Desde tiempos remotos los maorí han considerado el río Whanganui como sagrado y antepasado suyo, reclamando su protección desde hace varias décadas.

El río Whanganui (Te awa tupua para los maorí) es el tercero más largo de Nueva Zelanda y el primero navegable. Está situado al sur de la Isla Norte y discurre durante 290 kilómetros desde una altitud de 600 metros hasta desembocar en el Mar de Tasmania.

En torno a él se concentraba la mayor cantidad de asentamientos aborígenes antes de la llegada de los europeos, y por ello la zona ha sido protagonista principal de las reclamaciones de territorio en tiempos modernos.

Imagen del río en 1907 / foto Internet Archive Book Images

La explotación comercial del curso fluvial se inició en 1892 con el establecimiento de un servicio de buques de vapor por Alexander Hatrick, a petición de la empresa Thomas Cook, con el objetivo de transportar turistas hacia el interior de la isla. Para principios del siglo XX ya era uno de los principales atractivos turísticos del país.

En tiempos más recientes se ha convertido en uno de los lugares favoritos de los neozelandeses para practicar deportes como el kayak y el rafting, ya que cuenta con más de 200 rápidos. Todo ello influye negativamente sobre la tradicional pesca de anguilas por los maorí.

El río Whanganui en la actualidad / foto Jessica Ebrey en Wikimedia Commons

La tribu Whanganui Iwi viene reclamando la propiedad del lecho del río y de todos sus elementos físicos y espirituales, desde las montañas del centro de la isla hasta el mar, desde hace más de 80 años.

En marzo de 2017 el parlamento neozelandés aprobó un proyecto de ley por el que se reconoce al río como una entidad viva e indivisible, otorgándole un estatus legal sin precedentes que lo equipara a una persona, con derecho incluso a ser representado.

Tiene dos representantes, uno por parte del pueblo maorí Whanganui Iwi y otro del gobierno neozelandés, cuya misión es velar por el bienestar y la salud del río.

El ministro Chris Finlayson, que negoció el acuerdo con los Whanganui Iwi, reconoció que a algunos pueda parecerles extraño otorgar personalidad legal a un elemento natural, pero no es tan raro si pensamos en las compañías comerciales y las corporaciones.


Fuentes

Newshub / Scoop / Teara


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