El levantamiento de las colonias inglesas en Norteamérica supuso un considerable problema económico en la metrópoli que llevó a un período de crisis.
Sobre todo cuando la guerra empezó a caer del lado de los insurrectos con la ayuda de otras potencias aliadas, caso de Francia y España. En ese sentido, si la economía británica sufrió por la desaparición del comercio atlántico, la sangría constante de tropas resultó no menos procupante y obligó al gobierno del rey Jorge III a tener que recurrir a ejércitos mercenarios.
Así fue cómo millares de soldados alemanes combatieron en tierra americana en defensa de una bandera ajena; los colonos los llamaban hessianos.
El término hessiano derivaba de Hesse-Kasel, un estado centroeuropeo independiente cuyo landgrave (una especie de príncipe soberano sometido sólo al titular del Sacro Imperio Romano Germánico), Federico II, tuvo la idea de alquilar tropas en mercenariado para financiar políticas de desarrollo y mecenazgo.
En realidad los hessianos llevaban participando en ese sentido en conflictos diversos desde principios de siglo, como en Italia o los Países Bajos españoles o Rusia, e Inglaterra ya había recurrido a ellos para sofocar la revuelta jacobita y luchar en la Guerra de Sucesión austríaca.
En suma, los hessianos se habían puesto al servicio británico en otras ocasiones a lo largo del siglo XVIII y lo seguirían haciendo después pero, al menos con ese nombre, su gran momento fue la Revolución Americana que había estallado en 1775 y que terminaría en 1783 con el nacimiento de un nuevo país.
Porque esa vez fueron nada menos que treinta mil hombres los que cruzaron el océano, lo que suponía la cuarta parte del total de tropas movilizadas por Gran Bretaña contra los rebeldes, dado que, aparte de Hesse (que aportó el cuarenta por ciento de los soldados, unos trece mil), hubo otros estados alemanes que también alquilaron efectivos, bien in situ, bien en las islas como retaguardia.
Estos peculiares aliados no se incorporaban individualmente a las filas de su majestad sino que lo hacían integrados en sus propias unidades, con sus armas, uniformes y banderas. Había fusileros, granaderos, cazadores, húsares e incluso artillería, equipados con mosquetes y fusiles büchse (que por su pequeño tamaño era idóneo para combatir en bosques).
Los regimientos iniciales sumaban más de medio millar de individuos cada uno, que luego, a medida que fueron aumentando las bajas, se redujeron a tres o cuatro centenares. Curiosamente el contrato firmado por Londres con el estado de Hesse, que ascendió a casi veintiún millones y medio de táleros (moneda de plata de cuyo nombre deriva el norteamericano dólar), incluía cláusulas de compensación por las pérdidas, fueran éstas causadas por el enemigo o por un posible naufragio durante el viaje.
No obstante, el alistamiento no resultó demasiado popular. Mucha gente fue reclutada a la fuerza o con engaños y los intentos de deserción se castigaban muy duramente, con apalemiento por parte de sus compañeros o incluso con pena de muerte.
Por eso, cuando caían prisioneros de los norteamericanos y éstos (una vez que vieron que no eran tan fieros como los pintaba la propaganda) les proponían la posibilidad de cambiar de bando uniéndose a ellos, solían aceptar, ya que además la oferta incluía lotes de tierra (veinte hectáreas) para establecerse en el nuevo país. Nada que ver con el trato despectivo que sus aliados británicos solían dispensarles por ser simples mercenarios.
Los hessianos lucharon en varias batallas, como las de Trenton (en la que el famoso cruce del río Delaware por George Washington les cogió por sorpresa, cayendo prisioneros la mayoría), Long Island, Brandywaine, Red Bank, Germantown, Monmouth, Fort Washington o Saratoga (en la que muchos que fueron capturados cambiaron de bando), entre otras.
Al acabar la guerra, cinco mil de ellos eligieron quedarse en Norteamérica, repartiéndose por Estados Unidos y Canadá e incrementando más sangre germana a la neonata nación.
Fuentes
The Hessians. Mercenaries from Hesse-Kassel in the American Revolution (Rodney Atwood) / The Hessians and the Other German Auxiliaries of Great Britain in the Revolutionary War (Edward J. Lowell) / The Hessians and the American Revolution (Daniel Grimes) / German Forces and the British Army: Interactions and Perceptions, 1742-1815 (Mark Wishon) / Wikipedia.
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