El asentamiento permanente situado más al sur de la Tierra es la base estadounidense Amundsen-Scott, construida en 1956, que cuenta con un aeródromo y que permite la estancia continua de personal, entre otras cosas, gracias a una gran cúpula geodésica.

Ahora bien ¿cuál es su antípoda en el globo? Pues se trata también de una estación metereológica, en este caso canadiense, ubicada en la parte norte de la isla Ellesmere y que tiene un curioso nombre: Alert. No hace falta traducirlo.

Ellesmere forma parte del archipiélago Queen Elizabeth, antaño llamado Parry en honor del almirante que las exploró en el siglo XIX, aunque ya había sido descubierta trescientos años antes por William Baffin e incluso frecuentada previamente por los vikingos. Pertenece al territorio Nunavut, una región autónoma de Canadá de casi dos millones de kilómetros cuadrados habitada por el pueblo inuit), tratándose de la mayor isla de la zona y la décima del mundo en tamaño con 196.236 kilómetros cuadrados.

Mapa geopolítico de Canadá con Alert en el extremo norte(Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Pese a ello, el duro clima (con temperaturas bajo cero ocho meses al año) hace que sólo haya tres asentamientos que suman menos de centenar y medio de habitantes en total. Se trata de Grise Fiord, Eureka y el citado Alert.

El primero, situado en la parte sur, es un poblado inuit que reúne a casi toda la población insular, aunque pierde vecinos año tras año por el intenso frío, que ha llegado a registrar hasta 62 grados bajo cero. Los otros dos son bases científicas pero Eureka, aún más inhóspita, no tiene ocupantes de forma permanente, así que el honor de ser el punto más septentrional siempre habitado corresponde a Alert, ya que si bien hay una base rusa en el casquete polar, la de Barneo, ésta es sólo estacional.

Habrá que ver si con el tiempo Alert mantiene ese estatus, pues cada vez tiende a automatizarse más su funcionamiento y a reducir personal, de manera que actualmente no suele haber mas de cinco personas; claro que Barneo tampoco podría considerarse rival estricto porque se ha reorientado al turismo (exclusivo y caro pero turismo, al fin y al cabo) y los clientes sólo permanecen allí el breve tiempo de vivir la experiencia polar.

El HMS Alert atrapado por el hielo/Foto: dominio público en Wikimedia Commons

Alert pertenece al Servicio Canadiense de Metereología, dependiente de sus fuerzas armadas, y por eso constituye un centro de vigilancia por radar que tuvo su papel durante la Guerra Fría, aunque hoy el eje principal de su actividad es el estudio de la contaminación del Ártico y el efecto del cambio climático en el Polo Norte.

Las instalaciones, levantadas en 1950 (8 años después ampliaron sus funciones al ámbito militar), se encuentran a doce kilómetros del Cabo Sheridan, que se asoma al Estrecho de Nares; éste es el que separa la isla de Groenlandia (de la que Alert está a 65,5 kilómetros de distancia) y sus aguas suelen estar congeladas buena parte del año salvo para los rompehielos rusos y estadounidenses (que, no obstante, sólo han arribado en un par de ocasiones), por lo que la vía de acceso a la base es un aeródromo que se encuentra a 6 kilómetros enlazado por una carretera.

Rodeada de montañas heladas y sumida en la oscuridad las 24 horas del día desde mediados de octubre hasta finales de febrero, cubierta de nieve once meses al año y con una temperatura media de 17,7 grados bajo cero, ese inhóspito rincón no parece especialmente divertido pero sí es un buen punto de partida para las expediciones al Polo Norte, del que les separan únicamente 840 kilómetros.

No obstante, llegar hasta allí no es fácil y conlleva cierto riesgo, como demuestran los dos accidentes aéreos que se cobraron un total de 14 víctimas mortales en 1950 y 1991.

Foto US Mission Canada en Wikimedia Commons

Sólo queda explicar el porqué del curioso nombre de la base. Se debe al buque británico cuyo capitán, George Strong Nares (su apellido bautizó el estrecho que mencionábamos antes), dirigió un viaje al Ártico en 1875, habiendo sido elegido para ello por su experiencia en esas latitudes, ya que entre 1852 y 1854 había sido segundo oficial del HMS Resolute en la escuadra que dirigía Sir Edward Belcher para buscar la expedición misteriosamente desaparecida de sir John Franklin siete años antes.

Esta vez estaba al mando de una flotilla formada por el HMS Alert y el HMS Discovery en lo que se conoce como Expedición Ártica Británica, que tenía como objetivo llegar al Polo Norte; no lo consiguió pero, a cambio, descubrió que no existía el hipotético mar abierto libre de hielos alrededor del Polo y que sus aguas estaban permanentemente cubiertas por la banquisa, aparte de otros hallazgos geográficos.

Nares tuvo que invernar en el Cabo Sheridan, a unos 10 kilómetros de la base actual, pero al año siguiente no le quedó más remedio que regresar, pues el frío y el escorbuto se cebaron con su tripulación. Eso sí, fue condecorado por la Royal Geographical Society y aún volvería a navegar con el HMS Alert en 1878 por el estrecho de Magallanes y Australia, antes de retirarse para terminar su carrera con el cargo de vicealmirante de la Royal Navy.


Fuentes

Encyclopedia of the Arctic (Mark Nuttall) / Ninety degrees North. The quest for the North Pole (Fergus Fleming) / Royal Canadian Air Force / Wikipedia.


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