A pesar de la globalización, la evolución y democratización de medios de transporte que cada vez son más rápidos y reducen la distancia entre punto de partida y destino, son aún muchos los que prefieren coger el coche al llegar sus vacaciones. Y este hecho conlleva una serie de medidas preventivas y de revisión del vehículo de forma exhaustiva, sobre todo si no se dispone de un seguro contratado de asistencia en carretera – ¡y aunque se tenga!-.

Cada año, a finales de junio, salen en nuestro país las previsiones de desplazamientos para el verano. Las carreteras, a pesar de la gran cantidad de líneas de AVE y la proliferación de vuelos más económicos, siguen siendo una de las alternativas preferidas para los viajeros, sobre todo para aquellos que se van a trasladar a otras ciudades españolas.

Este año, la DGT preveía en junio unos 89 millones de desplazamientos en carretera y sacaba su dispositivo especial de tráfico con las consabidas campañas de concienciación y prevención de accidentes, con recomendaciones útiles como cada año y que no está de más repetir ya que, aunque las cifras de incidentes se han reducido con respecto a los últimos 10 años, aún hay mucho trabajo que hacer.

Así pues, el Ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, decía a finales de junio en rueda de prensa que los desplazamientos por carretera para este verano aumentaban un 4,6% respecto al 2016. Habrá que ver el balance en septiembre – octubre, teniendo en consideración que aún no ha llegado agosto que es el mes estrella en pernoctaciones y, por tanto, en cuanto a viajes por carretera. En este sentido, se calcula que unos 43,5 millones se realizan en julio y en agosto 2 millones más.

El verano pasado, las carreteras fueron el escenario del fallecimiento de 253 personas en accidentes ocurridos entre julio y agosto. Esta cifra es la peor registrada desde 2012. Y, si bien, estos datos se enmarcan en un contexto en el que también se produjeron cuatro millones de desplazamientos más que en 2015, no debería ser una realidad que nos impidiese ver cuáles son las problemáticas y cómo aún el mensaje de normas de seguridad vial, formulado sin descanso, verano tras verano, aún no ha calado en la sociedad.

La hora de salida, las comidas copiosas, parar cada dos horas o cada 200 kilómetros…son algunas de las recomendaciones que se llevan repitiendo hasta la saciedad.

Por no hablar del consumo de alcohol, drogas y estupefacientes. Por mucho que la DGT haya lanzado campañas en este sentido, no hay año en el que, en verano por las fiestas o en invierno, por las cenas de empresa, salga una noticia de accidente que acapare toda nuestra atención en los medios. Y es que el factor humano es el responsable de casi más del 90% de los accidentes de tráfico que se producen en nuestras carreteras cada año.

Muchos de estos accidentes se podrían prevenir fácilmente si se hiciesen caso a las recomendaciones. Cada año salen estudios sobre las causas y un alto índice tiene que ver con que el conductor no ha parado cuando le tocaba y se ha dormido al volante.

Conducir requiere una gran concentración y, nunca mejor dicho, requiere de nuestros cinco sentidos, por lo que hay que ser extremadamente responsable, ya no por nosotros y por quienes nos acompañan, sino también por el resto de los que circulan por el mismo sitio que nosotros.

Si conducir requiere una gran concentración, conducir por los llamados puntos negros o tramos peligrosos, lo requiere aún más. La organización EuroRAP (European Road Assesment Programme), en la que participa la española RACE, revela en su último informe algunos de los puntos de las carreteras españolas, así como de los demás países miembro, con un índice de siniestralidad más alto.

El punto que mayor siniestralidad concentra se encuentra en la N -435 Badajoz, entre los km. 33 y 45,9, habiendo sido escenario de cinco accidentes graves con tres fallecidos. A continuación, en el norte en la N-120 Lugo, entre los km. 535,2 y 549,5, se produjeron el pasado año un total de 8 accidentes graves, con ninguna víctima mortal.

También dirección norte se encuentran el tercero y cuarto punto geográfico de mayor concentración en accidentes. El primero, se encuentra en la N 630 – Asturias, entre los km. 66,6 y 87,1. A lo largo de este tramo, se produjeron el pasado año 10 accidentes, de nuevo, afortunadamente, sin víctimas mortales.

El cuarto puesto lo ocupa la N-547 durante un recorrido de 10 kilómetros, entre el km. 47,5 y el 54,8. El quinto se encuentra ubicado en la N-260 de Lérida, entre el km. 193,9 y el 204,4, habiéndose producido 7 accidentes en 2016 con un fallecimiento.

En estas carreteras y en las siguientes del ranking que se puede consultar en el EuroRAP, conviene extremar las precauciones. Al volante no hay que bajar la guardia nunca.


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