El curling es ese extraño deporte que los telespectadores conocimos con la llegada de los canales temáticos a la televisión.
Antes de que Teledeporte comenzara sus emisiones yo jamás había visto cosa igual, y la verdad es que aunque a algunos les pueda parecer un poco ridículo el curling tiene su punto de fascinación.
Se trata de un deporte de equipo donde los jugadores deslizan sobre el hielo unas enormes piedras de granito de unos 20 kilos, con el propósito de colocarlas lo más cerca posible del objetivo, marcado como una diana circular.
Una vez efectuado el lanzamiento los otros jugadores del equipo usan unos cepillos para modificar la superficie de hielo y conseguir así que la piedra avance más rápido o cambie de dirección. Por tanto se requiere una combinación de habilidad, precisión y estrategia de equipo. Si falla uno solo de los componentes falla todo el equipo.

Se cree que el curling se originó en Escocia durante la Baja Edad Media, aunque el primer testimonio material existente es una piedra fechada en 1511. En cualquier caso lo que nos interesa aquí no es el propio juego sino las piedras.
Porque todas las piedras de curling tienen unas características que las hacen muy especiales, empezando por su procedencia. Al menos desde mediados del siglo XIX y hasta la actualidad todas las piedras utilizadas en este deporte proceden únicamente de dos lugares en el mundo: uno es la cantera de Trefor en Gales. Y el otro es la isla de Ailsa Craig en Escocia.
Ailsa Craig es una pequeña isla de unas 99 hectáreas, situada entre Escocia e Irlanda, en el Fiordo de Clyde y a unos 16 kilómetros de la costa escocesa. Se formó como resultado de un cuello volcánico, esto es, una serie de bloques masivos de rocas ígneas que se solidificaron dentro de la chimenea del volcán. Al ser más resistentes a la erosión que el cono, una vez que éste desapareció quedaron a la vista como un molde invertido y de ahí la singular apariencia vertical de la isla, que alcanza los 338 metros sobre el mar.

De Ailsa Craig proceden más del 70 por ciento de todas las piedras de curling empleadas actualmente. La razón es que allí existen grandes cantidades de un tipo de granito con riebeckita pero sin cuarzo, cuya inusual composición cristalina y su estructura de grano fino altamente entrelazado hace que las piedras no se rompan al chocar unas con otras, algo que se produce muchas veces a lo largo del juego del curling. Por esa razón no se puede utilizar granito común para fabricarlas. De hecho este granito de la isla Ailsa Craig es tan resistente que muchas de las piedras que se utilizan hoy día fueron extraídas hace 40 o 50 años.
La isla produce dos tipos de granito, el Blue Hone y el Common Green. El primero es el de mayor calidad, ya que tiene un bajo nivel de absorción de agua y por tanto se erosiona menos cuando se congela. Ambos son explotados en exclusividad por la empresa Kays of Scotland desde 1851.
No obstante y dado que la isla es hoy día una reserva natural de aves, la extracción del granito está prohibida y solo se permite a la empresa realizar una gran extracción cada cierto tiempo. Las dos ultimas tuvieron lugar en 2002 y 2013, con un intervalo de 11 años. En 2013 se extrajeron unas 2.000 toneladas de granito, suficiente, según la empresa, para atender la demanda de piedras de curling por lo menos hasta 2020.

Ailsa Craig está deshabitada hoy en día, aunque existe un faro en su costa este que actualmente funciona de manera automatizada, así como las ruinas de una torre defensiva de 12 metros de altura levantada en el siglo XVI para proteger la costa escocesa de una posible invasión española.
Thomas Pennant, que visitó la isla en 1772, anotó que poseía dos capillas, una en la costa y otra en la cumbre, aunque ningún rastro de esta última ha podido ser hallado. Lo que si se encontraron fueron cuatro sarcófagos de piedra, que aparecieron durante las obras de construcción del faro, junto a otros dos más en una cueva cercana. Posiblemente pertenecieron a pescadores o contrabandistas que usaban la isla como refugio.
También son visibles todavía dos tramos de ferrocarril empleados para transportar el granito desde las canteras hasta la costa, construidos a principios del siglo XX.
Probablemente os estaréis preguntando, visto lo dificil que resulta conseguir granito en Ailsa Craig, cuanto cuesta una piedra de curling de allí. La respuesta es entre 3.500 y 10.500 euros, dependiendo de si es de granito Blue Hone o de Common Green, así como del acabado y otros detalles posteriores.
Fuentes
National Geographic / BBC / Kays of Scotland / Wikipedia
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