No todo vale cuando de cerveza se trata, al menos no delante de un cervecero. Lo admitimos: somos muy tiquismiquis en lo que a cerveza se refiere.

Aquí tienes algunas de las costumbres que más traen de cabeza a los entendidos de nuestro amado líquido. Aunque en el fondo, ¿qué más da? A la hora de la verdad, eres tú quien decide.

Para gustos, los colores… pero también la cerveza

1. Deja espacio para lo que de verdad importa

¿Qué sería de la cerveza sin su espuma? Muchos reniegan de ella, pero no saben de la importante función que cumple: proteger y mantener el carbónico dentro del líquido. Además, sin esta cremosa capa no solamente perdemos parte de los aromas y de la gasificación de la cerveza: perdemos gran parte de su encanto.

2. No le eches morro, bebe en vaso

O en copa. Cuando servimos la cerveza en recipiente de vidrio, no solamente lo hacemos por estética. Además de poder apreciarla mucho mejor a la vista, cuando vertemos la cerveza en el vaso comienza a perder gas (dióxido de carbono) y forma espuma. Esto no solo evita una sensación de pesadez cuando la tomamos, también protege el líquido de la oxidación y permite apreciar mejor los aromas que desprende y con ello sus cualidades.

3. Cerveza por un tubo, pero no en vaso de tubo

Sí, es cierto que el vaso de tubo tiene mayor capacidad que una caña (su contenido equivale al de un botellín de 33 cl). Pero no todo es cuestión de cantidad. Al ser un recipiente totalmente recto, de vidrio grueso y plano, hace que los líquidos se viertan en la boca de manera brusca y se pierdan los aromas con más facilidad. En comparación con la copa, el vaso de tubo permite que el líquido se caliente con más facilidad debido a la forma en la que se sostiene.

4. Ni caliente, ni congelada

Nos gusta la cerveza fría, pero sólo cuando el estilo de la cervezas así lo pide porque las hay que están estupendas a 12º, sin embargo uno de los crímenes más repetidos es el de servir la cerveza en copa helada. Esta costumbre no solamente echa a perder la calidad de la cerveza al deshacer la espuma, sino que termina aguando el interior del recipiente. ¿Acaso le pondrías cubitos de hielo a una cerveza? Si te parecen pocos motivos, aquí te dejamos algunos más.


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