Como es sabido, los misiles actuales tuvieron como precursores a los proyectiles V-1 y V-2 desarrollados por la Luftwaffe (la fuerza aérea alemana) desde los años treinta, bajo el gobierno nazi, y puestos en servicio a partir de 1944.

La V-1 hizo su vuelo de prueba a finales de 1941 y se empleó en acción de guerra en junio de 1944 con Londres como objetivo, mientras que su sucesora, la V-2, fue lanzada sobre París tres meses después. Aparte del innovador concepto armamentístico, ambas tenían una cosa en común: fueron desarrolladas y fabricadas en un lugar llamado Peenemünde.

Es un municipio ubicado en la pequeña isla de Usedom, a su vez situada en la desembocadura del río Peene. Este curso fluvial discurre por el noroeste de Alemania, desde el lago Kummerow hasta entrar en Pomerania para desembocar en la laguna de Szczecin (también llamada del Oder), el estuario más grande del Mar Báltico con casi un millar de kilometros cuadrados.

Playa de Usedom/Foto: Zeppelubil-Th. Haft-Torgau en Wikimedia Commons

Usedom no es la única isla del lugar, pues hay otras dos (Wollin y Kaseburg), pero la que interesa en este artículo es Usedom, una lengua de tierra de 445 kilómetros cuadrados que separa la laguna del mar abierto.

Al igual que pasa con toda la laguna, Alemania y Polonia comparten hoy la propiedad de ese terreno insular donde habitan unas 77.000 personas y que, curiosamente, se ha convertido en un atractivo destino de vacaciones por ser el rincón germano con mayor número de horas de sol (1906 al año, de media) y por el conjunto de balnearios erigidos allí desde el siglo XIX precisamente debido esa razón.

Soldados alemanes trasladando una V-1/Foto: Bundesarchiv, Bild, en Wikimedia Commons

Sin embargo la otra cara de su fama está en ese capítulo de la historia que comentábamos al principio, como fábrica y base de los primeros cohetes balísticos.

Efectivamente, fue el sitio elegido para situar en 1937 el Centro de Investigación del Ejército, donde los físicos alemanes trabajaron durante décadas en esas armas.

La V-1, diseñada por Robert Lussar y Fritz Gosslau, tuvo poca eficacia porque sólo la cuarta parte de las unidades lanzadas alcanzaron su objetivo, bien por fallos propios, bien por las contramedidas defensivas que les opusieron: de las 30.000 fabricadas se llegaron a disparar un tercio, 10.000, de las que sólo 2.419 lograron impactar en suelo británico; eso sí, mataron a 6.184 personas e hirieron a 17.981.

Walter Dornberger y Werner von Braun tras entregarse a los aliados/Foto: dominio público en Wikimedia Commons

El relevo lo tomó la V-2, ya antecedente directa de los misiles modernos, de la que se lanzaron unos 3 millares de unidades contra París, Londres y Amberes produciendo 7.250 víctimas mortales, aunque su uso fue inútil porque la guerra ya estaba en su fase final.

La V-2 fue diseñada por Werner von Braun y su equipo, que en 1937 fue trasladado de su laboratorio de Kummersdorf (Brandeburgo), donde llevaban tres años trabajando, a Peenemünde, a las órdenes del general Walter Dornberger; a todos se les conoció como los peenemünders. En la isla se pusieron a su disposición unas instalaciones, estructuradas en nueve departamentos, que incluían servicios de diseño técnico, matemáticas, balística, un túnel de viento, varios laboratorios temáticos…

El peligro que supusieron para los aliados las V-2 por las dificultades de interceptación (eran demasiado rápidas para los aviones) les decidieron a intentar afrontar el problema en origen y, en marzo de 1945, 671 bombarderos de la US Air Force arrojaron 1.600 toneladas de bombas sobre Usedom, arrasando la isla y provocando unas 23.000 muertes entre la población.

Pero consiguieron su objetivo: las rampas de lanzamiento quedaron destruidas y todo el equipamiento técnico también. Ello obligó a la Luftwaffe a trasladar la producción a otro sitio: Nordhausen, una ciudad interior del estado de Turingia que, sin embargo, los aviones aliados machacaron también en abril.

Mapa de Usedom/Imagen: Alexrk2 en Wikimedia Commons

A principios del mes siguiente el Ejército Rojo tomó la isla (haría lo mismo con Nordhausen en julio), que acondicionó el puerto para establecer una base naval. En 1952 se la cedió a la República Democrática Alemana, ya que la isla había quedado en la parte Este del país, para que sirviera de estación de la Seepolizei (policía marítima), aunque en 1956 se acantonó allí la I Flota de la Volksmarine.

No obstante, algunas de las instalaciones nazis pervivieron maltrechas, como oscuros fantasmas del pasado; fueron los casos de la planta de gas, que se usaba para la producción de oxígeno líquido, y la central eléctrica, que hoy en día acoge la sede del THM (Historisch-Technisches Museum Peenemünde), un museo sobre la Segunda Guerra Mundial que abrió sus puertas en 1992 e incluye en su colección, como piezas más representativas, una V-1 y una V-2.


Fuentes

Historisch-Technisches Museum Peenemünde / The Rocket and the Reich: Peenemunde and the Coming of the Ballistic Missile Era (Michael J. Neufeld) / Building Hitler’s Missiles: Traces of History in Peenemünde (Volkhard Bode y Gerhard Kaiser) / Wikipedia


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