Su aspecto parece sacado de una película de ciencia-ficción, pero se trata de un invento del siglo XIX que, además, es sumamente simple.

La grabadora solar de Campbell-Stokes es un tipo de heliógrafo, un dispositivo que mide la cantidad de horas de sol diarias así como su intensidad, del mismo modo que un barómetro mide la presión o un termómetro la temperatura.

Fue inventado en 1853 por John Francis Campbell, un escritor cuyo trabajo se centraba principalmente en el folklore celta británico y que, por alguna razón que desconocemos, decidió crear un aparato meteorológico (en realidad parece que en aquel momento formaba parte de una comisión política relacionada con el tema, pero no hemos podido encontrar nada al respecto).

El dispositivo original de Campbell / Foto Science Museum London en Flickr
El dispositivo original de Campbell / Foto Science Museum London en Flickr

Para ello armó una esfera de cristal hueca de unos 10 centímetros de diámetro sobre una caja de madera de modo que, orientada correctamente, los rayos solares iban quemando la madera situada en el extremo opuesto. Con el movimiento de la Tierra a lo largo del día iba quedando impresa una delgada línea de quemaduras. En los momentos en que el sol estaba cubierto por nubes, evidentemente, no había quemaduras, lo que permitía finalmente hacerse una idea del total de horas de radiación solar, así como calcular su intensidad, dependiendo de la intensidad de las quemaduras.

En 1879 el físico George Gabriel Strokes realizó diversas modificaciones, que dieron lugar al dispositivo utilizado actualmente: introdujo las tarjetas de cartón divididas en tramos de 30 minutos mediante una escala de marcas, que se podían cambiar fácilmente todos los días, lo que permitía llevar un registro documental, y sustityó la caja de madera por un armazón de metal, lo que permitía mantener la esfera rígida.

Desde entonces el dispositivo apenas ha sido modificado y lleva utilizándose en muchas partes del mundo desde hace más de cien años, lo cual supone una enorme y fiable fuente de datos históricos sobre la radiación solar impresa en tarjetas, que ya están siendo estudiadas y usadas por los científicos.

Heliógrafo Campbell-Stokes en Argelia / foto Laurent KB en Flickr

Como sólo puede registrar 12 horas, en los Polos donde hay 24 horas seguidas de luz solar se utilizan dos esferas al mismo tiempo, una orientada hacia el norte y otra hacia el sur. Las tarjetas se colocan en diferentes posiciones dentro del armazón del dispositivo, dependiendo de la época del año y del ángulo de los rayos solares. Hay una posición para el verano, otra para el invierno y una tercera para la primavera y el otoño.

La gran ventaja del invento de Campbell reside en su simplicidad y en que funciona en cualquier parte del mundo sin necesidad de hacer prácticamente ninguna modificación, además de su bajo coste, entre 500 y 2.000 dólares.

Por el contrario las desventajas son la posibilidad de que las tarjetas de cartón se rompan con la lluvia, y la incorrección de los datos registrados en épocas de fuertes heladas.

Tarjeta de verano / foto Dominio Público en Wikimedia Commons

A pesar de todo y con la aparición de los modernos sensores electrónicos, el heliógrafo de Campbell-Stokes sigue utilizándose hoy en día en muchas estaciones meteorológicas y en observatorios de todo el mundo, desde la Antártida a las regiones polares canadienses, pasando por Australia y Europa.


Fuentes

Pierce College Weather Station / Wikipedia / National Library of Scotland / Kuriositas


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