El sílex era uno de los materiales más codiciados y valiosos de la Edad de Piedra, empleado para la fabricación de herramientas cortantes y armas.

No solo eso, a su dureza y capacidad para romperse fácilmente en lascas de agudos bordes, se unía que al golpearlo contra otras rocas producía chispas, ideal por tanto para hacer fuego.

Los humanos descubrieron pronto estas cualidades y ya desde el Paleolítico organizaron su extracción del subsuelo mediante pozos y túneles, una actividad minera que tuvo su mayor desarrollo durante el Neolítico (en realidad nunca se ha dejado de extraer, y hoy en día todavía quedan algunas minas, como las de Miorcani en Rumanía).

Se han encontrado minas neolíticas en muchos lugares del mundo, como Bélgica, Francia, Egipto, España, Alemania y Reino Unido. En éste último país posiblemente una de las más espectaculares es la de Grimes Graves, situada en Norfolk.

Sistema de explotación en Grimes Graves / foto english-heritage.org.uk

A primera vista parece un campo de pequeños cráteres producidos por explosivos, como los de los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial. Pero nada más lejos de la realidad. Se trata de un yacimiento arqueológico compuesto de 433 pozos mineros construidos en época neolítica para alcanzar las codiciadas vetas de silex.

Los investigadores han determinado que fueron explotados entre aproximadamente el año 3000 y el 1900 a.C. Los pozos se extienden por un área de 37 hectáreas y los mayores alcanzan más de 14 metros de profundidad y 12 de diámetro en la superficie.

Se calcula que en Grimes Graves se tuvieron que extraer hasta 2.000 toneladas de caliza para crear los pozos más grandes, lo que habría requerido del trabajo de unas 20 personas durante cinco meses.

El yacimiento consiste en tres capas o vetas de sílex, que fueron explotadas sucesivamente mientras se excavaban los pozos, siendo la última y más profunda la más rica de todas. En los trabajos de extracción habrían utilizado plataformas y escaleras de madera.

Silex en Grimes Graves / foto Jon en Flickr

Se cree que los posteriores invasores anglosajones que llegaron a principios del siglo V tenían cierta idea de para que se utilizaban aquellos pozos, ya que fueron ellos quienes le pusieron el nombre en honor de Odín. Uno de los epítetos de Odín era Grimnir (el encapuchado), y de ahí Grim’s Graben (la cantera del encapuchado).

En tiempos modernos su función y propósito no fueron descubiertos hasta que en 1870 el arqueólogo William Greenwell excavó uno de los pozos (el mismo Greenwell que dos décadas más tarde encontraría los famosos y enigmáticos Tambores de Folkton).

En los 28 pozos excavados hasta 2008 se han encontrado varios cientos de herramientas hecha de asta de ciervo que los mineros utilizaban como picos. Probablemente el complemento eran palas de madera, ya que restos de ellas se han hallado en otros yacimientos. Una vez alcanzada la veta en vertical, algo que ya es realmente impresionante utilizando astas de ciervo, se cavaban galerias horizontales siguiéndola para conseguir extraer la mayor cantidad posible.

Interior de uno de los pozos de Grimes Graves / foto Ashley Dace en Wikimedia Commons

Se calcula que en Grimes Graves se pudieron extraer entre 16.000 y 18.000 toneladas de sílex, lo que serviría para producir unos 3 millones de herramientas, hachas y otros artefactos. Buena parte de esa materia prima en bruto se utilizaría probablemente para comerciar, y sería tallada en lugares ciertamente alejados.

Solo uno o dos de los pozos eran explotados al mismo tiempo, abriendo otros nuevos cada uno o dos años y rellenando los anteriores con la tierra y rocas de los últimos.

El lugar está actualmente abierto al público, que puede explorar el yacimiento arqueológico, e incluso descender a uno de los pozos, el único de su clase que se puede visitar en el Reino Unido.


Fuentes

English Heritage / Stone Tools & Society ( Mark Edmonds) / Prehistory: An Introduction ( Derek A. Roe) / The Scientific Study of Flint and Chert (G. Sieveking, M.B. Hart, eds.) / Wikipedia


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