingreso en el cuerpo.

Evidentemente, una cosa es la teoría y otra la práctica. Así, aunque los médicos tenían que someter a los aspirantes a un minucioso examen físico para detectar a los que llevaran tatuado su número y grupo sanguíneo que les identificaba como miembros de las SS, hay testimonios de algunos legionarios recordando la cantidad de candidatos alemanes que presentaban heridas superficiales en la zona de la axila, precisamente el lugar donde se realizaban los susodichos tatuajes. Esos testigos también revelan la permisividad que, no obstante, había para el alistamiento dependiendo del tribunal médico.

Hitler entregando un estandarte a las SS en 1938/Foto: Bundesarchiv, Bild 146-1972-061-38  en Wikimedia Commons

Tanta como para que en la posguerra, entre 1945 y 1954, el 60% de los legionarios destinados a Indochina fuera de origen teutón. El número de efectivos en la colonia asiática superaba ligeramente los 36.000 (de un total de 150.000) y de ellos unos 21.000 eran alemanes o, para ser más exactos, germánicos, ya que en ese recuento suelen incluirse también los austríacos, holandeses, suizos e incluso belgas, dependiendo de la fuente. En Argelia habría destinados unos 20.000 y el porcentaje fue algo menor, en torno al 45% o 50%, porque allí había más italianos y españoles.

Tampoco es tan sorprendente, ya que Alemania siempre fue una de las canteras principales para la Legión después de la propia Francia y hasta hay aforismos al respecto. Se dieron casos curiosos, como el de los legionarios originarios de ese país que por los avatares bélicos tenían que luchar contra sus compatriotas defendiendo la bandera tricolor (caso de la guerra Franco-Prusiana e incluso en las dos mundiales).

Terminada la gran contienda los campos de prisioneros rebosaban de soldados deseosos de salir de su encierro, fueran de las SS o no, muchos de los cuales prefirieron alistarse y salir ya en vez de esperar una liberación oficial; a ellos se sumarían luego los veteranos inadaptados, los que habían perdido todo (bienes, familia, amigos…) y los delincuentes comunes. Probablemente en un primer momento se reclutaron oficiales de la Wehrmacht, matizando que ingresaban como soldados rasos, pues el reglamento exigía que la oficialidad debía ser gala; entre ellos logró colarse un pequeño número de Waffen SS, evitando los controles y el rechazo que experimentaban inicialmente quienes presentaban la citada cicatriz o cuyos nombres figuraban en las listas de buscados.

Uniformes de la Legión Extranjera de 1863/Imagen: Jp. negre en Wikimedia Commons

No obstante, estos efectivos eran minoritarios y seguramente se licenciaron o fueron redestinados a otros sitios fuera de Indochina antes del desastre de Bien Bien Phu, ya que la media anual de reclutamientos rondaba los 10.000 hombres. Para la década de los cincuenta ya había una nueva generación de legionarios deseoso de escapar de la miseria de la posguerra; pero si bien Alemania era un caladero importante por su coyuntural situación socioeconómica, también otros países pasaban por un período de penuria.

¿Cuántos de ellos eran criminales de guerra nazis? Es imposible saberlo. Primero, porque con la división de Alemania en cuatro zonas de ocupación se produjo un aluvión de germanos hacia las regidas por Francia, Reino Unido y EEUU, huyendo de la soviética, y es fácil imaginar el caos que devino de ese proceso, con los nazis -de diversas nacionalidades- mezclados entre los soldados normales buscando una solución rápida que les librase de la repatriación y con los consiguientes cambios de identidad. Y segundo, porque los informes del Viet Minh, que fueron los que levantaron la liebre acusando a la Legión Extranjera de ser un escondite de nazis huidos, han sido cuestionados.

Legionarios en las trincheras de Dien Bien Phu(Foto: dominio público en Wikimedia Commons

El Viet Minh, abreviatura de la Liga Para La Independencia de Vietnam, era un movimiento fundado en 1941 por Ho Chi Minh, Lê Duẩn, Võ Nguyên Giáp y Pham Van Dong cuyo objetivo era la expulsión de los franceses. Por tanto, la propaganda pasaba a ser un arma más y desacreditar a la Legión, la principal fuerza enemiga, estaría entre los objetivos. Formaría parte de esa táctica el considerar nazis a todos los alemanes que la integraban (muchos, como hemos visto, y entre ellos, efectivamente, no faltarían los de esa ideología). Recordemos que en Dien Bien Phu cayeron presos 11.000 legionarios, de los 15.000 que quedaron copados en aquella posición en 1954.

Cabe añadir que la Legión Extranjera no fue el único cuerpo en el que se refugiarían los criminales de guerra y algunos lograron alistarse en otros, entre ellos la Legión Española, donde recibían un trato mejor. Un ejemplo podría ser el caso del sargento Larry Thorne, un SS finlandés llamado originalmente Lauri Torme que ingresó en las Fuerzas de Operaciones Especiales de EEUU y llegó a sargento, combatiendo precisamente en Vietnam.

Más curiosas son las historias, unas reales, otras legendarias, de judíos alistados para vengar la muerte de sus familiares persiguiendo a sus asesinos, también enrolados.


Fuentes

The French Foreign Legion. A complete history of the legendary fighting force (Douglas Porch)/Breve historia de la Guerra del Vietnam (Raquel Barrios Ramos)/The French Foreign Legion (Erwan Bergiot)/La guerra ignorada. Los espías españoles que combatieron a los nazis (Eduardo Martín de Pozuelo e Iñaki Ellakuría)/French Foreign Legion handbook. Strategic and practical information (IBP USA)


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