En 1812, apenas veintinueve años después de que Reino Unido reconociera la independencia de EEUU por la Paz de Versalles, el nuevo país y su antigua metrópoli volvieron a chocar en una guerra que duraría tres años.

El conflicto supuso un verdadero problema para los británicos, que en esos momentos estaban en Europa en confrontación abierta con Napoleón. De hecho, fue ésta una de las razones principales del nuevo conflicto, debido a que la Royal Navy reclutaba forzosamente a los marinos norteamericanos y cuidaba de garantizar las restricciones al comercio con EEUU y Canadá.

Pero hubo un tercer factor: el apoyo de Londres -desde Canadá- a las tribus indias que se resistían a la expansión estadounidense y que llevó a un prestigioso jefe shawnee a firmar una alianza en ese sentido; se llamaba Tecumseh.

No se saben con exactitud ni su fecha ni su lugar de nacimiento, aunque se aventuran la primavera de 1768 y el estado de Ohio respectivamente. Su nombre significa algo así como «puma que salta por el cielo», porque la noche en que vino al mundo -o quizá alguna inmediatamente anterior- se había visto un cometa y este tipo de fenómenos se identificaban con ese animal.

Pero son realmente pocos e inciertos los datos sobre él, empezando por el hecho de que, al igual que pasó con Caballo Loco, no se conserva ningún retrato suyo, y siguiendo por la multitud de leyendas que surgieron al amparo de ese aura misteriosa: que si su madre fue una cautiva blanca, que si ella le educó en el cristianismo, que si llegó a ser francmasón…

Cuando nació Tecumseh, los shawnee ya habían regresado a Ohio tras un exilio en el sur, forzado por la temible Confederación Iroquesa durante la llamada Guerra de los Castores.

Luchar, no obstante, sería algo cotidiano en su vida, ya que su tribu tuvo que enfrentarse también a los blancos, primero franceses y después británicos; combatiendo contra éstos fallecería su padre en 1774 y, dado que su madre -la auténtica- era una creek que decidió regresar con lo suyos, el niño creció tutelado por su hermana mayor Tecumapese.

Tenskwatawa por George Catlin/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Tecumseh tenía once años cuando la victoria de los colonos de Virginia contra la resistencia que lideraba su fallecido progenitor forzó a la mayor parte de los shawneee a emigrar de nuevo, esta vez en dirección oeste, instalándose sucesivamente en zonas de lo que hoy son los estados de Indiana, Illinois y Missouri. Sólo un pequeño grupo, en el cual estaba incluido él, optó por quedarse y afrontar lo que viniera.

Y lo que se avecinaba no era nada prometedor, puesto que en 1775 empezaron los primeros movimientos independentistas coloniales y aunque aquella guerra en ciernes fuera entre blancos, parecía probable que les afectase de una u otra manera. Efectivamente, así fue y no para bien, ya que los poblados indios recibieron ataques de ambos bandos. Los shawnee tomaron partido por los británicos y, dada la evolución del conflicto, ello les obligó a emprender el exilio una vez más, siempre perseguidos por las milicias virginianas.

Para defenderse, los indios de Ohio e Illinois se unieron en la llamada Confederación de Wabash, que guerreó con los colonos incluso después de que éstos lograran la independencia: fue en la Guerra India del Noroeste, en la que Tecumseh participó ya como guerrero junto a su hermano, si bien nunca destacó especialmente en ninguna acción.

En la Batalla de los Árboles Caídos, que tuvo lugar el 20 de agosto de 1794, cerca de dos millares de indios fueron barridos por los mil hombres del general Anthony Wayne al abandonarles sus aliados británicos, teniendo que ceder la mayor parte de sus tierras.

Para entonces la vida de Tecumseh había dado un giro, ya que un día su hermano pequeño Lalawethika (El ruidoso), que era alcohólico, entró en un profundo trance durante el que, dijo después, había visitado al Señor de la Vida, quien le indicó que para restaurar el estado de felicidad que tenían los indios antes de la llegada de los blancos había que evitar el contacto con todo lo que ellos aportaban, desde las herramientas de hierro a la ropa, pasando por la bebida, etc.

La visión de Lalawethika incluía también la abolición de la brujería, la poligamia y la tortura, así como la necesidad de matar a todos los perros. El joven profeta pasó a ser rebautizado como Tenskwatawa (La puerta abierta) y, por si alguien no estaba convencido, su acertado vaticinio de un eclipse de sol en 1806 le otorgó el prestigio definitivo.

Tecumseh, al parecer un gran orador, pasó a ser la voz de Tenskwatawa alentando la formación de una gran alianza de todas las naciones indias para frenar la rapacidad de los blancos, debiendo compartir la tierra entre sí en vez de luchar por ella y no cederla salvo acuerdo común. En ese sentido, en 1810 formuló la que se considera primera mención al concepto indio de Madre Tierra al decir que «la Tierra es mi madre y quiero descansar en su regazo».

La muerte de Tecumseh/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Sin embargo, el mensaje no tuvo demasiado éxito y en 1809, por el Tratado de Fort Wayne, las tribus de Indiana cedieron cerca de doce mil kilómetros cuadrados a cambio de dinero para los jefes y licor para todos. Tecumseh se opuso públicamente y encabezó una partida de cuatrocientos guerreros armados, que se presentaron ante el gobernador exigiendo la marcha atrás; pero éste no quiso escucharles y la reunión estuvo a punto de degenerar en enfrentamiento, evitado por la mediación del jefe de los potawamatomi, que exhortó a los shawnee a irse asegurando que no le representaban.

La tensión no tardaría en eclosionar. Un cometa avistado meses después, llevó a Tecumseh a intensificar sus negociaciones con otras tribus para formar la ansiada unión, argumentando que era una señal. Únicamente le escuchó la facción más belicosa de los creek, por lo que profetizó el final para todos salvo que se unieran contra el enemigo común. El 7 de noviembre de 1811, mientras él estaba ausente en el sur, en esa especie de gira, las fuerzas del gobernador William Harrison y las de Tenskwatawa se enfrentaron en la batalla de Tippecanoe.

El número de bajas fue similar por ambas partes, pero el prestigio del visionario hermano se desmoronó porque había asegurado a los guerreros que no sólo saldrían victoriosos sino indemnes ante cualquier arma enemiga. Los shawnee tuvieron que refugiarse en Canadá, donde entablaron alianza con los británicos y además un nuevo fenómeno natural, un violento terremoto, volvió a servir de crisol para unir a los indios desanimados.

El estallido de la citada Guerra Anglo-Estadounidense de 1812 alineó a la gente de Tecumseh con los casacas rojas, que tuvieron que adoptar una estrategia fundamentalmente defensiva sin poder tomar la iniciativa hasta la derrota de Napoleón en 1814, cuando entraron en territorio vecino e incluso tomaron algunas ciudades; una de ellas fue Detroit y en esa acción la mitad del ejército británico estaba compuesto por los hombres de Tecumseh.

Sin embargo, Gran Bretaña fracasó en los diferentes intentos de invasión llevados a cabo en Nueva York, Baltimore y Nueva Orleans, y en la batalla del Río Támesis, cerca de Ontario, los maltrechos británicos optaron por retirarse dejando solos a los indios. Era el 5 de octubre de 1813 y Tecumseh perdió la vida combatiendo: tanto el coronel que le mató, Richard Johnson, como el general al mando, precisamente el exgobernador Harrison, enarbolaron ese hecho como principal reclamo político de sus candidaturas a la presidencia de EEUU.

Los restos mortales de Tecumseh acabaron en una fosa común, alimentando así todo tipo de leyendas.


Fuentes

Breve historia de los indios norteamericanos (Gregorio Doval Huecas) / Tecumseh. Vision Of Glory (Glenn Tucker) / The War of 1812. A Forgotten Conflict (Donald R Hickey) / Wikipedia


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